2009/02/04

Rusia sube al ring para evitar el colapso del rublo

Por Joanna Slater en Nueva York y Gregory L. White en Moscú

Rusia ha prometido ponerle un piso al declive del rublo. Pero es cada vez más evidente que la alicaída moneda del país se ha transformado en un blanco.

Inversionistas y analistas dicen que la presión sobre la divisa aumentará en las próximas semanas, lo que puede resultar en un enfrentamiento entre Moscú y los operadores del mercado y forzar a las autoridades a tomar decisiones difíciles.

Los operadores, desde inversionistas extranjeros hasta compañías locales, han llevado al rublo a un nivel muy cercano al nuevo límite impuesto por el banco central, anunciado hace apenas dos semanas. El derrumbe de la moneda tiene lugar pese al alza de las tasas de interés y las medidas impuestas para limitar la oferta de rublos.

Las autoridades rusas "trazaron una línea en la arena y nos acercamos a ella a toda velocidad", dice James Malcolm, estratega de divisas de Deutsche Bank en Londres. "Es un blanco irresistible".

El tipo de cambio es un tema bastante delicado en Rusia, donde los recuerdos del colapso del rublo en 1998 aún están frescos.

El drástico cambio en la trayectoria de la divisa en los últimos meses —golpeada por el desplome en los precios del petróleo, la principal exportación de Rusia y una fuga de capitales en medio de la crisis global— ha puesto al Kremlin en la defensiva.

Desde agosto, Rusia ha emprendido una costosa campaña primero para frenar y luego para atenuar el declive del rublo, invirtiendo más de un tercio de sus sustanciales reservas de divisas extranjeras. Los más altos funcionarios, incluyendo el primer ministro Vladimir Putin, han defendido la política, diciendo que era necesaria para permitir que los bancos y las personas se ajusten a las medidas. Los esfuerzos por controlar el descenso del rublo también le dieron tiempo a las grandes compañías rusas para reestructurar parte de su enorme deuda en moneda extranjera, cuyo valor se habría disparado si el rublo se desplomaba, dicen los analistas.

A fines de enero, el gobierno canceló las medidas e instituyó una nueva banda cambiaria para el rublo con un límite inferior de 41 rublos contra una canasta de dólares y euros. El martes, el rublo estaba a centavos de este límite. Esta semana, la divisa alcanzó su nivel más bajo en 11 años, un poco más de 36 unidades por dólar. Los inversionistas "están poniendo a prueba la determinación del banco central", dice Markku Anttila, un operador de divisas de Danske Bank que se especializa en Rusia.

Por ahora, los esfuerzos del banco central —que ha subido las tasas de interés y reducido la liquidez— no han sido lo suficientemente agresivos, dicen los analistas, sirviendo principalmente para aumentar el apetito de los inversionistas de nuevos declives del rublo. Como resultado, la mayor parte del dinero que el Kremlin está gastando para impulsar su sistema bancario y la economía, en realidad, está siendo inyectado en el mercado de divisas.

"Todos los rublos que están en el mercado han sido convertidos en dólares", dice Natalya Orlova, economista jefe de Alfa Bank en Moscú. "Salir de esta espiral donde todos esperan una devaluación será muy difícil".

Algunos analistas dicen que, para aliviar las presiones sobre la moneda, el gobierno podría imponer controles de capital, lo que limitaría la fuga de dinero. Pero eso representaría un retroceso más para el Kremlin, que ha promovido la liberalización económica en los últimos años.

La semana pasada, Putin mencionó el rechazo del gobierno a los controles de capital como una señal de su compromiso con la apertura de los mercados.

Fuente: WSJ