2009/03/16

Autoridades de finanzas del G-20 presionan a EE.UU. para que repare su sector bancario

Por Damian Paletta y Stephen Fidler

HORSHAM, Reino Unido—Representantes del gobierno estadounidense llegaron a la cumbre de ministros de economía del Grupo de los 20 (G-20) con la idea de persuadir a otros países a que inicien una nueva ronda de gasto. No obstante, terminaron el encuentro sintiendo la presión internacional para que reparen el debilitado sector bancario de Estados Unidos.

Tras cordiales apretones de mano y fotografías en grupo, el secretario del Tesoro de EE.UU., Timothy Geithner, salió corriendo hacia Washington, D.C. para iniciar un período frenético de 17 días en antesala a la cumbre de mandatarios del G-20 a realizarse el 2 de abril en Londres, al que asistirán el Presidente Barack Obama y otros líderes mundiales.

El revés refleja los límites del poder de EE.UU. sobre el mundo en momentos en que sale de los escombros de la crisis financiera. Muchos países, incluidos sus aliados, están aumentando la presión sobre EE.UU. para que solucione el caos que creen ayudó a crear.

Las acciones de Geithner en las próximas dos semanas serán escudriñadas tanto por Wall Street como por los mercados financieros globales, que siguen escépticos de que el gobierno de Obama pueda sacar al mundo del hoyo económico en el que se encuentra.

"Es natural que el mundo busque liderazgo en EE.UU. en cualquier conferencia financiera internacional", dice Daniel Price, un alto ejecutivo sobre temas globales de la firma de abogados Sidley Austin LLP. "Las expectativas son altas para que EE.UU. arme un ambicioso plan tanto para rescatar a los bancos como para delinear una agenda de reforma regulatoria más amplia".

En los días previos a la cumbre de líderes, Geithner planea ofrecer detalles de dos de las principales armas del gobierno para calmar los mercados financieros: su sociedad para comprar activos tóxicos y su plan para reforzar la eficiencia de la supervisión bancaria.

En la reunión del G-20, los ministros de finanzas y presidentes de bancos centrales acordaron ejercer políticas monetarias y de expansión fiscal "hasta que el crecimiento se haya restaurado", pero no apoyaron una meta de crecimiento específica —equivalente al 2% del PIB— propuesta la semana pasada por EE.UU.

Los participantes del encuentro también acordaron una serie de medidas para aumentar la ayuda financiera a los países en desarrollo a través de donaciones al Fondo Monetario Internacional, y para mejorar la regulación financiera, incluyendo requerir el registro de los fondos de cobertura y sus gestores.

Los participantes comunicaron su grata sorpresa ante la unidad de intención del encuentro, dados los comentarios previos de los alemanes y los franceses que rechazaban los llamados de EE.UU. para adquirir mayores compromisos en expansión fiscal. Pero también quedó claro que el gobierno estadounidense está muy lejos de calmar los temores acerca del sector bancario, algo que surgió como un sorprendente punto de tensión durante las negociaciones.

Se espera que esta semana Geithner ofrezca más detalles sobre su controversial plan para crear una sociedad entre el gobierno e inversionistas privados para comprar activos tóxicos que están minando las finanzas de los bancos. El plan podría intentar liberar al sector bancario de entre US$500.000 millones y US$1 billón (millón de millones) en activos en problemas. Luego, se espera que Geithner presente un plan aparte para mejorar la eficiencia en la supervisión de los mercados financieros, cuya falta de rigor, dicen los críticos, permitió que varios conglomerados financieros tambalearan y otros colapsaran.

Funcionarios del Departamento del Tesoro de EE.UU. han trabajado durante semanas en su plan para una mejor supervisión. Su propuesta pediría una supervisión más eficaz del riesgo entre todos los mercados financieros, un papel que, sugirió Geithner, podría ejercer la Reserva Federal mejor que nadie.

El plan también recomendaría un mecanismo para reducir el tamaño de grandes compañías financieras que no son supervisadas por la Corporación Federal de Seguros de Depósitos Bancarios, analizar las estructuras de compensación que pueden amenazar la estabilidad de las compañías, y reforzar las leyes de protección al consumidor.

Una parte central del plan sería endurecer los requisitos para que los bancos obtengan nuevo capital con el fin de desanimar el riesgo excesivo y elevar las reservas de los bancos.

Por su parte, EE.UU. enfrentó una mayor presión de sus aliados para arreglar su alicaído sistema bancario. "Algunos países no han reparado su sector bancario", dijo durante la cumbre el ministro de Finanzas de Canadá, Jim Flaherty, en lo que pareció una referencia a EE.UU.

Fuente: WSJ