2009/01/09

Afectado por EE.UU., México no crecería este año

Por David Luhnow
Ciudad de México

Arrastrada por la recesión estadounidense, la economía de México no crecería en absoluto este año, afirmó el jueves el secretario de Hacienda, Agustín Carstens. Así, disminuyó de forma dramática el pronóstico del gobierno sobre el crecimiento económico que antes estimaba en 1,8%.

La noticia llega un día después de que el gobierno anunciara un nuevo paquete de estímulo dirigido a evitar que la economía caiga de lleno en una recesión. Este plan incluye una congelación o rebaja en algunos precios del sector público, como la gasolina y la electricidad para las empresas, la expansión de los beneficios de desempleo y la destinación de US$150 millones a industrias golpeadas por el congelamiento del crédito para evitar despidos.

México se ve afectado por la recesión de Estados Unidos de forma más directa que cualquier otro país, ya que más del 80% de sus exportaciones se destina al mercado estadounidense. Las pérdidas en el mercado laboral ya están comenzando a sentirse en el país, donde más de 250.000 trabajadores fueron despedidos de empresas de manufactura en los últimos meses de 2008. Varios economistas anticipan que la economía de México se contraiga el año próximo.

El gobierno espera que la congelación de precios ayude a controlar los precios en alza lo suficiente como para permitirle al banco central recortar tasas de interés con más rapidez para amortizar el golpe. Hasta ahora, el banco central ha sido cauteloso a la hora de recortar las tasas demasiado rápido. De hecho, el jueves el banco afirmó que los precios al consumidor subieron 6,53% el año pasado, su ritmo más rápido desde 2001.

A pesar de sus lazos cercanos con la economía de EE.UU., el gobierno de México tiene hoy más herramientas a su disposición para afrontar una recesión que las que tuvo en su historia reciente. En el pasado, los gobiernos mexicanos estaban demasiado endeudados como para expandir el gasto público en tiempos de crisis, y habitualmente tenían que recurrir a un ajuste de cinturones, lo que empeoraba el problema. Esta vez, el gobierno está en una posición lo suficientemente sólida como para impulsar el gasto en áreas como la infraestructura.

En momentos en que los derivados han causado severas pérdidas para muchos en el sector privado, el gobierno de México tuvo la suerte de comprar opciones el año pasado que fijaron el precio de sus exportaciones de crudo para este año en US$70 por barril, muy por encima del precio de mercado actual. Eso le permitirá al gobierno sacar adelante su presupuesto planeado a pesar de que los precios del petróleo hayan bajado.

El Banco de Inglaterra reduce su tasa a 1.5%

Por Joellen Perry y Alistair MacDonald

En medio de señales de una profundización de la recesión a lo largo de Europa, el Banco de Inglaterra redujo su tasa de referencia el jueves en medio punto porcentual, a 1,5%, su nivel más bajo en 315 años de historia.

En el Reino Unido, el intenso debate ahora se concentra en cómo se manejará la política monetaria ahora que las tasas de interés se acercan a cero. La Reserva Federal estadounidense, que enfrenta el prospecto de una recesión profunda y prolongada, ha reducido su tasa de interés de 5,25% a casi cero en poco más de un año. Los funcionarios estadounidenses también han lanzado una decena de nuevos programas de préstamo y compra de activos diseñados para apoyar a los mercados financieros.

Las débiles cifras económicas europeas publicadas el jueves, entre las que se encuentran un aumento del desempleo, una caída en la confianza de los consumidores y negocios y una pronunciada caída en las exportaciones alemanas, pone ahora más presión sobre el Banco Central Europeo. La pregunta que ronda ahora es por qué el ECB, que se reunirá la próxima semana, se ha movido tan cautelosamente para reducir su tasa de referencia. ElBCE, redujo su tasa de 4,25% a 2,5% en octubre, pero sus miembros se han mostrado reacios ha hacer recortes agresivos.

Luego de haber tenido un desempeño mejor que el de sus pares por casi una década, se espera que la economía británica sea una de las mayores víctimas de la crisis crediticia. El producto interno bruto británico se contrajo en 0,6% en el tercer trimestre de 2008 y datos económicos recientes sugieren que las condiciones se han deteriorado dramáticamente desde entonces. Los precios de las viviendas cayeron en cerca de 16% el año pasado, el desempleo está en su punto más alto en cerca de una década y la actividad manufacturera se contrajo por octavo mes consecutivo en diciembre.

Los recortes de tasas del banco de Inglaterra no han tenido mucho efecto hasta el momento. El banco central ha reducido su tasa desde 5% desde octubre pasado, pero cifras del propio banco publicadas la semana pasada mostraron que los préstamos cayeron radicalmente en los últimos meses de 2008, intensificando las preocupaciones de que el rescate del gobierno de US$725.000 millones no haya logrado que el dinero circule.

Sin embargo, hay señales de que esta tendencia puede estar cambiando. Lloyds TSB Group PLC, uno de los bancos británicos que recibió dinero del gobierno, dijo en un comunicado que pasará el recorte de 0,5 puntos porcentuales a muchos de sus clientes, incluyendo pequeños negocios, un sector que se ha quejado de la falta de crédito.

El gobierno británico también considera una serie de opciones para darle un impulso a la actividad de préstamos, incluyendo el extender la garantía del gobierno sobre los préstamos a los negocios y garantizar los bonos respaldados por activos como préstamos para vehículos e hipotecas, dijeron fuentes al tanto.

2009/01/08

La Fed proyecta un panorama más sombrío para la economía de EE.UU.

Por Jon Hilsenrath y Kelly Evans

La Reserva Federal de Estados Unidos prevé un panorama económico para 2009 mucho más negro que hace unos meses. Algunos están preocupados de que la inflación caiga por debajo de lo que consideran prudente.

Las minutas de la histórica reunión de la Fed celebrada en diciembre, cuando rebajó la tasa de interés de referencia a casi cero, muestran que las autoridades del banco central redujeron drásticamente sus proyecciones para el año que acaba de comenzar. Ahora esperan una profunda contracción en el primer semestre y un lento crecimiento en la segunda mitad del año que no compensará esa caída.

Algunos economistas de la entidad temen que la combinación de las fisuras en los mercados, las cuantiosas pérdidas bursátiles e inmobiliarias y la naturaleza global del bajón económico desemboquen inevitablemente en una desaceleración aún más prolongada.

"En medio de un panorama más débil para la actividad económica del próximo año, la tasa de desempleo da muestras de aumentar significativamente hasta 2010", concluyeron las autoridades.

Las noticias más recientes justifican estos temores.

La productora estadounidense de aluminio Alcoa Inc. anunció ayer que recortará su producción y eliminará unos 15.000 empleos, un 14,5% de su fuerza laboral, para ahorrar efectivo y reducir costos. Un indicador de las ventas futuras de viviendas se hundió en noviembre, reportó la Asociación de Agentes Inmobiliarios, mientras que nuevos informes muestran severos declives en la producción manufacturera.

Las ventas pendientes de bienes raíces, casas y departamentos donde ya se han firmado los contratos y cuya venta se cierra en uno o dos meses, también cayeron en noviembre tras mantenerse estables a lo largo de 2008. El grupo de agentes inmobiliarios señaló que el incremento en el desempleo y la pérdida de confianza de los consumidores desalentaron a los potenciales compradores. El índice perdió 4%.

A su vez, los nuevos pedidos para bienes manufacturados, un signo clave de la salud de la industria y la economía de EE.UU. en general, se precipitaron 4,6% en noviembre respecto a octubre, a US$385.000 millones, reportó el Departamento de Comercio, después de una caída de 6% en octubre frente al mes anterior.

Muchos indicadores financieros, sin embargo, han mostrado señales de mejoría, probablemente como reacción a la negociación de un enorme paquete de estímulo fiscal y medidas de rescate de la Fed. Algunos de los mercados más castigados a fines del año pasado, como los de bonos chatarra, acciones, tasas hipotecarias y materias primas, han repuntado en las últimas semanas,

El martes, el Promedio Industrial Dow Jones subió 0,69% y el S&P 500 0,78%. Ambos índices han crecido 20% desde sus mínimos de noviembre.

Algunos indicadores económicos mostraron un asomo de resistencia, aunque no lo suficiente para iluminar el panorama. La actividad del sector servicios se contrajo en diciembre, informó el martes el Instituto de Gestión de Suministros (ISM), aunque a un ritmo menor que el mes anterior. El índice de actividad no manufacturera del ISM subió a 40,6, de 37,3 en noviembre, pero todavía se encuentra por debajo de 50, el nivel que indica una economía en contracción.

"Todavía no espero crecimiento en este sector durante el primer semestre del año", recalcó Anthony Nieves, ejecutivo de la cadena hotelera Hilton Hotels Corp., quien estuvo a cargo del sondeo.

La Fed ha actuado enérgicamente para combatir la recesión, recortando la tasa de fondos federales de 5,25% a casi cero en un poco más de un año y lanzando una decena de nuevos programas de crédito y compra de activos con el fin de apuntalar los mercados financieros.

Las minutas de su reunión de diciembre ofrecen indicios sobre lo que podría venir. El banco central debatió en su reunión de diciembre sobre si debe fijar metas explícitas de cuánto dinero inyectar en el sistema financiero para aliviar la crisis económica. También contemplaron la posibilidad de adoptar una meta inflacionaria.

A fin de cuentas, decidieron no tomar ninguna de las dos medidas. No obstante, las conversaciones durante dos días de intensos debates fueron significativas y sirven como una hoja de ruta y como una señal de las posibles diferencias que empiezan a surgir al interior de la Fed.

Habitualmente, la Fed interviene en la economía aumentando o reduciendo las tasas de interés de corto plazo. Ahora, sin embargo, su principal tasa de referencia está casi en cero por lo que el banco central debe buscar un nuevo manual.

En lugar de concentrarse en las tasas de interés, la Fed ha creado nuevas líneas de crédito y comprado activos como valores respaldados por hipotecas para ayudar a los mercados más afectados por la crisis. Sus pasivos, no obstante, se han disparado de menos de US$900.000 millones a más de US$2 billones (millones de millones) en los últimos meses.

2009/01/07

La 'paradoja del ahorro', o cómo las familias de EE.UU. agravan la crisis al gastar menos

Por Kelly Evans
Boise, Idaho

Rick y Noreen Capp recientemente redujeron su deuda de tarjeta de crédito, abrieron una cuenta de ahorros y dejaron de llevar a sus dos hijos a restaurantes.

Mientras los despidos y los cierres de tiendas azotan a esta ciudad, esta familia espera que su recién descubierta frugalidad les sirva para superar la crisis económica. Pero este mismo ahorro, adoptado por familias en todo Estados Unidos, es también uno de los motivos principales por los que la crisis podría prolongarse. Tras una maratón de compras que duró décadas, los estadounidenses finalmente están ahorrando más y gastando menos, justo cuando la economía necesita sus dólares con más urgencia.

Normalmente, la frugalidad es buena tanto para la gente como para la economía. Los ahorros actúan como una reserva de capital que se puede usar para financiar la inversión, lo cual ayuda a mejorar la calidad de vida de un país. Pero en una recesión, un mayor ahorro (o la otra cara de la moneda: el menor consumo) puede exacerbar los problemas económicos. Es lo que los economistas llaman "la paradoja del ahorro".

La deuda de las familias estadounidenses, que ha crecido de forma constante desde que la Reserva Federal empezara a monitorearla en 1952, bajó por primera vez en el tercer trimestre de 2008. En el mismo período, el consumo cayó por primera vez en 17 años.

Eso se ha traducido en un aumento del índice de ahorro personal, que el gobierno calcula como la diferencia entre los ingresos y los gastos. Ahora varios economistas pronostican que este índice, que cayó por debajo de cero en los últimos años, suba a entre 3% y 5% en 2009. La semana pasada, un informe de Goldman Sachs predijo que el índice de ahorros personales de 2009 podría alcanzar entre 6% y 10%.

Los economistas creen que el gasto se contraerá más, produciendo un declive del Producto Interno Bruto para el cuarto trimestre de al menos 5%.

En Boise, familias como los Capp ilustran la paradoja. Esta área metropolitana junto a las Montañas Rocosas de medio millón de habitantes es la sede de fabricantes de electrónicos como Micron Technology Inc., que produce chips para computadoras.

El área sobrevivió a los declives económicos de principios de los 90 y de 2001, con un desempleo por debajo del promedio nacional. Pero ahora la gente está ahorrando el dinero que en otro momento habría gastado, contribuyendo así en parte al cierre de establecimientos y a la pérdida de más empleos.

En 2003, Rick y Noreen Capp se trasladaron de Pensilvania a Boise, después de que Rick recibiera una oferta para trabajar como ingeniero en Electroglas Inc., una compañía que fabrica equipos para producir semiconductores. El sueldo inicial era de US$65.000 y el costo de la vida en Boise era más bajo. Sus dos hijos (Noah, de 13 años y Ellen, de 16) estaban entusiasmados ante la idea de poder esquiar en las Rocosas.

Los Capps vendieron su casa en Pensilvania por US$164.000 y compraron una más grande en un suburbio de Boise por US$175.000. Financiaron su nuevo hogar con una hipoteca a 30 años, con una tasa fija de 5,8%. Los niños se adaptaron bien a su nueva vida. Ellen forma parte del coro de su escuela y Noah se apuntó al club de ajedrez. En 2006, Noreen, de 45 años, acabó su licenciatura en psicología en la Universidad estatal de Boise y empezó a trabajar a tiempo parcial en una clínica de salud mental, ganando unos US$10.000 al año.

Hace cuatro años, los Capp solicitaron una línea de crédito de US$25.000 contra el valor de su casa y la usaron para comprar un gran sofá y un Toyota 4-Runner usado. Con los años, también acumularon una deuda de US$11.000 en tarjetas de crédito y US$40.000 en préstamos estudiantiles. Pero debido al incremento en el valor de su casa y las opciones de acciones de Rick, su deuda no les parecía alarmantemente alta.

Todo eso cambió rápidamente. El mercado de la vivienda en Boise empezó a hundirse a fines de 2006, seguido del mercado accionario y la economía. A fines de 2007, el empleador de Capp empezó a despedir a parte de su plantilla, a medida que los clientes retrasaban el mantenimiento de sus equipos.

Así que los Capp empezaron a eliminar gastos. A mediados del año pasado, pagaron la mitad de su deuda de US$11.000 en tarjetas de crédito. Luego, usaron US$1.000 de su cheque de estímulo fiscal del gobierno para abrir una cuenta de ahorros con un atractivo interés del 5%. "Estamos tratando de gastar menos gas, menos electricidad, menos comida", dice Rick, que en octubre perdió su empleo.

El impacto de decisiones como esta es visible en todo Boise. En el Home Federal Bancorp, con US$725 millones en activos, los depósitos han aumentado en los últimos meses, según el director de banca comercial, Steve Eyre. Las nuevas cuentas de ahorros aumentaron 26% en diciembre frente al mes anterior, dijo.

2009/01/06

El impopular economista que predijo la crisis (y al que nadie le creyó)

Por Justin Lahart

Raghuram Rajan escogió a la audiencia más difícil para presentar sus temores sobre la economía estadounidense.

Transcurría agosto de 2005 y en Jackson Hole, Wyoming, se llevaba a cabo la reunión anual de los más poderosos economistas. En esta ocasión se homenajeaba a Alan Greenspan. Greenspan, un gigante de la política económica del siglo XX estaba a punto de abandonar la presidencia de la Reserva Federal después de presidirla durante un período histórico de crecimiento.

Rajan, un profesor de la Escuela de Negocios Booth de la Universidad de Chicago, escogió ese momento para presentar un estudio llamado "¿El desarrollo financiero ha hecho que el mundo sea más riesgoso?"

Su respuesta era sí.

Rajan fue rápidamente atacado y llamado un ludita antimercado, que ansiaba el regreso de los viejos tiempos de la regulación. Hoy, sin embargo, pocos descartan sus ideas. La crisis financiera ha destrozado la reputación de Greenspan y otros quienes ahora son vistos como los que ignoraron la excesiva toma de riesgos.

Rajan dice que planeaba escribir sobre cómo los acontecimientos financieros durante los 18 años de Greenspan al frente de la Fed habían hecho al mundo un lugar más seguro. Pero mientras más se sumergía en el tema, menos creía en la premisa. Finalmente, con Greenspan en la audiencia, argumentó que el desastre podía estar a la vuelta de la esquina.

Los incentivos estaban horriblemente torcidos en el sector financiero. Los trabajadores obtenían grandes recompensas por ganar dinero, pero apenas eran penalizados por las pérdidas, sostuvo Rajan. Eso alentaba a las firmas financieras a invertir en productos complejos con el potencial de generar grandes ganancias, que ocasionalmente podrían fallar en forma catastrófica.

El economista mencionó los seguros contra cesaciones de pagos. Señaló que los aseguradores y otros proveedores estaban obteniendo grandes retornos al vender estos contratos con la apariencia de tener poco riesgo, pese a que los problemas serían monumentales si las cesaciones ocurrían.

Rajan también argumentó que debido a que los bancos mantenían en sus libros una porción de los valores de crédito que creaban, el sistema bancario estaría en riesgo si esos valores tenían problemas. Los bancos perderían la confianza entre si, dijo: "el mercado interbancario podría congelarse y podríamos tener una crisis financiera de grandes proporciones". Dos años después, eso fue esencialmente lo que sucedió.

Muchos de los renombrados economistas que asistieron a la conferencia de Jackson Hole no estaban listos para escuchar esta advertencia. El ex secretario del Tesoro Lawrence Summers, famoso entre los economistas por sus cáusticos ataques, le dijo a la audiencia que le parecía que la "básica y ligeramente ciega premisa del estudio [de Rajan] estaba equivocada".

Rajan, de 45 años, no es un típico disidente. Nació en Bhopal, India. En la escuela se encontró con la obra del economista británico John Maynard Keynes, quien se convirtió en su héroe intelectual.

Se unió a la escuela de negocios de la Universidad de Chicago en 1991 y rápidamente fue visto como una estrella en ascenso. Ganó el primer premio Fischer Black en 2003 para la persona de menos de 40 años que más haya contribuido a la teoría y práctica de las finanzas. Ese mismo año se convirtió en economista jefe del Fondo Monetario Internacional, el más joven de la historia, y el primer no occidental en ocupar esa posición.

Los ataques en Jackson Hole fueron seguidos por otros unos meses después a raíz de un estudio que coescribió en el FMI, el cual concluía que la ayuda externa no ayudaba al crecimiento de los países en desarrollo. Rajan dice que las dos controversias no lo desanimaron. En el FMI, impulsó al departamento de investigación a enfocarse en los problemas del sector financiero y continuó sonando la alarma sobre los riesgos del mercado financiero.

Para mediados de 2007, cuando la crisis comenzó a hacerse evidente, los presidentes de bancos de la Fed Janet Yellen y Gary Stern estaban citando las críticas de Rajan en sus discursos.

Con la economía estadounidense en camino de la recesión más profunda desde la Segunda Guerra Mundial, según Rajan, el gobierno necesita ser más enérgico en sus esfuerzos por enderezar al tambaleante sector bancario, decidiendo caso por caso qué bancos necesitan inyecciones de capital y cuales deben desaparecer. De otra forma, los problemas bancarios se profundizarán, como sucedió en Japón en los años 90 y retrasarán la recuperación económica, dice.

Rajan ahora está concentrado en encontrar formas de evitar una ola regulatoria similar a lo que sucedió durante la Gran Depresión, cuando los gobiernos de todo el mundo erigieron barreras proteccionistas y ahogaron a los mercados financieros.

En vez de un exceso de regulación, señala, Wall Street necesita cambiar sus incentivos para que los castigos por perder dinero sean iguales a las recompensas por ganarlo.

A principios de 2008, sugirió que los bonos que los empleados financieros obtienen durante las épocas de bonanza se mantengan en cuentas diferidas por un cierto tiempo. Si la firma experimenta grandes pérdidas después, esas cuentas serían usadas.

El banco suizo UBS y la firma de Wall Street Morgan Stanley recientemente anunciaron que están adoptando políticas similares a lo que Rajan propuso.

Rajan también está pidiendo otras medidas. Junto a sus colegas de Chicago Anil Kashyap y el economista de Harvard Jeremy Stein, ha creado un plan para crear una forma de seguro contra catástrofes financieras que las firmas comprarían.

Cuando presentó la idea en la conferencia de Jackson Hole el año pasado, la reacción fue muy diferente a la de 2005. El presidente del banco central de Finlandia Erkki Liikanen, recordando las debilidades que Rajan había notado en el sistema en aquel entonces, dijo: "No me atrevo a criticarlo. Eso es todo".

WSJ/

Las protecciones por quiebra se dispararon 62% en 2008

Por Rachel Feintzeig

NUEVA YORK (Dow Jones)--La ola de bancarrotas en diciembre catapultó el total de solicitudes de protección bajo el Capítulo 11 a más de 10.000 en el 2008, un aumento cercano al 62% respecto de 2007.

El mes pasado, 1.139 individuos y negocios buscaron la protección del Capítulo 11, el mayor número en hacerlo en tres años, según cifra de AACER, una firma privada que realiza un seguimiento de las solicitudes de quiebra.

El empuje final hizo que el 2008 cerrara con 10.084 solicitudes de quiebra bajo el Capítulo 11, un aumento del 61,6% frente al 2007 y del 101,3% respecto del 2006. Las víctimas de los limitados mercados de crédito y la caída en los gastos del consumidor abarcaron un variedad de sectores, desde las aerolíneas a compañías automotrices pasando por las minoristas y de bienes raíces.

Las semanas finales del 2008 fueron testigos de solicitudes de bancarrota por parte de compañías de medios, de energía y minoristas que no pudieron capear el temporal de la crisis económica.

"Hemos observado cosas en diciembre que no hemos visto antes", afirmó Mark S. Indelicato, abogado con Hahn & Hessen LLP y miembro de la Turnaround Management Association.

Las solicitudes para acogerse al Capítulo 11 típicamente se equilibran o incluso descienden durante el último mes del año, a medida que los minoristas en particular tratan de reabastecer sus fondos y mantenerse con vida al menos hasta el nuevo año según Jack Williams, exporto del Instituto de Bancarrota de Estados Unidos.

"El cuarto trimestre es típicamente el trimestre de apuéstarlo todo", afirma Williams. "Usualmente, si duras hasta el cuarto trimestre, tus prestamistas y acreedores de negociaciones van a estar trabajando contigo, esperando que puedas montarte en la ola financiare y al menos pagar una parte sustancial de la deuda que debes".

2009/01/05

Tres inversionistas que predijeron la crisis vuelven a sonar la alarma

Por Jeff D. Opdyke

Durante años fueron los aguafiestas: los inversionistas que en medio de los boyantes precios bursátiles e inmobiliarios que caracterizaron la primera parte del siglo, advirtieron que algo andaba mal. El tiempo les dio la razón, al menos parcialmente.

A menudo fueron objeto de burlas por predicciones que a todas luces parecían extravagantes —la quiebra de grandes bancos y del gigante hipotecario Fannie Mae—, pero estos inversionistas, además de los gestores de fondos Jeremy Grantham y Bob Rodríguez, y Peter Schiff, dueño de una corredora de bolsa, fueron los primeros en describir partes importantes del colapso financiero que se avecinaba.

Ahora dicen que lo peor puede estar por venir, aunque no siempre dan en el clavo. La tesis de Schiff de que el dólar se hundiría no se ha cumplido.

Sus puntos de vista contrastan con las expectativas de la mayoría de los economistas, muchos de los cuales anticipan una recuperación a finales de este año, un fortalecimiento del dólar y, en el fondo, que EE.UU. ayude a levantar la economía mundial.

A Grantham, Rodríguez y Schiff, sin embargo, les inquieta que el gasto público en planes de rescate y estímulo preserve modelos de negocios inviables que aumenten la probabilidad de una nueva catástrofe. Prevén una larga temporada en la que los consumidores estadounidenses reducirán sus gastos y aumentarán su ahorro. También anticipan alzas en los impuestos y una caída de hasta 30% en el índice Standard & Poor's 500 desde sus niveles actuales.

Aunque reconocen que la palabra de moda en Estados Unidos en este momento es "deflación", varios expertos creen que en el largo plazo hay que preocuparse por la inflación e incluso la hiperinflación, en momentos en que la Reserva Federal aumenta la oferta monetaria y depende de medidas no comprobadas, como la compra de créditos hipotecarios y otros activos, para reactivar la economía.

"En este momento se trata de un gran experimento", afirma Rodríguez, presidente ejecutivo de First Pacific Advisors. No hay que perder de vista, sin embargo, que han sido pesimistas durante varios años.

Jeremy Grantham

Ya para el año 2000, Grantham, cofundador de la firma de gestión de activos GMO LLC, les advertía a sus clientes que "un gran estallido" estaba por ocurrir. Se adelantó en más de cinco años, pero explica que la expiación se postergó debido a que la Reserva Federal recortó las tasas de interés después de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001. Esto provocó "la mayor burbuja especulativa de la historia", lo que, según él, terminaría irremediablemente con el colapso del sistema financiero.

En julio de 2007, predijo que el estallido podría tener lugar en octubre de 2008. "Por lo menos uno de los grandes bancos caerá en bancarrota", escribió. Hoy, al mirar los escombros, dice que la respuesta gubernamental a la crisis es "imponderable. No hay un manual de procedimiento".

A Grantham le preocupa que se produzca una ola de "devaluaciones competitivas", donde cada país trate de incentivar su economía devaluando su moneda. Una divisa débil puede impulsar las exportaciones, pero también aumentar la inflación. Los bonos del Tesoro, asegura, están sobrevalorados.

A los precios actuales, el bono de 30 años proyecta una inflación anual de poco más del 1% en las próximas tres décadas. "Ni en sueños", insiste.

Su empresa ha vuelto a invertir en mercados emergentes, como Turquía, Corea del Sur y Tailandia debido al abaratamiento de sus valuaciones. Grantham cree que el dólar se debilitará y la inversión en mercados emergentes es una forma de aprovechar el fortalecimiento de las monedas locales.

Bob Rodríguez

Rodríguez dirige el fondo FPA New Income, que subió 4% en 2008 gracias a los cambios estratégicos de los años previos. Rodríguez divisó los nubarrones en 2005, cuando las supuestamente muy bien calificadas hipotecas "Alt-A" comenzaron a comportarse extrañamente: los atrasos en los pagos y los embargos judiciales se estaban disparando en hipotecas otorgadas hace apenas nueve meses. "Nunca habíamos visto eso".

Rápidamente se deshizo de estas inversiones, dejó de comprar deuda de los gigantes hipotecarios Fannie Mae y Freddie Mac y dejó de invertir en deuda de corto plazo de la aseguradora American International Group. Se negó a invertir en empresas de servicios financieros por lo que catalogó como un "colapso de proporciones pandémicas" en los criterios para aprobar créditos hipotecarios.

Ahora, Rodríguez cree que se ha formado "una enorme burbuja con los papeles del Tesoro. Francamente no confiamos en el gobierno", que aumenta su deuda para financiar medidas de reactivación, señala. No están comprando papeles del Tesoro porque "no le vamos a prestar dinero a un deudor que caprichosamente erosiona sus estados financieros".

Su mayor preocupación, les dijo recientemente a sus accionistas, no son los próximos dos años, sino "el período de tres a diez" que estaría marcado por la inflación y un crecimiento del PIB que no superará el 2% anual.

Rodríguez espera que, para el trimestre que termina en marzo, la tasa de ahorro se acerque al 4%, y que en el mismo período de 2010 esté entre el 7% y el 10%. En los últimos años, esa tasa ha rondado el 1% o menos. En otras palabras, Rodríguez no cree que los consumidores sacarán a EE.UU. de la recesión.

No obstante, por primera vez en más de un año, compró acciones, principalmente del sector energético. La razón: los precios de los activos reales, como un barril de petróleo, tienden a apreciarse cuando sube la inflación.

Peter Schiff

Desde al menos 2004, como presidente y estratega global en jefe de la firma de valores EuroPacific Capital, Schiff había estado advirtiendo que el mercado de la vivienda era un castillo de naipes y que los precios de las acciones estaban siendo inflados artificialmente por las políticas de la Reserva Federal y la Casa Blanca que, en su opinión, "iban en contra de las fuerzas del mercado".

En un discurso en 2006 ante un grupo de ejecutivos de firmas hipotecarias, dijo que pronto podrían quedarse sin empleo a causa del colapso del sector inmobiliario y que la recesión podría empezar en diciembre de 2007, una predicción acertada. En su libro Crash Proof, publicado en 2007, pronosticó la desaparición de Fannie Mae y Freddie Mac.

De todos modos, sus detractores dicen que dos de sus principales predicciones, un desplome del dólar y que las bolsas internacionales tendrían un mejor desempeño que las estadounidenses, no se han materializado. Schiff reconoce que no esperaba eso, pero insiste en que sus temores siguen siendo válidos.

El inversionista también prevé una "enorme inflación" y un alza significativa de las tasas de interés puesto que EE.UU. tendrá que atraer a inversionistas extranjeros para que compren los billones de dólares (millones de millones) en bonos que tiene que emitir para financiar los planes de estímulo y los paquetes de rescate.

El dilema, sin embargo, es que en algún momento los inversionistas extranjeros dejarán de comprar deuda estadounidense. "Dejarán de comprar nuestros bonos, nuestra moneda y el valor del dólar caerá en picada", pronostica Schiff.

Los impuestos también tendrán que aumentar, indica, porque una economía basada más en el consumo que en la producción tiene pocas formas de generar el dinero necesario para pagar su deuda cuando ese consumo está menguando.

Por eso, considera que es hora de que el gobierno limite el daño que está causando. "Si no son cuidadosos", observa, "sus decisiones destruirán el valor de los ahorros en este país".

WSJ/

Los economistas presentan sus planes para salir de la crisis

Por Justin Lahart

Nada ordena los pensamientos como una crisis y la crisis financiara global y la recesión que produjo han enfocado las mentes de los economistas como ningún otro evento en sus carreras.

En la reunión de la Asociación Económica de Estados Unidos en San Francisco llevada a cabo durante el fin de semana, una reunión anual que atrae a economistas de todo el mundo, hubo decenas de foros dedicados a examinar los diferentes aspectos del declive global, sin mencionar los cientos de conversaciones informales que se presentaron en los corredores de los hoteles o al calor de cócteles o café.

La pregunta general fue: ¿Cómo vamos a salir de este desastre? A continuación algunas ideas:

Barry Eichengreen, Universidad de California, Berkeley: Tiene que existir una estrategia en dos etapas. Primero, otros US$300.000 millones para los bancos y un mecanismo para retirar los activos tóxicos de sus balances. Segundo, un mínimo absoluto de US$800.000 millones en estímulos fiscales. "Me gustaría ver principalmente recortes a los impuestos a las nóminas y bloquear las concesiones de dinero para los estados", dice. "Infraestructura significa puentes a ninguna parte". (En referencia a un famoso puente construido en Alaska que conecta al continente con una isla prácticamente deshabitada).

Kenneth Rogoff, Universidad de Harvard: En momentos en que mucha gente hace analogías a la Gran Depresión, un poco de inflación sería algo bueno, induciendo a que la gente gaste, haciendo que sea más sencillo pagar deudas, y lo más importante, frenando los temores de una deflación. Los bancos centrales deberían dejar en claro que creen en esto y que controlan la emisión de dinero. "Preocuparse por un par de años de inflación elevada es como preocuparse del sarampión cuando está a punto de que le de la plaga", dice.

Robert Hall, Universidad de Stanford y Susan Woodward, Sand Hill Econometrics: El equipo de esposos argumenta que el gasto en infraestructura puede causar congestiones, por ejemplo si sólo hay un número limitado de gente que pueda instalar conexiones de banda ancha, o si una buena parte del paquete de banda ancha vaya a pagar demasiado a los instaladores. Mientras tanto, medidas como las devoluciones de impuestos tan sólo incrementan el ahorro. Por lo tanto, prefieren una suspensión temporal del impuesto a las ventas, que induciría a los consumidores a gastar más, poniendo al estímulo justo donde se le necesita.

Robert Shiller, Universidad de Yale: El consenso sobre cómo arreglar la economía parece ser primero implementar políticas a corto plazo para poner a andar las cosas y luego implementar las medidas a largo plazo. Sin embargo, esa podría ser una mala idea. "Queremos hacer los cambios que sean a largo plazo en vez de estos arreglos, la gente lo percibe como arreglos", dice. Algo que le gustaría ver son subsidios para la asesoría financiera, para que la gente no cometa errores al ir a una hipotecaria para saber cuanto pueden pagar por una casa.

Alan Blinder, Universidad de Princeton: El declive aún es muy joven, va a durar mucho tiempo más y será muy profundo. "Necesitamos cápsulas de acción retardada", dice, que ayuden a impulsar a la economía de aquí a un año. El gasto en infraestructura, al que algunos economistas se oponen debido a que toma tiempo para implementarse hace exactamente eso.

Anil Kashyap, Escuela de Negocios Booth de la Universidad de Chicago: Aquellos encargados de trazar las políticas deben estar concentrados en recapitalizar el sistema bancario. Los US$350.000 millones del programa TARP no han sido suficientes para reparar los balances de las instituciones financieras que cuentan con cientos de millones, sino billones, en pérdidas. Las firmas financieras no volverán a prestar hasta que sus balances estén en mejor condición. Sin embargo, los bancos ineficientes deben ser cerrados o nacionalizados más agresivamente. "Rescatar a alguien que es insolvente es un desperdicio de dinero de los contribuyentes", dice.

Jeremy Stein, Harvard: El gobierno necesita auditar agresivamente a los bancos, separando a los solventes de los insolventes. El problema subyacente son los rescates ad hoc que se han llevado a cabo hasta el momento. Eso deja a los participantes del mercado sin certeza sobre cuál es la estrategia del gobierno "y por lo tanto paraliza a los potenciales inversionistas del sector privado", dice.

Jose Scheinkman, Princeton: Después de determinar qué bancos son insolventes, el siguiente paso es decidir qué hacer con ellos. "tenemos tres opciones", dice. "puede fusionarlos con los bancos buenos, invitar a bancos extranjeros con poca actividad en EE.UU. a que asuman el control o hacer que el gobierno los nacionalice y los limpie. Sospecho que necesitaremos de estas tres alternativas.

Douglas Diamond, Chicago Booth: Se necesita una mejor forma de resolver los problemas en los holdings bancarios que amenazar con una quiebra para luego ser rescatados". Tiene muchas zanahorias pero nada de garrote en este momento", asegura. Una alternativa sería el eliminar rápidamente a los accionistas existentes en los bancos problemáticos y convertir su deuda a largo plazo en valores. Eso recapitalizaría al banco sin la necesidad de dinero del gobierno y le daría un incentivo a los bancos de recaudar capital para evitar que se elimine a sus accionistas.

WSJ/