2009/12/11

2010 no será fácíl para los países derrochadores

por Lex Column | FT

Cuando el Banco Central Europeo anunció a principios de este mes que comenzaría a retirar sus medidas crediticias de emergencia, el ministerio de Economía griego sintió que la tierra temblaba bajo sus pies.

Gran parte de los 200.000 millones de euros de dinero barato que el BCE ha distribuido entre los bancos de la eurozona este año fue usado para comprar deuda soberana de sus países. Eso ayudó a los gobiernos a financiar a buen precio los déficit presupuestarios, con lo que se pospuso el día del juicio final para países como Grecia, Irlanda y España, cuyos déficit son cerca de cuatro veces superiores al límite del 3% para la eurozona. Ese día ha llegado.

La crisis financiera ha obligado a los gobiernos a asumir muchas de las deudas que el sector privado era ya incapaz de soportar. Las más afectadas han sido las economías poco competitivas, como Grecia e Italia. Los siguientes han sido países como España, Irlanda, Reino Unido y, posiblemente, EEUU. Durante el boom, disfrutaron de abundantes ingresos fiscales procedentes de los sectores inmobiliario y de servicios financieros. Ahora que estos ingresos se han desplomado, sus déficit presupuestarios han explotado.

Los mercados están tendiendo una mano a los gobiernos. También lo están haciendo las agencias de ráting. La rentabilidad sobre los bonos griegos a dos años ha subido casi dos puntos porcentuales en sólo un mes. Los diferenciales de la deuda española e irlandesa sobre los bonos alemanes han aumentado. Irlanda ha respondido con feroces recortes de gastos. España ha prometido austeridad, pero más adelante. Reino Unido también ha demorado la reducción del gasto, gracias a su relativamente baja deuda neta. Grecia, con una deuda que alcanza ya casi el 100% del producto interior bruto, no puede permitirse ese lujo.

En general, los inversores están evaluando si la rentabilidad sobre los bonos soberanos compensa adecuadamente el aumento del riesgo crediticio. El fantasma de un impago soberano sigue siendo remoto. Pero para los países derrochadores, el próximo año no se presenta fácil.

The Financial Times Limited 2009. All Rights Reserved.

2009/12/10

México: ¿Se ganó Carstens una buena chamba?

MÉXICO, diciembre 10, 2009.- Al final el presidente Felipe Calderón hizo los cambios en Banxico y en la Secretaría de Hacienda que se especulaban en el mercado: el secretario de Hacienda Agustín Carstens se fue a Banxico, y el titular de la Sedesol, Ernesto Cordero a la Secretaría de Hacienda.

De este modo, y en el sentir de muchos analistas, Calderón ha matado varios pájaros de un tiro: en primer lugar, el presidente puede haber logrado un mayor control sobre la gestión fiscal y monetaria del país. Segundo, hay quienes ven en este enroque el espaldarazo definitivo de Calderón a Ernesto Cordero como su delfín presidencial para el 2012, pues pasado lo peor de la recesión se le atribuirán los méritos estadísticos de la recuperación. Y tercero, se premia a Agustín Carstens con un puesto que anhelaba, y que le da una mayor tranquilidad tras el desgaste sufrido con las negociaciones del paquete fiscal de 2010.

Sin embargo, ¿fue una buena recompensa para Carstens irse a Banxico? ¿De verdad se ganó una buena chamba?

Desde luego que de su anterior puesto como Secretario de Hacienda Cartens no salió muy bien parado: calibró mal el tamaño y la profundidad de la crisis, y reaccionó tarde y mal. Se va con la economía mexicana sufriendo una recesión peor que en el fatídico 1995, tras la devaluación del peso al inicio de la gestión de Zedillo.

El desempeño económico de México ha sido mucho peor que el de sus pares latinoamericanos y, de hecho, la contracción de su PIB será de los más agudo entre todas las economías del planeta en este 2009, sólo superado por algunas ex-repúblicas soviéticas.

Pero al brillante Agustín Carstens le dan otra oportunidad. Se puede decir que tuvo mala suerte, y que le tocó lidiar con la peor recesión desde la Gran Depresión. Ahora, desde la autonomía y serenidad que da la poltrona de Banxico, podrá demostrar lo buen economista que sin duda es.

Pero cuando aceptó su nueva chamba, a lo mejor Carstens no sopesó que si le tocó bailar con la más fea recesión en la Secretaría de Hacienda, ahora le va a tocar lo más ingrato de la gestión monetaria como gobernador del Banxico.

Quizás el trabajo más sencillo durante esta crisis ha sido la de los banqueros centrales. Lo único que tenían que hacer era darle a la maquinita de hacer dinero para que los mercados no se secaran y así abortar un colapso del sistema financiero. Imprimir dinero a mansalva, atiborrar a los bancos de dinero fresco, abaratar su costo hasta casi regalarlo, era la consigna. Y no hay nada que los mercados reciban con más agrado que sentir que el dinero vale poco para así agrandar sus rendimientos al invertirlo en activos con rentabilidades jugosas.

Porque los banqueros centrales regalaron dinero a destajo se logró restablecer la confianza, lo que alentó a los inversionistas a volver a comprar activos muy deprimidos por la crisis y a fabricar este rally que ya dura más de nueves meses, desde principios de marzo.

Sin embargo, en algún momento tendrán que retirar todo ese dinero que los bancos centrales han imprimido o se corre el riesgo de que se conforme una nueva burbuja en los mercados de activos (si es que ya no lo estamos) o se deterioren las expectativas de inflación de largo plazo, con las implicaciones negativas que acarrearía para el crecimiento económico potencial futuro.

Por tanto, con la tasa de los fondos federales ya en 0%, con los del Banco Central Europeo en 1%, con las del Banco de Inglaterra en 0.5%, a Bernanke, Trichet, King y compañía le quedan pocas más opciones de aquí en adelante que empezar a subir tasas cuando así lo crean oportuno.

Y conforme los bancos centrales de los países desarrollados suban las tasas de interés, sus colegas de los países emergentes no tendrán de otra que acoplarse al ritmo de restricción monetaria de las grandes economías si no quieren que el menor diferencial de tasas castigue a sus monedas.

Es decir, Banxico tendrá que capear, ni más ni memos, que con la "estrategia de salida" de política monetaria que tendrán que desarrollar todos los banqueros centrales del mundo tras la inyección monetaria más colosal de la historia económica.

Conforme se drene liquidez de los mercados financieros, las economías emergentes tendrán que competir con los menores recursos disponibles para atraer capitales suficientes que garanticen la estabilidad de sus divisas y de sus sistemas financieros, por lo que tendrán que subir tasas a un ritmo más rápido del que lo hacen las economías desarrolladas.

De ser así, a Carstens se le puede venir encima la peor chamba posible, la de encarecer el precio del dinero, la de iniciar un áspero y truculento ciclo de restricción monetaria que no sólo incomodará a los inversionistas, sino que puede entorpecer la anhelada recuperación económica. Y si como secretario de Hacienda se le atribuye en buena medida la gravedad de la crisis económica en México, ahora, como gobernador de Banxico, se le puede acusar de obstaculizar la recuperación.

Lo peor del asunto es que encima existen suspicacias de que desde la presidencia se le puede someter a presión en la conducción de la política monetaria (o al menos su compromiso con el presidente es más alto que el que existía con Ortiz).

Imaginemos que las subidas de tasas de los grandes bancos centrales presionan a la baja al peso. Los manuales de economía, los que ha leído Carstens, dictan que Banxico, para garantizar la estabilidad del peso y detener su depreciación, debería elevar las tasas de interés para ofrecer un mayor premio sobre su divisa y seducir a los inversionistas para que, cuando menos, mantenga sus posiciones en pesos.

Pero si elevar las tasas mina la recuperación, ¿qué le dirá Calderón a Carstens, que después de una primera mitad de mandato nefasto, querrá terminar su sexenio con la cabeza alta y presumiendo de una recuperación firme y sana de la economía?. ¿Podrá Carstens domeñar las posibles presiones futuras sobre el peso sin descarrilar la recuperación en México?.

Y si no lo logra, ¿se decantará por defender al peso a riesgo de debilitar la recuperación, o dará su brazo a torcer frente a Calderón y tolerará la caída de la divisa con tal de que la economía crezca y se generen empleos al final del sexenio?

Como ayer concluyó Calderón su discurso de los nuevos nombramientos sólo me queda desear a Carstens, con mi mayor ardor, el más grande de los éxitos en su nueva chamba, que será ardua y complicada.

(El Semanario Agencia, ESA)

José Miguel Moreno

2009/12/09

La rebaja del ráting de Grecia

por Lex Financial Times

No fue una sorpresa, pero la reducción del ráting de la deuda soberana de Grecia por parte de Fitch a BBB+ no dejó de ser un shock.

Las bolsas mundiales cayeron, el dólar subió, al igual que los bonos alemanes –los refugios habituales que repuntaron tras la solicitud de aplazamiento de la deuda de Dubai la semana pasada–.

Entretanto, los bonos gubernamentales griegos se desplomaron –la rentabilidad de los bonos a dos años ha aumentado un punto porcentual en dos semanas– y la bolsa cerró con una caída del 6%, siendo los bancos los más afectados.

Movimientos importantes, pero todos ellos con sentido, especialmente teniendo en cuenta que el Banco Central Europeo se prepara para reducir paulatinamente sus operaciones de liquidez de emergencia.

Resumiendo, los inversores se preguntaban durante cuanto tiempo podrían seguir financiando sus activos los bancos griegos –incluida la compra de bonos del Gobierno griego–.

Esto se debe a que el BCE exige que los activos usados como garantía en sus operaciones de crédito tengan una valoración superior a BBB-. Pero, tal y como señala Capital Economics, antes de la crisis financiera, la garantía tenía que tener un ráting mínimo de A-, y se supone que el BCE volverá a establecer esas normas a finales del año que viene.

Si otras agencias de ráting siguieran el movimiento de Fitch –y el lunes Standard & Poor's puso la deuda griega en vigilancia negativa– la deuda del Gobierno griego ya no podría ser usada como garantía. Los bancos griegos quedarían en el abandono. In extremis, Atenas también habría perdido una importante fuente de financiación, dado que los bonos gubernamentales representan cerca de un 10% de los activos de los bancos griegos.

Por el momento, sin embargo, estamos ante un drama, no una tragedia. Los impagos siguen siendo una posibilidad lejana. Además, si el aumento de la rentabilidad de los bonos y el susto de la rebaja del ráting obligan al Gobierno a reducir el gasto, los mercados habrán logrado lo que no consiguieron ni los políticos locales ni la entrada en el euro.

The Financial Times Limited 2009. All Rights Reserved

2009/12/07

España: Panorama sombrío

por Lex Column | FT

Imagine un boom inmobiliario alimentado por el dinero barato; jugadores de fútbol ingleses gastando sin mesura y comprándose casas bajo el sol; y todo sin ningún aparente riesgo de tipos de cambio. La descripción corresponde a Dubai. Pero podría ser también España.

La cuarta mayor economía de la eurozona ya ha tenido una crisis financiera. Casi una quinta parte de la población está sin empleo. La economía está rozando la deflación y, contra lo que ocurre en la Eurozona, puede seguir encogiéndose durante algún tiempo más. Esto también es verdad para otros países de la periferia de Europa, como Irlanda y Grecia, que tienen unas frágiles finanzas públicas. Pero la economía española es cinco veces mayor que la de esos países y, por lo tanto, sus problemas son también mucho mayores.

José Luis Rodríguez Zapatero, el presidente del Gobierno, ha intentado suavizar el golpe. El Plan España, que supone un estímulo de 8.000 millones de euros, equivalente al 2,3% del Producto Interior Bruto, ha creado magníficos parques y buenas infraestructuras. El gasto del Gobierno ha ayudado a prevenir el nerviosismo social. También ha podido ayudar a frenar los problemas en el sector de la banca: las casas españolas han bajado de precio menos que en otros países con problemas similares, pero impulsar la ya generosa protección social y al sector constructor ha hecho de España un país menos competitivo.

Los salarios españoles suben todavía un 4%. A pesar del aumento del desempleo desde 2007, el coste laboral unitario ha subido también un 0,4% en el tercer trimestre. España no puede devaluar su moneda para ganar de nuevo competitividad. De hecho, su tipo de cambio real se ha apreciado más que sus colegas europeos, excepto Irlanda. Pero los salarios irlandes están cayendo un 1% y para el año próximo se estima que caigan un 2,5%.

Irlanda, en consecuencia, está encajando el golpe. Una vez que desaparezca la anestesia del Plan España, España también lo sufrirá.

Una profunda caída del euro puede posponer el sufrimiento hasta mañana. Pero eso no es una estrategia, es una lotería.

The Financial Times Limited 2009. All Rights Reserved