2010/02/05

El sospechoso de moda tiene tres letras: CDS

Por Gregory Zuckerman

Muchos países han tenido que lidiar con problemas de deuda, pero los actuales temores sobre la deuda fiscal que golpean a algunos mercados europeos son alimentados por una herramienta de corretaje relativamente nueva que permite a los inversionistas apostar en contra de los bonos soberanos.

Los seguros contra la cesación de pagos (CDS, por sus siglas en inglés) permiten que los inversionistas se protejan de la moratoria de deuda de una serie de países o apuesten a la probabilidad de tal situación.

En las últimas semanas, los precios de los contratos de CDS se han disparado debido a los temores de los inversionistas sobre la creciente deuda de países como España, Portugal, Grecia y Letonia. Las alzas de los CDS, muy visibles y observadas por muchos, han multiplicado la angustia de los inversionistas en acciones y bonos, lo que intensifica la presión sobre los mercados globales.

El jueves, el costo de los contratos de CDS que aseguran la deuda de varios miembros de la zona euro con grandes déficits fiscales volvió a subir. El costo anual de asegurar US$10 millones de deuda soberana de Grecia contra la cesación de pagos durante cinco años ascendió a US$429.000.

[CDS]

Los CDS son contratos que sirven como seguro contra todo tipo de deuda. En el caso de la deuda soberana, si un país entra en cesación de pagos, el vendedor del CDS le paga al comprador del seguro. Aunque los impagos de países son poco comunes, el valor de los contratos de CDS fluctúa al reflejar las perspectivas de los inversionistas sobre los bonos que están respaldando.

El mercado de CDS ha tenido un auge en los últimos años. Siete años atrás, había menos de US$3 billones (millones de millones) en contratos de CDS en circulación; en la actualidad hay más de US$25 billones de estos contratos, según la Asociación Internacional de Canjes y Derivados.

Cuando los precios de CDS para la deuda de empresas como American International Group Inc. (AIG) y Lehman Brothers Holdings Inc. se dispararon en 2008, los inversionistas interpretaron las alzas como señales de inminentes problemas.

Ahora, ocurre lo mismo con los precios de los CDS para varios países, lo que representa una de las primeras potenciales crisis de deuda soberana en la que los contratos de CDS contribuyen a intensificar los temores. Esto crea otra medición de tiempo real de las inquietudes de los inversionistas, un barómetro que por sí mismo puede generar más ansiedad.

"Es más fácil comprar protección y negociar una posición al descubierto, esa es la mitad de la razón por la que los CDS fueron creados, para que la gente pueda cubrir riesgo", dice Tim Backshall, estratega jefe en Credit Derivatives Research, una firma de investigación independiente de Nueva York. "Uno puede mover [otros mercados] con esas transacciones".

Siempre ha sido posible vender al descubierto, o apostar contra, bonos soberanos de forma directa. Los inversionistas, no obstante, afirman que comprar CDS puede ser una manera más sencilla de hacer una apuesta rápidamente.

Por un lado, los CDS pueden ser comprados por inversionistas que no poseen la deuda subyacente, pero desean apostar a que se debilitará. Esto significa que pueden ser adquiridos no sólo por personas que buscan proteger otras posiciones, sino también por inversionistas que hacen apuestas directas. Además, un comprador de CDS normalmente no necesita presentar tanto colateral para realizar una operación a la baja como cuando hace una apuesta similar en el mercado de los bonos soberanos.

Algunos analistas sostienen que los CDS no deberían ser vistos como los culpables de las turbulencias en los mercados. En el caso de algunos países como Grecia, los precios de los bonos soberanos de hecho fluctuaron más que los de los CDS en los últimos meses, lo que sugiere que estas operaciones generaron confianza en el mercado, en vez de temor. En los últimos días, sin embargo, la tendencia se ha revertido.

Fuente: WSJ

2010/02/04

La economía francesa

por Lex column

Francia se está acostumbrando a una vida tranquila. La crisis allí fue relativamente moderada, y los problemas de las finanzas públicas del sur de Europa está distrayendo la atención de la segunda mayor economía de la eurozona. Apenas hubo comentarios esta semana cuando París presentó a Bruselas su propio plan de reducción del déficit.

Sin embargo, Francia tiene algunos aspectos en común con sus vecinos del sur. También está perdiendo competitividad: el coste laboral por trabajador no ha sufrido variaciones en Alemania durante la última década, pero en Francia ha subido un 17%, y en el caso de España un 27%. Los datos del paro no son tan malos como los del sur europeo, pero alcanzan los dos dígitos.

Entretanto, el deficit estructural y los costes de la lucha contra la crisis han contribuido a acumular una alta deuda, próxima al 85% del producto interior bruto (PIB) –similar a la de Portugal y mayor que la española–. Fitch calcula que Francia tendrá que obtener fondos por valor de 450.000 millones de euros este año, más que ningún otro gobierno en términos absolutos.

Existen también importantes diferencias. Francia comenzó a crecer de nuevo el año pasado, y las previsiones para el PIB en 2010 se han duplicado. A los inversores no parece preocuparles su deuda –los márgenes de los bonos franceses sobre los bonos alemanes son una cuarta parte que en el caso de los portugueses, en torno a 25 puntos básicos–.

El primer ministro, François Fillon, prometió esta semana reducir el déficit antes de 2013 del 8,2% del PIB al límite del 3% impuesto por el Tratado de Maastritch, siempre y cuando el PIB siga creciendo a un buen ritmo. Para ello, habrá que limitar el aumento del gasto público al 1% anual, aunque no se han explicado los detalles.

El mundo debería empezar a prestar atención: aparte de las implicaciones para Francia, el éxito o fracaso en la consecución de sus promesas fiscales será una lección beneficiosa para el sur europeo. Es posible que Francia haya capeado bien la crisis, pero lo que le aguarda ahora será de todo menos tranquilo.

The Financial Times Limited 2010. All Rights Reserved.

El BCE y el Banco de Inglaterra

por Lex Column

El exceso de crédito acabó conduciéndonos a todos a este desastre. Durante una época, la situación pareció mejorar, pero ahora la liquidez comienza a evaporarse. El Banco de Inglaterra ha detenido su programa de relajación cuantitativa. En cuanto al Banco Central Europeo, fue el año pasado cuando emprendió por primera vez una salida de la “relajación crediticia”.

En realidad, eso es todo lo que los inversores necesitan saber. El año pasado, el aumento de liquidez sirvió para mejorar la situación de los mercados. Este año, la marea baja los está devolviendo a la orilla. En Reino Unido, fue el propio banco central el que compró bonos gubernamentales, casi 200.000 millones de libras en total (228.800 millones de euros).

En la eurozona, han sido los bancos comerciales los que han aplicado la relajación cuantitativa. En el primer semestre de 2009, sus compras de deuda sirvieron para financiar los déficit financieros de la región, incluidos los de España y Grecia. Limitar la liquidez del BCE al 1% y conceder préstamos a los gobiernos a, pongamos, el 4% resultaba rentable, como queda demostrado en los resultados publicados el jueves por Deutsche Bank. No obstante, la deuda incobrable comienza a aumentar: el jueves Santander aumentó las provisiones de deuda incobrable en 2.600 millones de euros. Por otra parte, el riesgo soberano aumenta, a medida que se detiene el flujo de liquidez en los mercados de bonos.

Los bancos europeos se enfrentan, por tanto, a dos riesgos. No es de extrañar la venta de sus acciones durante esta semana. Mientras, los planes de los bancos centrales son cada vez más tradicionales. Primero está el aumento de la inflación, no sólo de las esculturas de Giacometti sino de los precios al consumo. Segundo, sobre todo en Europa, existe la necesidad de imponer la responsabilidad fiscal a los gobiernos – o, a través de una retirada de liquidez, serían los mercados de bonos los que harían el trabajo. En Europa, esto ha provocado una tragedia griega y, de seguir por este camino, es probable que la tragedia se extienda a España.

En Reino Unido, hasta ahora se puede hablar de una comedia costumbrista. Mientras los políticos británicos, tanto del gobierno como de la oposición, incumplen promesas de recortar el gasto, el Banco de Inglaterra se mueve en la dirección opuesta. Aun así, el mensaje del banco sobre la economía fue pesimista. La relajación cuantitativa todavía no ha llegado a su última etapa.

Fuente: FT

2010/02/03

Funcionario de la Fed advierte sobre la intervención pública en la banca

Por Luca Di Leo

WASHINGTON (Dow Jones)--Un alto funcionario de la Reserva Federal señaló el miércoles que la excesiva intervención de Washington en el sector financiero podría afectar la economía estadounidense y defendió el papel que los grandes bancos privados desempeñan en una economía global.

En un discurso preparado para ser presentado en la New York Association for Business Economics, el gobernador de la Fed Kevin Warsh hizo una advertencia en contra de intentar "microadministrar" los bancos. "La economía estadounidense corre serios riesgos si nos resignamos a un modelo de servicio cuasi-público".

Los comentarios de Warsh surgen en momentos en que el Gobierno del presidente Barack Obama está presionando para establecer un impuesto de US$90.000 millones a los grandes bancos con el fin de compensar el dinero de los contribuyentes destinado al rescate del sector financiero, así como también por normas más estrictas que apuntan a limitar el comportamiento riesgoso de entidades crediticias para evitar una nueva crisis financiera.

"En una economía global con mercados financieros integrados, lo grande no es malo", sostuvo Warsh, para luego añadir que fomentar la competencia entre los bancos de manera que los pequeños puedan captar participación de mercado es mejor que amedrentar a los grandes bancos.

El Congreso de Estados Unidos está proponiendo legislación que modifica drásticamente la regulación del sector financiero, incluyendo medidas para asumir el control de grandes bancos en problemas que podrían representar una amenaza para toda la economía en caso de quebrar.

"No deberíamos querer clientes del Estado en el centro de nuestro sistema financiero. No queremos una nueva especie de contrato social entre el Gobierno y los grandes bancos", dijo el funcionario de la Fed.

Warsh indicó que las iniciativas para reformar la regulación en Washington eran "una tarea completamente meritoria", pero instó a que se dé un mayor enfoque al sistema de financiamiento hipotecario e indicó que a las entidades auspiciadas por el Gobierno Fannie Mae y Freddie Mac se les dio licencia para asumir riesgos excesivos.

El funcionario del banco central señaló que la principal meta de política debería ser encontrar formas para que los grandes bancos quiebren sin amenazar a toda la economía, aunque indicó que esta no es una tarea sencilla.

Si ello no se logra, la segunda mejor opción debería ser regular lo que los bancos pueden hacer, aunque emitió una advertencia en contra de tratar de controlar la forma en que lo hacen.

En virtud de un plan del Gobierno de Obama, el Gobierno invertiría US$30.000 millones del Programa de Alivio de Activos en Problemas, o TARP, en bancos comunitarios para alentarlos a entregar créditos a pequeñas empresas.

"Normas claras, más enfocadas en el "qué" que en el "cómo", podrían liberar a las firmas de los corredores de Washington de manera que puedan regresar a los negocios", sostuvo Warsh.

Presidenta argentina nombra a Mercedes Marcó del Pont como presidenta del banco central

Por Matthew Cowley
Dow Jones Newswires

BUENOS AIRES (Dow Jones)—La presidenta argentina, Cristina Fernández, nombró el miércoles a Mercedes Marcó del Pont como presidenta del banco central en reemplazo del depuesto Martín Redrado.

Marcó del Pont es la titular del estatal Banco de la Nación y será reemplazada en el cargo por Juan Carlos Fábrega, dijo Fernández.

El Senado debe aprobar el nombramiento de Marcó del Pont, una economista de 50 años con una maestría en Yale.

Como legisladora de la Cámara baja presentó un proyecto de ley que habría modificado los estatutos del banco central, el cual fue criticado en ese momento porque habría reducido la independencia de la institución.

Fernández señaló el miércoles que el proyecto buscaba mejorar la autonomía del banco central, al agregar un enfoque en la estabilidad laboral y el crecimiento económico al actual mandato del banco central de preservar el valor de la moneda.

Fernández dijo creer que la autoridad monetaria debe estar unida estrechamente a la economía nacional. La presidenta señaló que ni siquiera la Reserva Federal de Estados Unidos ni ningún banco central puede disociarse de lo que ocurre en el país.

La mandataria dijo que, por razones similares, creó un Consejo Económico que coordinará la política entre el Ministerio de Economía y el banco central, el cual, señaló, sería similar a los consejos de Chile, Brasil y otros países.

La presidenta dijo que la disputa sobre el uso de las reservas del banco central para pagar deuda y por la cual el gobierno se enfrentó con Redrado fue un estrés que pudo haberse evitado.

Fernández se vio forzada a recurrir al Congreso para obtener una opinión no vinculante sobre el desempeño de Redrado. La presidenta dijo que el resultado fue el mismo —la remoción de Redrado— y que el sistema político argentino tiene un exceso de rituales.

La presidenta acusó a los legisladores de oposición de recurrir a los tribunales cuando sufren un traspié en el Congreso.

Fernández también se vio obligada a recurrir al Congreso para obtener la autorización para transferir las reservas del banco central. Se espera que el Congreso debata el tema después del fin de su receso de verano en marzo.

Fernández reconoció que el Congreso debería debatir la creación del fondo para el pago de deuda.

2010/02/02

Los banqueros intentan combatir los controles

por Patrick Jenkins y Gillian Tett

Durante el fin de semana, los manifestantes se dedicaron a repartir folletos por las calles de Davos, pero su indignación en esta ocasión no se centraba en la pobreza, en la energía nuclear o en la guerra. En este caso, exigían un aumento de la transparencia del sistema financiero.

La noticia pone de manifiesto el protagonismo que ha cobrado la estabilidad financiera en la agenda del Foro Económico Mundial (WEF, en sus siglas en inglés). Durante gran parte de la pasada década, los bancos consideraban que este foro representaba una oportunidad para entretener a sus clientes. No obstante, la semana pasada, intentaron eludir aspectos tan polémicos como los bonus, el comercio con capital propio o los derivados.

Los supervisores internacionales, encabezados por el Comité de Estabilidad Financiera y el Comité de Basilea sobre Supervisión Bancaria, estudian ahora cómo y cuándo cambiar los niveles de capital y liquidez que los bancos tendrán que mantener en el futuro. Además, en las últimas semanas, políticos como el presidente de EEUU, Barack Obama, el ministro de Finanzas británico, Alistair Darling, y el presidente francés Nicolas Sarkozy, han presentado un plan de medidas, evitando la respuesta reguladora, más inquisitiva. No se sabe si los bancos pueden considerar la labor de presión que han ejercido como una victoria, en parte porque el sector financiero tiene varios frentes abiertos.

Uno de los aspectos que dominaron los debates del WEF fue el comercio con capital propio y la propuesta de la administración Obama de levantar un muro de contención entre los depósitos asegurados y las carteras de las que echan mano los bancos en sus operaciones de alto riesgo. La mayor parte de los banqueros mostraron su indignación ante la propuesta. Frédéric Oudéa, presidente y consejero delegado de Société Générale, aseguró que “ya hay un proceso que se ha puesto en práctica en Basilea. Necesitamos que éste siga un rumbo ordenado en el que los reguladores tomen la iniciativa y organicen el diálogo con el sector bancario.

De lo contrario, se creará confusión, incertidumbre y una mayor presión en el sistema financiero”. La propuesta de Obama ha generado una sensación de confusión generalizada. En declaraciones a Financial Times, Barney Frank, presidente del Comité de Servicios Financieros de la Cámara de Representantes de Washington, afirmó la semana pasada que la prohibición de comercio con capital propio podría incluirse en un proyecto de ley que su comité había redactado, lo que permitiría el férreo control de un regulador sistémico. Algunos reguladores occidentales creen que se deberían imponer restricciones a las iniciativas que el Comité de Estabilidad Financiero está analizando para limitar la forma que tienen los bancos de gestionar sus operaciones.

No obstante, los políticos reunidos en Davos advirtieron de que los bancos serían demasiado ingenuos si piensan que ellos “les sacarán de apuros”. “Hay presiones políticas para que se tomen acciones. Los bancos tienen que ser conscientes de esto”, recordaba además un regulador.

Declaraciones como éstas se tradujeron en un pequeño, aunque significativo, cambio de actitud de los banqueros la semana pasada. Hasta hace poco, la mayoría confiaba en poder aprovechar los encuentros de Davos para intercambiar impresiones sobre los defectos de las propuestas del comité de Basilea, presentadas por un equipo de burócratas financieros el año pasado. Bob Diamond, de Barclays Capital, llegó a calificar de “muy negativo” el impacto que tendrían las medidas en EEUU. Josef Ackermann, de Deutsche Bank, habló de discordancia de costes asociados a las propuestas, por su falta de coordinación. En opinión de Sadeq Sayeed, consejero delegado de Nomura en Europa, Oriente Medio y África, “muchas de las políticas y propuestas fiscales que se están presentando están sin perfilar”.

Mientras los burócratas internacionales eran partidarios de distanciarse de los banqueros, insistieron en que las reformas tendrían que ser coordinadas, en lugar de depender de la política de cada país. “No podemos reformar el sistema en función de las necesidades de los distintos gobiernos”, aseguró el sábado Dominique Strauss-Kahn, director del Fondo Monetario Internacional. “Necesitamos coordinación; no podemos aportar distintas soluciones para distintas partes del mundo”, concluyó.

The Financial Times Limited 2010. All Rights Reserved.

Joseph Stiglitz critica el plan de reducción de déficit de Grecia

Por Sebastián Moffett

ATENAS— El plan de Grecia para recortar su déficit presupuestal en medio de la creciente presión de sus vecinos europeos podría frenar el crecimiento del país, advirtió el economista Joseph Stiglitz.

El gobierno griego ha esbozado recortes de gastos y medidas para incrementar los ingresos por impuestos, en un esfuerzo por frenar el déficit presupuestal a 3% de producto interno bruto para 2012 frente a 13% del PIN en 2009. El primer ministro George Papandreou anunció el martes un congelamiento para todos los salarios de los empleados públicos y dijo que se movería para elevar los impuestos a la gasolina.

Pero sin medidas para estimular la economía, tales como fondos de desarrollo y otros medios para incrementar la liquidez, la reducción del déficit podría desacelerar el crecimiento, dijo Stiglitz, profesor de la Universidad de Columbia y ganador del Premio Nobel de economía en 2001.

Un crecimiento más lento a su vez podría generar menos ingresos impositivos y terminaría incrementando el déficit.

"Yo advertiría seriamente en contra del fetichismo del déficit", dijo Stiglitz en una conferencia de prensa en Atenas. "Si usted tiene menos éxito [estimulando la economía a través de otros medios], entonces me comenzaría a preocupar".

La Comisión Europea planea publicar el miércoles un informe que ofrece su apoyo a las medidas de austeridad griegas, que se ajustan a los procedimientos establecidos en el tratado que gobierna a la UE.

Cuando un país del bloque rompe el techo de déficit presupuestal de 3% del PIB, la comisión y los ministros de finanzas de la UE establecen un cronograma para regresar a esa meta.

El presidente de la Comisión Europea José Manuel Barroso, dijo el martes que la comisión apoyaría el plan presupuestal del país, indicando que aún quedaban riesgos para la economía griega.

Los mercados financieros, siguiendo el ejemplo de la rebaja de calificaciones por parte de las firmas calificadoras, han vendido deuda del gobierno griego. Grecia ahora tiene que pagar más para tomar prestado dinero que otras economías de la euro zona. El diferencial entre el rendimiento del bono a 10 años del gobierno y su equivalente alemán alcanzó más de cuatro puntos porcentuales la semana pasada.

Los efectos en la economía griega de estas medidas podrían ser devastadores. Recortar el déficit del sector público a la mitad impulsaría la tasa de desempleo del 9,3% actual a 16%, según predijo el martes la firma de investigación financiera estadounidense High Frequency Economics.

Stiglitz dijo que las medidas anteriores de austeridad no funcionaron como se anticipaba, como por ejemplo sucedió en Asia occidental hace una década. Él aseguró que Irlanda, la cual recortó los salarios de los empleados públicos para tratar de arreglar su déficit, vivía una experiencia similar en estos momentos.

"El tipo de política que Irlanda usó no tuvo los efectos" anticipados por la gente que los recomendó, dijo. "Hay cierta gente en la Unión Europea que creen en el fetichismo del déficit y obtienen un cierto confort al hablar con dureza".

Fuente: WSJ

2010/02/01

¿Es la deuda de una empresa más segura que la del país?

Por Gregory Zuckerman

Los inversionistas han estado deshaciéndose de la deuda de países en problemas en todo el mundo, pero su confianza en muchas empresas de esos países ha ido en aumento.

El inusual resultado es que ahora es más caro comprar protección para la deuda de varios países que comprar protección similar para algunas compañías de esos países. Es como si los inversionistas estuvieran apostando a que el gobierno de España, por ejemplo, tiene más probabilidades de entrar en cesación de pagos que algunos bancos españoles.

La anomalía refleja el creciente nerviosismo sobre la deuda acumulada por varios países y un relativo optimismo sobre la salud de algunas grandes compañías con finanzas saludables.

Evidentemente, algunos inversionistas han comprado seguros contra cesaciones de pagos, conocidos como credit default swaps o CDS, no porque anticipen que un país dejará de pagar su deuda, sino porque apuestan a un alza en los precios de estos instrumentos.

Asimismo, el mercado de CDS no siempre tiene un gran volumen de transacciones y eso puede crear ciertas distorsiones, según algunos analistas.

Los inusuales precios están atrayendo a fondos de cobertura y otros negociadores que apuestan a que esta situación no será sostenible a largo plazo. Estos inversionistas compran una protección relativamente barata para la deuda de una variedad de compañías al tiempo que venden seguros más caros para los países en los que estas compañías tienen su sede.

La presunción detrás de esta operación es que los países constituyen un menor riesgo que las empresas, aunque sólo sea porque pueden aumentar los impuestos. Y si un país tiene problemas para pagar su deuda, las empresas de esos países probablemente también tengan problemas. "Las compañías de un país no pueden tener mejor crédito que el propio país porque éste tiene la facultad de subir los impuestos. Y lo puede usar para impedir una cesación de pagos", dice James Bianco, que dirige Bianco Research en Chicago. "Se trata de un mercado con precios irracionales", observa.

Los que se concentran en este tipo de negociación a menudo son firmas de corretaje más pequeñas, como Xaraf Management LLC, que administra unos US$300 millones. Pero algunos fondos de mayor envergadura están haciendo versiones de este tipo de negociación a través de índices que transan de manera activa, según corredores.

Apuestan a la caída de índices que siguen el desempeño de los bonos corporativos, por ejemplo, y al alza de los índices que siguen la deuda soberana.

Un lugar en el que se están fijando es España. Los contratos CDS a cinco años para proteger US$1 millón de deuda en bancos españoles, como el Banco Santander SA y la Caja de Ahorros y Pensiones de Barcelona, costaban unos de US$10.500 al año al final de la semana pasada; pero protegerse contra igual monto de la deuda soberana española costaba cerca de US$12.000.

Entretanto, un seguro contra la deuda del gobierno italiano costaba unos US$11.000, pero una protección similar para algunas compañías italianas, como la eléctrica Enel SpA y el banco Intesa Sanpaolo SpA., entre US$8.300 y US$9.500.

México cerró 2009 con un déficit fiscal de 2,3% del PIB

Por Anthony Harrup

CIUDAD DE MÉXICO (Dow Jones)--México concluyó el año pasado con un déficit fiscal equivalente al 2,3% del producto interno bruto luego que el Gobierno aumentara el gasto para aminorar el efecto de una recesión que redujo los ingresos tributarios y petroleros.

En un comunicado publicado tarde el viernes, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público indicó que el gasto total en 2009 fue levemente inferior a 3,1 billones de pesos (US$237.000 millones), un aumento del 2,2% respecto de 2008. Los ingresos se contrajeron en un 6,5% frente a 2008 con una caída de los ingresos petroleros de un 21% y una contracción de la recaudación tributaria del 12%.

El Gobierno empleó dinero de los fondos de estabilización del petróleo y de coberturas sobre el precio del petróleo para compensar los menores ingresos petroleros y los menores ingresos tributarios producto de la recesión.

El déficit del año pasado fue de 274.500 millones de pesos, la mayor parte del cual correspondió a inversión financiada en la estatal Petróleos Mexicanos, o Pemex. Si se excluye Pemex, el déficit fue de 23.400 millones de pesos, o un 0,2% del PIB.

La inversión en Pemex fue 23.600 millones de pesos superior a la proyectada producto de la debilidad del peso frente al dólar.

La Secretaría de Hacienda reiteró su estimación de que el PIB creció un 1,2% en el cuarto trimestre respecto del tercer trimestre, con lo que la contracción económica para todo 2009 se sitúa en un 6,8%.

La cifra oficial del PIB del Instituto Nacional de Estadística y Geografía se publicará el 22 de febrero.

La secretaría además mantuvo su estimación de crecimiento del 3% para 2010.

El requerimiento de préstamos por parte del sector público, una medición más amplia de la deuda pública, fue equivalente el año pasado al 3,2% del PIB.

La deuda neta nacional del Gobierno federal a fines del año pasado se situó apenas por debajo de 2,5 billones de pesos, mientras que la deuda externa neta fue de US$46.200 millones.

La deuda del sector público -incluida la de Pemex, otras empresas estatales y bancos de fomento- equivalió al 23,3% del PIB.