2009/02/24

Los líderes de Europa llaman a elevar los recursos de FMI

Por Sebastian Moffett y Marek Strzeleckei, en Varsovia,
y Marcus Walker, en Berlín

Los líderes europeos hicieron un llamado para duplicar las arcas del Fondo Monetario Internacional para rescatar a los países en aprietos. La medida constituye una reacción a las crecientes señales de que las economías de Europa del Este están entrando en una crisis con profundas implicaciones para todo el continente.

La propuesta se produce en momentos en que los países del ex bloque comunista, desde Polonia a Ucrania, enfrentan su peor crisis económica desde la caída del Muro de Berlín hace 20 años. El capital se está fugando de Europa del Este, las monedas se han desplomado y la región es amenazada por grandes descensos en la producción y el empleo, así como por una ola de cesaciones de pagos.

La crisis, que ya derrocó al gobierno de Letonia el viernes, podría obligar a más países de la periferia de Europa a recurrir a la comunidad internacional. El FMI ya ha lanzado planes de rescate para cuatro ex economías comunistas, además de Islandia y Pakistán, en los últimos meses.

El llamado de duplicar las arcas del FMI, a US$500.000 millones, hecho el fin de semana por los líderes de las mayores economías de Europa Occidental pone de relieve su preocupación sobre la crisis financiera que azota a Europa del Este. Sin embargo, los líderes reunidos en Berlín no especificaron de dónde provendrán los nuevos fondos.

Asimismo, la escueta propuesta de los líderes de Europa Occidental no satisface los llamados del Banco Mundial y algunos gobiernos de que los países ricos de Europa Occidental apuntalen a la más vulnerable Europa del Este.

Hasta hace un par de semanas, la crisis había golpeado principalmente a los países de Europa del Este con un mayor nivel de endeudamiento, como Letonia y Hungría. No obstante, el colapso de las monedas y los mercados en las que hasta ahora habían sido las economías más robustas, como Polonia y la República Checa, demuestra que los inversionistas están huyendo de toda la región.

El derrumbe de los mercados de Europa del Este amenaza con echar por la borda años de arduo trabajo en las ex repúblicas soviéticas para forjar una economía de libre mercado y una forma de vida al estilo de occidental.

Las turbulencias también podrían agriar las cuantiosas inversiones de los bancos de Europa Occidental en la región, lo que algunos analistas ya han empezado a llamar el mercado de los préstamos "subprime" de Europa, en alusión al colapso del mercado de hipotecas de alto riesgo o subprime que a partir de 2007 desató la crisis financiera global.

"No cabe duda de que se trata de la mayor crisis económica en Europa Central y del Este desde el fin del comunismo", afirma Lars Christensen, analista jefe de mercados emergentes de Danske Bank. Las economías del Báltico a los Balcanes enfrentan contracciones de hasta un 15% del producto, advierte.

En buena parte de Europa del Este, las personas y las empresas han tratado de alcanzar los estándares de vida occidentales mediante un alto endeudamiento externo. Los 10 ex países comunistas que se han integrado a la Unión Europea desde 2004 han captado inmensas sumas de crédito y otras inversiones de Europa Occidental.

La supuesta estabilidad de pertenecer a la UE les permitió a las empresas y consumidores de Europa del Este endeudarse en monedas extranjeras como el euro, el franco suizo y el yen, que ofrecían tasas de interés más bajas que la moneda local.

Hoy, la caída de las monedas locales ha disparado el pago de esas deudas en momentos en que los deudores de Europa del Este deben pagar unos US$400.000 millones que le deben a los bancos de Europa Occidental. La mayor parte de esta deuda está denominada en divisas extranjeras, según un informe del banco suizo UBS.

Rafal Lyczek hizo lo que parecía más sensato en mayo del año pasado. Convirtió su crédito hipotecario en Polonia a francos suizos, aprovechando la tasa de interés más baja de Suiza para reducir sus pagos. La apuesta parecía segura, puesto que el zloty polaco había sido una moneda fuerte en los últimos años. Pero la divisa se desplomó, a 3,20 zlotys para comprar un franco suizo, comparado con sólo 1,98 zlotys por cada franco suizo en julio. En la práctica, eso significa que los pagos mensuales de este economista de 31 años han subido cerca de 60% desde mediados del año pasado. "Me cambié porque todos lo hacían en ese momento", dice. "Mi equivocación fue que no tomé en cuenta la estabilidad del zloty, que es la moneda en la que recibo mi sueldo".

Lyczek dice que sobrevivirá, pero el mercado teme que muchos polacos y otros deudores de la región entrarán en cesación de pagos. Esto ha vapuleado las acciones de los bancos de Europa Occidental que poseen buena parte de esta deuda.

Funete: WSJ