2009/02/25

Un duro examen a los bancos estadounidenses

Por Deborah Solomon y Jon Hilsenrath

WASHINGTON—El gobierno de Barack Obama reveló los detalles de su paquete de rescate financiero y presentó una serie de escenarios económicos escalofriantes que espera que los bancos puedan soportar. Se trata del punto de partida de lo que podría transformarse en una significativa nueva infusión de capital estatal en el sistema bancario estadounidense.

Para lograr que los bancos sigan prestando si la tasa de desempleo aumenta a 10,3%, por ejemplo, el gobierno le exigirá a las instituciones que no aprueben estos exámenes que recauden capital del sector privado o acepten una mayor inversión por parte del gobierno.

El actual esfuerzo por apuntalar el sector bancario tardará semanas en completarse. El primer paso será una serie de "pruebas de resistencia" diseñadas para determinar si los mayores bancos del país pueden sobrevivir una crisis tan prolongada. No se espera que las pruebas concluyan antes de abril. Los bancos tendrán entonces un plazo de hasta seis meses para resolver cualquier deficiencia.

Al contrario de lo ocurrido con el plan del gobierno de Bush, que inyectó US$250.000 millones en los bancos, el equipo de Obama no comprometió un nivel determinado de dinero y dejó abierta la puerta para solicitar fondos adicionales que superen los del paquete de rescate de US$700.000 millones aprobado por el Congreso a fines del año pasado.

El gobierno invertiría en acciones preferentes convertibles, que las instituciones podrían convertir en acciones comunes en cualquier momento. Los reguladores y los inversionistas han prestado mayor atención a la cantidad de acciones comunes de los bancos, ya que es su primera línea de defensa contra las pérdidas.

Los mayores bancos del país serán sometidos a rigurosas pruebas para cerciorarse de que estén bien capitalizados, incluyendo si cuentan con el tipo correcto de capital. Funcionarios del gobierno señalaron que esperan que los bancos conviertan las acciones preferentes en capital común cuando lo estimen necesario como una medida de precaución frente a mayores pérdidas.

El capital de un banco es su protección contra las pérdidas, lo que asegura que los depositantes y otros acreedores recibirán su dinero incluso si el banco tiene problemas.

Los economistas dijeron que lo más probable es que la mayoría de los bancos más grandes estadounidenses tengan que recaudar capital bajo los parámetros que los reguladores planean utilizar. La prueba de resistencia asume que la tasa de desempleo promediará 8,9% en 2009 y 10,3% en 2010. La desocupación alcanzó 7,6% en enero.

En algunas circunstancias, el gobierno podría acabar con participaciones mayoritarias en los bancos.

"Creo que la mayoría de las firmas necesitan más capital y que Bank of America y Citigroup van a necesitar grandes cantidades de capital fresco", dijo Douglas Elliott, del centro de estudios Brookings Institution.

La inyección de fondos estatales tendrá un precio. Los bancos que la obtengan deberán acatar estrictos límites a la remuneración de sus ejecutivos. Las acciones preferentes pagarán un dividendo de 9% —frente al 5% exigido en el programa de Bush— y los bancos tendrán restricciones sobre el reparto de dividendos y las recompras de acciones. Los valores se convertirán automáticamente en acciones comunes después de siete años.

Los bancos que ya hayan vendido acciones preferentes al gobierno como parte del programa de US$250.000 millones también podrían canjear su inversión por valores convertibles.

Los funcionarios del gobierno dijeron que el plan pretende evitar la nacionalización de la banca asegurando que las instituciones puedan extender préstamos.

Aunque los reguladores dijeron que la mayoría están bien capitalizados, la incertidumbre respecto a las condiciones económicas está minando su capacidad de extender crédito y captar capital privado.

Fuente: WSJ