2009/02/17

Stark, miembro del comité ejecutivo del BCE, advierte sobre actuaciones 'agresivas'

por Ralph Atkins

El Banco Central Europeo mantendrá una política “gradual” mientras combate la crisis económica global y evitará actuaciones agresivas que aumenten la incertidumbre económica, ha asegurado una importante autoridad del banco.

Jürgen Stark, miembro del comité ejecutivo del BCE, dejó claro en una entrevista con Financial Times que los tipos de interés de la eurozona podrían reducirse aún más, e insinuó que las previsiones sobre el crecimiento y la inflación se revisarían a la baja el mes que viene.

Sin embargo, realizó una importante advertencia sobre los riesgos de recortar los costes de los créditos demasiado y con demasiada rapidez, especialmente cuando “la deflación no es algo garantizado” en los 16 países de la eurozona.

“El carácter gradual ha sido un aspecto fundamental de nuestra política monetaria. Las reducciones excesivamente agresivas en nuestra política de tipos cuando no apreciamos riesgos de deflación aumentarían y no resolverían la incertidumbre”, explicó. “Un banquero central orientado hacia la estabilidad de los precios, que actuase sólo en base al miedo, se arriesgaría a perder su credibilidad”.

Jean-Claude Trichet, el presidente del BCE, ha asegurado que el banco podría emplear medidas “poco habituales” para impulsar la economía, por ejemplo, comprando deuda corporativa, pero Stark señaló que el BCE seguía mostrando cautela con respecto a ese paso.

Pese a las espectaculares caídas recientes de la inflación en la eurozona, “no hay riesgo de excederse”. Las expectativas sobre la inflación “a medio plazo están plenamente en línea con nuestra definición de estabilidad de los precios”.

Los datos oficiales del viernes mostraban que la eurozona se dirigía hacia su peor recesión desde la segunda guerra mundial. El producto interior bruto se contrajo un 1,5% en el cuarto trimestre, una cifra superior a lo esperado. Stark espera una recuperación “muy gradual a finales de este año”, o más probablemente en la primera mitad de 2010”.

Desde principios de octubre. El BCE ha bajado los tipos en 225 puntos básicos hasta el 2%, el nivel más bajo en sus 10 años de historia. Los mercados financieros esperan otro recorte de medio punto porcentual en marzo. El Banco de Inglaterra y la Reserva Federal de EEUU ya han reducido los tipos a niveles más bajos, y el BCE ha recibido críticas por no haber respondido con la suficiente agresividad.

Esos argumentos eran “simplistas” y basados en el “debate académico” que siguió al colapso de la burbuja tecnológica a principios de la década, señaló Stark. No sólo no existía riesgo de deflación sino que, “lo que se recomendó después del estallido de la burbuja tecnológica contribuyó a nuevos excesos”, aseguró.

Stark abogó por un “enfoque más prudente”. Sí, usemos el margen de maniobra del que aún disponemos pero no de forma que ponga nuestra reputación en riesgo”.

Preguntado por las medidas “poco habituales” que el BCE podría poner en práctica, Stark comentó que en EEUU, algunos de los pasos dados por la Fed habían recibido el respaldo de garantías gubernamentales. En la eurozona, “un importante principio es el de no desdibujar la frontera entre las responsabilidades gubernamentales y las del banco central”.

Sus declaraciones son significativas ya que Stark, ex vicepresidente del Bundesbank alemán, está estrechamente implicado en el análisis económico del BCE y en hacer recomendaciones con respecto a los cambios en los tipos de interés.

Stark, conocido por su enfoque en política económica orientado hacia la estabilidad, y como uno de los miembros más “duros” del consejo de gobierno del BCE, también advirtió de que los altos déficits del sector público de la eurozona eran “alarmantes”. Señaló que los políticos corrían el riesgo de crear una “crisis en las finanzas públicas” que podría “prolongar y agravar la situación”.

La preocupación del BCE ha aumentado a medida que las capitales de los distintos países anunciaban paquetes de rescate financiados con créditos más altos –con lo que se corre el riesgo de “desplazar” al sector privado de los mercados de capitales–.

Fuente: Expansión