2010/04/23

La deuda japonesa sube: ¿Se acabó la deflación?

por Jennifer Hughes

Los pesimistas llevan años prediciéndolo, dada la alta cantidad de préstamos en Japón (la deuda pendiente de pago representa el 150% del Producto Interior Bruto, frente al 38% en Alemania, o el 49% en el caso de EEUU). Pero, hasta el momento, sus esperanzas se han visto frustradas por un ejército de prudentes ahorradores y la lucha de las autoridades contra la persistente deflación.

Una vez más, es la deflación –o la perspectiva de inflación, aunque débil– la que mueve al mercado. Esta semana, Kiyohiko Nishimura, el vicegobernador del Banco de Japón, habló de “rayos de luz” surgiendo de una “densa nube de deflación”. También mencionó una demora de un año entre los cambios económicos y su reflejo en la inflación, lo que implica que la recuperación del año pasado podría estar empezando a repercutir ahora. Los datos sobre las exportaciones conocidos ayer respaldaban las positivas previsiones económicas.

Se espera que la rentabilidad aumente en Japón. La pregunta, como en el resto del mundo, ha sido si esto cuadraría con el argumento negativo de la crisis de deuda, o se basaría en unas perspectivas económicas optimistas.

Podría haber sido con la misma facilidad –y aún podría serlo– el primer caso. Las principales agencias de ráting han advertido sobre la creciente deuda de Japón. Un informe de Fitch publicado ayer hacía hincapié sobre este punto.

Los bonos gubernamentales japoneses subieron ayer y la rentabilidad cayó después de que la rebaja del ráting de Toyota se dejase sentir en la bolsa. Por otra parte, una subasta de bonos a 20 años disfrutó de una buena acogida, lo que refleja que el ejército de ahorradores vuelve a actuar de nuevo. Pero la rentabilidad tiende al alza. Con ello, Japón refleja el optimismo del mercado global que sólo se ha visto afectado temporalmente por volcanes, investigaciones a Goldman Sachs, bajos beneficios corporativos o los problemas derivados de la crisis de Grecia.

El argumento pesimista es estructural mientras que el optimista es cíclico. Para que el optimismo se mantenga, los datos tendrán que seguir siendo sólidos. Parece que será lo que suceda durante un tiempo, pero de producirse un tropiezo, los pesimistas estarán esperando.

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