2009/03/20

'Quantitative easing', también

por Financial Times

La expansión monetaria cuantitativa (quantitative easing) ha llegado pisando fuerte. Japón, Reino Unido y Suiza la están aplicando. Ahora, EEUU está siguiendo el ejemplo, y se espera que Canadá y Suecia sean los siguientes. Sin embargo, existen diferencias importantes entre la política monetaria de EEUU y las del resto. La expansión monetaria cuantitativa (EMC) no es similar en todos los casos.

Aparentemente, todos los bancos centrales que usan la EMC se centran en la cantidad de dinero en el sistema –de ahí el término "expansión monetaria cuantitativa"–. Sin embargo, lo que parecen querer conseguir, en realidad, es influenciar otras variables clave, como la rentabilidad de los bonos y, en algunos casos, el tipo de cambio. Ambos caen de forma pronunciada cuando se anuncia la EMC.

Se espera que la compra de bonos gubernamentales y corporativos con dinero creado específicamente para ese propósito reduzca los costes de los créditos. Por otra parte, un tipo de cambio más bajo puede ayudar al conjunto de la economía, ya que mejora la competitividad de las empresas exportadoras en un momento en el que la demanda cae en todo el mundo. También puede ayudar a relajar la política monetaria en general, motivo que expuso el banco central suizo cuando inició la EMC.

Por el momento, el Banco Central Europeo ha renunciado a estas políticas y se ha centrado en su lugar en incentivar los créditos bancarios. Esto se debe por una parte a que el crédito bancario desempeña un papel más importante en la eurozona, y por otra a que el BCE carece de un Tesoro central que pudiera reponer los fondos de las pérdidas generadas por la compra de bonos. Lo que ninguno de estos bancos centrales ha hecho, sin embargo, es escoger qué sectores deberían sobrevivir o perecer. Esa labor se ha dejado en manos del mercado.

La Reserva Federal de EEUU ha actuado de forma ligeramente distinta. Ha intentado centrarse con minuciosidad en el precio y la distribución de los créditos, algo que se ha hecho mediante esquemas como el programa de emisiones de renta fija privada a corto plazo – o programa TALF– concebido para estimular los créditos al consumo y aumentar la liquidez corporativa.

Ahora, al anunciar que adquirirá valores garantizados por hipotecas por un valor de hasta 1,25 billones de dólares (923.000 millones de euros) junto a otros 300.000 millones de dólares en títulos del Tesoro, también ha situado a los créditos hipotecarios en el centro de mira. Otros bancos centrales no han llegado tan lejos. Algunos consideran estos movimientos como un indicio de la capacidad de innovación de la Fed. Otros opinan que se ha quedado sin cartas altas que jugar y ha decidido "apostarlo todo".

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