2009/03/02

La crisis amplía divergencias entre los miembros de la UE

Por Charles Forelle

BRUSELAS—Los líderes de la Unión Europea dejaron al desnudo sus dificultades para coordinar una respuesta unificada a la crisis financiera. Mientras la canciller alemana Angela Merkel rechazó los llamados para lanzar un rescate de los países de Europa del Este, Hungría propuso asistencia directa y un ingreso expedito a la zona euro.

Las tensiones que salieron a flote en la cumbre del domingo dejan de manifiesto la dificultad de forjar una estrategia coherente para combatir una recesión que ha golpeado a los 27 miembros del bloque con fuerza desigual. Incluso los líderes de Europa Central y del Este, la zona más afectada por la crisis, han mostrado divergencias acerca de la conveniencia de los planes de rescate.

Durante la cumbre, que fue convocada por el primer ministro checo, Mirek Topolanek, quien ocupa la presidencia rotativa de la Unión Europea, los líderes europeos reiteraron su compromiso de no caer en medidas proteccionistas, pero abandonaron Bruselas con pocas decisiones concretas y ningún indicio de que habrá un plan paneuropeo.

Hungría, Bulgaria, Rumania y otros países de Europa Central y del Este hacen frente a una aguda contracción a medida que el auge de la producción industrial se revierte. En los países bálticos, Letonia, que financió su expansión con deuda externa, se está quedando sin fondos.

La situación se ha visto exacerbada en Hungría y otros países al margen de la zona euro, donde los residentes financiaron auges de la construcción endeudándose con préstamos en la moneda común europea. El colapso de las divisas locales está encareciendo esos préstamos. La UE, asimismo, tiene que tomar en cuenta la situación de los países que integran la zona euro, en especial Irlanda, que hacen frente a un complicado panorama fiscal.

Ningún miembro de la zona euro se ve al borde del colapso económico, pero Portugal, Irlanda y Grecia parecen más vulnerables a interrumpir el pago de su deuda. La crisis económica global empieza a ejercer presión sobre los presupuestos de algunos gobiernos a medida que aumentan sus gastos para estimular su economía en medio de una caída de la recaudación tributaria. En muchos países, el rescate de la banca y los paquetes de estímulo fiscal impulsarán de manera significativa el nivel de endeudamiento.

Salvavidas listo

Algunas de las economías más fuertes del bloque han indicado que, en caso de que un país quede al borde de una cesación de pagos, es probable que dejen sin efecto las normas que prohíben el rescate de los países miembros y lancen paquetes de ayuda.

Cualquier respuesta dependerá probablemente de los bolsillos de Alemania. Y cualquier paquete de rescate respaldado por Alemania contendrá quizá estrictas condiciones que obliguen a los países receptores de la ayuda a poner en orden sus cuentas fiscales, aunque el ajuste de cinturón agrave la recesión. Las reglas de la UE estipulan que los países miembros necesitan tener un déficit fiscal inferior al 3% del Producto Interno Bruto. Siete miembros de la zona euro sobrepasarían ese límite este año.

La zona euro enfrenta su peor crisis económica en décadas. Según informes divulgados el viernes, la tasa de desempleo subió a 8,2% en diciembre y la inflación cayó a 1,1% en diciembre mientras las empresas redujeron gastos en forma generalizada.

El costo de comprar un seguro sobre la deuda soberana de Grecia, Irlanda y España bordeó niveles récord el viernes. El aumento de los niveles de endeudamiento llevó a la calificadora de crédito Standard & Poor's a rebajar en enero la calificación de Portugal, Grecia y España. Los analistas creen que Irlanda podría perder su calificación AAA este año. Austria también se ve en apuros. El costo del seguro contra una posible cesación de pagos por parte del país casi se duplicó en las últimas tres semanas y ahora es el segundo más alto del bloque, detrás de Irlanda, de acuerdo con la firma de información de crédito Markit Group.

En la cumbre de Bruselas, en tanto, Hungría propuso un plan de asistencia de hasta 190.000 millones de euros (US$241.200 millones) para Europa Central y del Este que incluiría fondos para apuntalar los bancos de la región y la liquidez de los bancos centrales. La idea tuvo una buena acogida en Austria, cuyos bancos están muy expuestos a la región, pero la reacción fue menos calurosa en otros países. Los líderes de Polonia y Eslovaquia, que no quieren quedar en el mismo grupo con países más débiles como Hungría, se opusieron a la iniciativa, al igual que muchos de los países occidentales más grandes.

El rechazo más importante fue el de Alemania, que como la mayor economía de Europa tendría que liderar cualquier paquete de ayuda. Angela Merker señaló que no veía la justificación de medidas especiales para Europa del Este.

"La situación es muy diferente" en las economías de la región, señaló. "No podemos comparar a Eslovaquia ni a Eslovenia con Hungría". Merkel dijo que es partidaria de otorgar asistencia a ciertos países, pero agregó que la mejor forma de hacerlo era a través de organismos multilaterales como el Fondo Monetario Internacional.

La semana pasada, el Banco Mundial, el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo y el Banco Europeo de Inversión informaron que proveerían 24.500 millones de euros en financiación para los bancos de Europa del Este.

Joellen Perry y Marcus Walker contrubuyeron a este artículo

Fuente: WSJ