2011/08/05

La caída del dólar agita las economías del mundo

Por Sudeep Reddy y Peter Stein

En este momento, ningún banco central quiere tener una moneda que se aprecie, lo que constituye un gran dolor de cabeza para una economía mundial que se ve seriamente afectada por las anémicas perspectivas de crecimiento de las principales países del mundo.

En los últimos días, los bancos centrales de Japón y Suiza han dado pasos para restringir el alza de sus monedas, que se han apreciado en medio de los temores sobre la extensión del límite de la deuda estadounidense y la crisis fiscal de Europa.

El Banco Central Europeo tomó el jueves medidas para inyectar más liquidez al mercado. El banco central de Turquía redujo la tasa de interés de referencia en medio punto porcentual para dejarla en 5,75%; como resultado, la lira cayó 2% frente al dólar. "Estamos observando un esfuerzo más concertado de parte de una serie de países para manejar sus monedas en un momento en el que todo el mundo está preocupado respecto al crecimiento", dijo Bruce Kasman, economista jefe de J.P. Morgan Chase. O, como indicó el estratega de Miller Tabak & Co. Peter Boockvar en una nota a sus clientes: "La carrera para desvalorizar continúa". En una aparente respuesta a la intervención japonesa y a la persistente preocupación respecto a Europa, el dólar subió el jueves frente al yen y al euro.

Los movimientos cambiarios fueron parte de un día negro en los mercados del mundo. El Promedio Industrial Dow Jones cayó 512,79 puntos, 4,31%, para cerrar en 11.383,68 unidades, su mayor retroceso en puntos desde diciembre de 2008, cuando arreciaba la crisis financiera. El índice, que ha retrocedido en nueve de las últimas 10 jornadas, acumula un descenso de 11,1% desde su máximo de abril de este año. El precio del petróleo y el de otras materias primas también fue castigado y hasta el oro, considerado un refugio seguro, cedió.

Algunos de las mayores países desarrollados que permiten la flotación libre de sus divisas, como Estados Unidos, el Reino Unido y Japón, esperan que la depreciación impulse sus exportaciones en un momento en que las economías locales son débiles. "Las economías que están débiles naturalmente van a querer exportar más. Un tipo de cambio más competitivo sería una forma de fortalecer la competitividad de las exportaciones", dijo Barry Eichengreen, economista de la Universidad de California, en Berkeley.

Pero si algunas monedas van a caer, otras tienen que subir. Varios países de crecimiento acelerado como Brasil , Canadá, Corea del Sur, Israel y Sudáfrica, ven con alarma cómo los capitales se desplazan desde las bajas tasas de interés en EE.UU., Japón y Europa y hace que sus monedas se disparen, amenazando la vitalidad de sus sectores exportadores. El gobierno de Brasil ha sido uno de los más asertivos. La semana pasada anunció un impuesto de 1% a los inversionistas que apuestan que el dólar volverá a caer frente al real.

China, mientras tanto, todavía mantiene un férreo control del yuan, permitiendo una leve apreciación frente al dólar, pero no lo sufiente para perder competitividad frente a las monedas de otros socios comerciales.

Las grandes oscilaciones de las monedas siempre generan especulación de que los gobiernos del mundo se disponen a realizar algún esfuerzo concertado para apaciguar a los mercados. Pero la evolución del tipo de cambio no fue un tema importante en la agenda cuando los ministros de Finanzas del Grupo de los Siete, conformado por EE.UU, Canadá, el Reino Unido, Italia, Francia, Alemania y Japón, dialogaron telefónicamente este miércoles.

El asunto que acaparó la atención de los ministros fue la persistente crisis de la deuda soberana europea. A pesar de la interminable saga, el euro se ha negociado en un rango relativamente estrecho frente al dólar estadounidense. Los autoridades de otras partes del mundo han presionado a los europeos para que ofrezcan una respuesta más contudente a la crisis de la zona euro e implementen con eficacia los planes anunciados.

El aumento del tipo de cambio en economías sobrecalentadas donde hay crecientes presiones inflacionarias, como Brasil y buena parte del sudeste asiático, es un antídoto clásico contra la inflación puesto que tienden a retrasar el crecimiento y reducir los precios de las importaciones. En las economías con muy baja inflación, como Suiza y Japón, no obstante, el alza de las monedas provoca renovadas preocupaciones acerca de un alza de los precios.

En EE.UU., el Reino Unido y Europa, donde los gobiernos han emprendido políticas de austeridad para reducir el oneroso endeudamiento, la tarea de rescatar a las economías recae sobre los bancos centrales y los movimientos cambiarios. "En casi todas partes, la política fiscal no es una opción viable", opinó Eichengreen. "Estamos en un mundo donde, en algunos casos, los bancos centrales son las autoridades de última instancia".

Los nuevos signos de debilidad en la economía de EE.UU. han desatado especulaciones de que la Reserva Federal podría iniciar una tercera ronda de compra de bonos, una política conocida como relajamiento cuantitativo. El resultado de imprimir más dólares para comprar bonos, un aumento la oferta de dólares, tendería a reducir su su valor frente a otras monedas y el oro. Pese a expresar su preocupación por la penosa lentitud del crecimiento, las autoridades estadounidenses no han mostrado ninguna preocupación acerca del dólar ni advertido ningún signo de una caída desordenada, un requisito previo para una intervención mundial coordinada.

"Estamos viendo una diversificación para salir del dólar que está repercutiendo en todos los mercados", opina Daniel Hui, estratega cambiario del banco británico HSBC Global Research. Los problemas de la deuda soberana en Europa han hecho que algunos inversionistas se muestren reacios a cambiar sus activos en dólares por euros.

Fuente: WSJ

2011/08/04

Italia pasa a ser el epicentro de la crisis de la deuda europea

Por Stacy Meichtry y Charles Forelle

ROMA—El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, bajo una intensa presión para apaciguar a los mercados, rechazó los llamados de los inversionistas y de los líderes empresariales para anunciar medidas destinadas a reactivar la estancada economía del país. Esto podría acentuar los temores de que la reacción de los líderes europeos es demasiado tardía para contener la crisis de deuda que atraviesa la región.

Italia, la tercera economía de la zona euro, desplazó a España en los últimos días para transformarse en el epicentro de las preocupaciones de los mercados sobre el euro.

Hacia finales de la jornada del miércoles, el rendimiento de los bonos soberanos italianos a 10 años se ubicó en 6,07 puntos porcentuales, 3,66 puntos porcentuales por encima de los bonos alemanes del mismo plazo. En tanto, el rendimiento de los bonos españoles a 10 años cerró en 6,23 puntos porcentuales.

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La evolución de los mercados de bonos de Italia y España "son causa de profunda preocupación", reconoció el presidente de la Comisión Europea, el brazo ejecutivo de la Unión Europea, José Manuel Barroso, en un comunicado difundido el miércoles por la mañana.

Muchos esperaban que el discurso de Berlusconi ante el Parlamento aplacara las dudas de los inversionistas. Aguardaban, en particular, el anuncio de compromisos específicos para abordar algunos de los problemas estructurales de la economía, como el rígido mercado laboral, los elevados impuestos y la falta de inversiones en investigación. Otros querían cambios en un plan de austeridad de 40.000 millones de euros (US$57.000 millones) aprobado por el Parlamento hace apenas dos semanas.

El primer ministro, en cambio, manifestó que las "tensiones" en los mercados internacionales eran impulsadas por las dilatadas negociaciones en Washington para elevar el límite de endeudamiento estadounidense.

Aseguró que los mercados estaban evaluando incorrectamente la deuda soberana italiana al no tomar en cuenta el alto nivel de ahorros de las familias y la fortaleza de los bancos italianos, que, insistió, han sobrellevado la crisis financiera mejor que sus pares europeos.

"Como pasa a menudo en una crisis de confianza, los mercados no están evaluando correctamente nuestro crédito", aseveró Berlusconi. "Nuestra economía es saludable. El país es económica y financieramente sólido", recalcó.

"El crecimiento es ciertamente el objetivo fundamental", dijo Berlusconi en su discurso. El primer ministro, sin embargo, no anunció ninguna medida concreta para reanimar el crecimiento económico y optó por informar que planeaba asistir a mesas redondas con líderes empresariales y sindicales para analizar formas para liberalizar el mercado laboral italiano.

El mes pasado, Italia aprobó un recorte de gastos en torno a los 40.000 millones de euros y los líderes de la zona euro realizaron una cumbre en la que comprometieron nuevas medidas para ayudar a Grecia, Irlanda y Portugal. Los inversionistas, sin embargo, distan de estar convencidos.

La oposición política italiana y algunos líderes empresariales dudan de la capacidad del gobierno encabezado por Berlusconi para lograr la aprobación de medidas severas en el Parlamento, donde el primer ministro tiene una leve mayoría.

"Tenemos un enorme problema de credibilidad en el país. Necesitamos un liderazgo capaz de restaurar la cohesión", dijo Sergio Marchionne, presidente ejecutivo de las automotrices Fiat SpA y Chrysler LLC en una entrevista con la agencia de noticias ANSA. El comentario, realizado antes del discurso de Berlusconi, fue confirmado por un portavoz.

Mientras tanto, el presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, interrumpió por segunda vez sus vacaciones para reunirse con ministros y líderes para analizar "los más recientes movimientos en los mercados financieros", informó su oficina.

El gobierno español informó que llevará a cabo dos reuniones de gabinete para aprobar nuevas reformas económicas en un esfuerzo para contener la volatilidad de los mercados e impedir el colapso de la cuarta economía de la zona euro.

Los costos de financiamiento de España se están acercando a los niveles que alcanzaron Grecia, Irlanda y Portugal antes de que se vieran obligados a solicitar un paquete de rescate.

La zona euro ha planeado durante varios meses expandir a unos US$440.000 millones de euros su principal fondo de rescate, desde los actuales 250.000 millones de euros. La medida, sin embargo, debe ser ratificada por los parlamentos de los países miembros, lo que probablemente no ocurrirá antes de septiembre. Pero incluso un fondo ampliado de 440.000 millones de euros sería insuficiente para asistir a Italia y España.

La deuda pública italiana asciende a los 1,8 billones (millones de millones) de euros, un 120% del Producto Interno Bruto (PIB), una de las más altas del mundo.

Fuente: WSJ

2011/08/03

Después del alivio, más temores

Por Michael S. Arnold y Tom Mudd

El alivio inicial en Asia tras conocerse la noticia del acuerdo tentativo para elevar el nivel de endeudamiento de Estados Unidos dio paso a la preocupación en Europa por el crecimiento económico.

Si bien persiste la duda sobre la posibilidad de la rebaja de calificación crediticia de EE.UU. , las bolsas de Asia subieron y el dólar ganó terreno frente al yen. Europa también arrancó su jornada con el despegue de las acciones y la subida de los precios de la deuda emitida por los países fiscalmente atribulados.

Sin embargo, al final del día, la publicación de débiles cifras del sector manufacturero estadounidense en julio revirtió la dirección de las bolsas, arrastrando las acciones europeas a la baja, debido a la preocupación de los inversionistas por que la disminución del crecimiento mundial continúe socavando los esfuerzos europeos para apuntalar las finanzas públicas. Los inversionistas también se mostraron ansiosos por cómo las principales calificadoras de riesgo juzgarían el acuerdo de la deuda de EE.UU. a la que vez que el país recorta US$2,4 billones (millones de millones) en gastos.

"La reacción del mercado sugiere que se mantiene la incertidumbre", dijo Charles Diebel, estratega de tasas de interés de Lloyds Bank Corporate Markets. "La calificación de EE.UU. es la clave a largo plazo, pero el acuerdo que tienen cae en una zona gris en términos de cómo reaccionarán las agencias calificadoras de riesgo y es poco probable obtener una respuesta rápida".

Al final de la jornada de operaciones en Europa, los bonos a diez años del gobierno español ofrecían un rendimiento ligeramente por encima del que daban el viernes, antes del acuerdo sobre la deuda. Mientras, el rendimiento de los bonos italianos a diez años también era superior, indicando que persisten las dudas sobre el panorama.

"Lo que necesitamos para la economía es paz y estabilidad, y una de las lecciones más importantes que aprendimos desde 2008 es hasta qué punto dependemos los unos de los otros", opinó el ministro de Finanzas danés, Claus Hjort Frederiksen.

Aunque la respuesta de Asia al acuerdo de la deuda fue en general positiva, las reacciones en China, el mayor tenedor extranjero de bonos del Tesoro de EE.UU., fueron más reservadas. Un economista de uno de los principales ministerios del gobierno advirtió que una caída de la calificación crediticia de EE.UU. podría poner al Banco Popular de China bajo presión para permitir que el yuan se aprecie más rápidamente.

El ministro de Finanzas japonés, Yoshihiko Noda, por su parte, también dio la bienvenida a la noticia. "Por supuesto que es algo bueno que desvanece las preocupaciones", dijo a los periodistas. "Espero que se refleje firmemente en el mercado". La preocupación acerca de una rebaja de la calificación de EE.UU. empujó recientemente a los inversionistas a vender dólares por yenes, haciendo más caras las exportaciones, en momentos en que la economía sigue siendo débil.

Si bien los analistas dicen que ahora parece improbable que EE.UU. caiga en una cesación de pagos, los líderes demócratas y republicanos opinan que el acuerdo dista de ser idóneo. El marco del pacto contempla elevar el límite de la deuda en al menos US$2,1 billones de aquí a fines de 2012 y US$2,4 billones en medidas de reducción de déficit.

El clima de incertidumbre está minando la recuperación del dólar, señalan los expertos, en parte también porque el acuerdo se alcanzó tan cerca de la fecha límite.

Fuente: WSJ

2011/08/02

No hay garantías de que EE.UU. evitará una rebaja

Por Stephen L. Bernard

NUEVA YORK (Dow Jones)—A pesar de que el Congreso y el presidente Barack Obama llegaron a un acuerdo tentativo sobre la deuda pública estadounidense durante el fin de semana, todavía no hay garantías de que el plan pueda evitar que la calificación de la deuda estadounidense sea recortada.

Moody's no quiso hacer comentarios el lunes respecto al posible acuerdo, y se remitió a lo dicho en su último informe respecto al debate sobre la deuda de Estados Unidos, que fue publicado el pasado viernes. Ese informe indicaba que la agencia de calificaciones probablemente confirmaría la calificación triple A para la deuda del gobierno si se subía su tope, pero podría colocarla bajo una perspectiva "negativa" si siente que el plan de reducción del déficit no cambia significativamente la trayectoria a largo plazo de la deuda del país.

Standard & Poor's, mientras tanto, ha dicho repetidamente desde que puso el mes pasado la deuda de EE.UU. bajo revisión para una posible rebaja que un acuerdo tendría que comenzar en alrededor de US$4 billones (millones de millones) para evitar una rebaja. S&P no quiso hacer comentarios el domingo sobre el acuerdo tentativo.

El posible acuerdo definido durante el fin de semana por los líderes políticos en ambas cámaras del Congreso y el presidente no llega a los US$4 billones que Standard & Poor's sugirió que eran necesarios.

El acuerdo tentativo, si es aprobado, reduciría el déficit en US$2,4 billones en los próximos 10 años. Se espera que tanto el Senado como la Cámara de Representantes lo voten el lunes. Si es aprobado, es probable que el presidente Obama lo firme para transformarlo en ley rápidamente.

Si S&P determina que el acuerdo no llega a representar una mejoría significativa para la carga de la deuda de EE.UU., podría todavía bajar la calificación AAA. S&P seguramente llevaría la calificación a AA, lo que implica que el país podría todavía ver su nota reducida entre uno y tres escalones. Una caída en la calificación podría elevar el costo de financiamiento para EE.UU.

"El impacto sobre la AAA dependerá de si S&P se mantiene en lo que declaró el 14 de julio cuando colocó la calificación de EE.UU. en una perspectiva negativa", dice Mohamed El-Erian, presidente ejecutivo y codirector de inversionies de Pacific Investment Management Company (Pimco), una división de Allianz y uno de los mayores inversionistas mundiales en los mercados de bonos.

El-Eria respondió por correo electrónico preguntas de Dow Jones Newswires y dijo que "una interpretación estricta de lo que dijo S&P habla de la probabilidad de una rebaja, aunque sospecho que la agencia está bajo enorme presión para no hacerlo".

Otro importante inversionista, la gestora de dinero BlackRock Inc., consideró el acuerdo tentativo "positivo", pero no quiso dar un apoyo completo porque tiene todavía preguntas respecto al cronograma y el alcance de los recortes del déficit.

"Que el gobierno de EE.UU. evite la cesación de pagos es de enorme importancia, pero los inversionistas también necesitan ver un camino claro hacia la reducción del déficit que aliente la confianza en el dólar estadounidense", dijo en un comunicado.

El gobierno tiene plazo hasta el martes para subir el límite de endeudamiento del país y si no lo hace enfrenta el posible incumplimiento del pago de la deuda en circulación.

Moody's y S&P colocaron la deuda del gobierno bajo revisión para una posible rebaja de su calificación en julio. Fitch Ratings, la otra agencia de calificaciones grande, no lo hizo pese al debate político.

2011/08/01

El nuevo orden mundial de la deuda soberana: sube Brasil, cae EE.UU.

Por Matthieu Wirz y Matt Phillips

Las otrora claramente demarcadas fronteras en los mercados de bonos se están borrando.

En momentos en los que la calificación de la deuda pública estadounidense sigue bajo amenaza y la crisis de la deuda europea prosigue su curso, los inversionistas y los diseñadores de políticas afrontan cambios fundamentales en los mercados globales de deuda.

Muchos de los denominados países emergentes, que habitualmente han debido pagar tasas de interés más altas al ser percibidos como más riesgosos, ahora están pagando lo mismo para financiarse que las economías desarrolladas, y a veces menos.

Los inversionistas parecen ver a México y Brasil como menos riesgosos que los países de los que alguna vez fueron colonias: España y Portugal.

El actual debate sobre el límite de la deuda en Estados Unidos ha elevado el costo de los seguros contra una posible cesación de pagos de los bonos del Tesoro del país—que durante mucho tiempo fueron considerados una inversión exenta de riesgos— por encima de la deuda equivalente brasileña.

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Aunque la situación es consecuencia de las crisis que afligen a ambos lados del Atlántico, muchos dicen que también es parte de una transformación más amplia y permanente en la forma en que los inversionistas perciben el riesgo de la deuda pública y la forma en que cobran por ese riesgo.

"El cambio que hemos observado es bastante significativo. Y pienso que es algo que seguirá, incluso luego de que se resuelva este período de crisis", dijo Mauro Leos, encargado regional de crédito latinoamericano de la calificadora de riesgo Moody's.

Como el alboroto en Washington ha dejado en claro, ni siquiera los valores del gobierno de EE.UU pueden ser considerados como completamente libres de riesgo. Y el rescate de Grecia, que probablemente deje pérdidas para los inversionistas, está siendo visto como un modelo a seguir para otras reestructuraciones de deuda en la región.

Esto está obligando a los inversionistas y a los estrategas de inversión a cambiar la forma en que evalúan la deuda de los países desarrollados. En vez de limitarse a tomar en cuenta el crecimiento y la inflación cuando juzgan el valor de un bono de, digamos, Italia, muchos tienen que enfrentar por primera vez la posibilidad de que realmente no se les pague.

"En los mercados desarrollados, lo que importaba era analizar el ciclo de los negocios y en los mercados emergentes había que analizar la solvencia. Ahora no es así. Ahora se trata de hacer ambas cosas para ambos grupos de países", señala David Rolley, coadministrador del fondo de renta fija Loomis Sayles Global Bond.

Esto podría significar que, en última instancia, las economías desarrolladas, incluida la de EE.UU, podrían tener que pagar extra por el riesgo percibido, por mínimo que sea, de que no puedan devolver sus préstamos.

En el mercado de seguros contra cesaciones de pagos (conocidos como credit default swaps o CDS), el costo de asegurar 10 millones de euros (US$14,4 millones) en bonos estadounidenses durante un año ascendió a 80.000 euros (US$115.000) el jueves 28 de julio. En comparación, el costo anual de asegurar una cantidad similar de bonos brasileños se ubicó ese día en US$45.000.

Estos contratos para papeles estadounidenses están denominados en euros y a menudo operan en Europa debido a que el dólar presumiblemente perdería gran parte de su valor en el improbable escenario de que EE.UU no pagase sus deudas.

En todo caso, no hay que perder de vista que el mercado de estos CDS es pequeño e ilíquido en comparación con el de bonos. Pero hay señales similares provenientes de la negociación de valores. El bono de referencia mexicano a 10 años tuvo un rendimiento de 6,74% la semana pasada, en comparación con 6,03% del bono equivalente español. El bono brasileño a 10 años tuvo un rendimiento de 12,61% en comparación con el 12,24% del portugués.

Por supuesto, puede ser engañoso comparar rendimientos de bonos entre países, dadas las diferentes tasas de inflación, niveles de crecimiento económico y políticas de los bancos centrales. También es demasiado pronto para escribir el obituario de los principales países del Grupo de los 10, como Alemania, Francia, EE.UU y el Reino Unido. Todos retienen su calificación de triple A y son ampliamente considerados como los refugios más seguros para los compradores de bonos.

Las economías desarrolladas han sobrevivido a anteriores problemas, como la crisis bancaria sueca de comienzos de los 90, y algunos países emergentes— como Venezuela y Ecuador— siguen siendo perjudicados por ciclos políticos volátiles y por los altibajos en los precios de las materias primas.

Incluso entre los países mejor administrados, como Brasil, China e India, el ingreso de la inversión extranjera ha llamado la atención entre algunos observadores experimentados que recuerdan cómo pasados flujos de capitales "golondrinas" presagiaron estallidos de burbujas.

Fuente: WSJ