2009/04/13

Los mercados emergentes vuelven a ponerse de moda

Joanna Slater

Los recientes avances de las bolsas de los mercados emergentes han generado temores de que se avecina una corrección importante en los próximos meses.

Mientras regresan poco a poco a los activos más arriesgados, los inversionistas han acudido a lugares como Brasil, Corea del Sur y Rusia, donde las acciones, los bonos y las monedas sufrieron un colapso a finales del año pasado.

Los inversionistas han depositado sus esperanzas en las señales de que la fuerte desaceleración de la economía china ha llegado a su fin y que se podría estar revirtiendo. También hay indicios de que el declive en la producción industrial en otros países en desarrollo se podría estar estabilizando.

Los mercados recibieron otro impulso este mes cuando el Grupo de los 20 acordó aumentar los recursos del Fondo Monetario Internacional de US$250.000 millones a US$1 billón (millón de millones). Esto le da al FMI la capacidad de contener crisis financieras significativas en países en desarrollo, algo que hace que los inversionistas puedan respirar un poco más aliviados.

Los mercados emergentes son los que han tenido mejores resultados en lo que va del año. Un índice de Morgan Stanley que sigue las bolsas emergentes ha subido 12% en dólares. El índice que agrupa las acciones de los mercados desarrollados fuera de EE.UU. y Canadá, en cambio, ha caído 9%. Incluso tras sus recientes alzas, el Promedio Industrial Dow Jones acumula un descenso de 7,9% en lo que va del año.

Mientras tanto, los índices accionarios de referencia de China, Rusia y Brasil han escalado más de 20% en moneda local. India ha avanzado 12%.

Los gobiernos e incluso algunas empresas de los mercados emergentes han aprovechado la reciente disminución de los temores de los inversionistas para emitir deuda. Las monedas también han repuntado: el peso mexicano, el real brasileño y el rublo ruso se han fortalecido 7% o más contra el dólar desde principios de marzo.

Esta ola de optimismo, sin embargo, representa un reto para los inversionistas. "Todo el mundo se ha abalanzado y [el repunte] ha sido muy acelerado", dice Simon Hallett, que gestiona unos US$3.500 millones para la firma estadounidense de administración de patrimonio Harding Loevner. "Gran parte se debe a la creencia de que China ha resuelto su problema".

Hallett reconoce que los terroríficos datos económicos de los mercados emergentes hace unos meses lo impactaron, pero se tranquilizó cuando constató que, aparte de ciertos países en Europa Central y del Este, los sistemas financieros "se doblaron pero no se rompieron". Hallet dice que su firma planea aumentar sus posiciones en mercados emergentes en los próximos meses.

Las bolsas de los mercados emergentes podrían dar un buen tropezón si cambia el humor de los inversionistas globales. Los activos emergentes están supeditados a la disposición de los inversionistas para asumir riesgo. En caso de que cambie, el dinero volvería a salir rápidamente de esos mercados.

Las noticias recientes ponen de relieve la incertidumbre que rodea a algunos países. Tailandia se ha visto sacudida por manifestaciones contra el gobierno del primer ministro Abhisit Vejjaviva. Turquía, que negocia un préstamo con el FMI, se está viendo presionada para reducir su déficit fiscal y reformar su sistema tributario.

Devan Kaloo, quien administra US$7.500 millones para Aberdeen Asset Managers, cree que a largo plazo hay que invertir en empresas orientadas a los mercados domésticos de los países emergentes. Kaloo y otros gestores de fondos insisten en que los problemas de los mercados emergentes tienen que ver con un freno temporal del crecimiento, no con problemas estructurales como un endeudamiento excesivo o una crisis bancaria. Eso significa que repuntarán antes que las economías desarrolladas.

Justin Leverenz, gestor de fondos de Oppenheimer Funds, dice la caída de los precios lo ha vuelto optimista. Entre sus empresas predilectas de mercados emergentes figuran la constructora turca Enka y la brasileña de bienes raíces Cyrela Brazil Realty.

Fuente: WSJ