2010/05/10

Pros y contras de las medidas del BCE para salvar el euro

por D. Badía

La compra de deuda estabiliza los mercados, pero la institución pone en duda su independencia y asume riesgos en su balance.

Trichet y Grecia: “Donde dije digo, digo Diego”. Éste era el titular de un análisis de EXPANSIÓN de la semana pasada, para explicar que pocos meses después de que Trichet negara que tomaría decisiones por el bien de un estado concreto, había anunciado que aceptaría la deuda griega como aval en las subastas independientemente de su ráting. El lunes, la institución monetaria volvió a tropezar en la misma piedra.

El pasado jueves, el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet, apuntó que “No nos hemos planteado la posibilidad de la compra de bonos”, tras fijar de nuevo los tipos de interés en el 1%, y eludió la posibilidad de reabrir el grifo de la liquidez a plazos más largos.

De nuevo, donde dije digo, digo Diego (y2). El lunes anunció una batería de medidas “con el objetivo de hacer frente a las fuertes tensiones registradas en determinados segmentos del mercado, que están dificultando el funcionamiento del mecanismo de transmisión de la política monetaria”.

Algunas de éstas son ya conocidas –subastas a tipo fijo y con barra libre a tres meses, otra a seis meses a tipo variable e inyecciones en dólares acordadas con la Fed–; y otras no tanto, como las intervenciones en los mercados de renta fija y pública y privada de la eurozona, con lo que se busca “asegurar la profundidad y la liquidez en los segmentos de mercado con un comportamiento disfuncional”.

Efectos sobre el mercado
A falta de conocer los detalles de cómo se va abordar –el lunes, el Banco de Francia, el Bundesbank y el Banco de Italia reconocieron que habían comenzado la compra de deuda pública–, este plan tiene muchas ventajas, pero no está exento de riesgos. “Las intervenciones podrían estabilizar los mercados de deuda soberana en el corto plazo”, indica Simón Sosvilla, profesor de la Universidad Complutense de Madrid. “Esto limpia el mercado de toda especulación”, añade Lorenzo Dávila, jefe de Investigación del IEB.

De hecho, la decisión tumbó el lunes el riesgo país, principalmente de los estados periféricos, así como los CDS o seguros que contratan los inversores para protegerse del impago de la deuda. En el caso de España, el diferencial del bono español frente al alemán pasó de los 164 a los 97 puntos básicos y sus CDS cayeron un 27%, hasta los 172 puntos básicos. Esto tiene una repercusión directa sobre los costes de financiación de los estados y, por ende, del sector privado. “Da una oportunidad para implementar algunos planes de consolidación fiscal y restaurar la confianza de los mercados sobre la sostenibilidad de las finanzas públicas en la eurozona”, apunta Silvio Peruzzo, economista de RBS.

Sin embargo, pese a que el lunes Trichet remarcó en Basilea que la decisión no fue resultado de ningún tipo de presión política y añadió que “somos extremadamente independientes”, la lluvia de críticas a este respecto ya han llegado. “Su independencia se está erosionando”, explica David Page, de Investec. “El BCE tendrá dificultades para actuar sin favorecer a algunos países sobre otros”, añade. Incluso la medida ha dividido a parte del seno de la institución.

El miembro del consejo de Gobierno del BCE y presidente del Bundesbank, Axel Weber, apuntó el lunes que la compra de bonos “representa riesgos significantes” y dejó claro que es “crítico” con el dictamen. Y es que Trichet puntualizó que la decisión no se tomó de forma unánime entre todos los miembros del banco emisor. “Parece irreversible el efecto negativo que esta medida tendrá sobre su credibilidad como autoridad monetaria independiente”, sostiene Daniel Fernández Kranz, profesor del Instituto de Empresa, Business School.

Peligros de inflación
El BCE, no obstante, quiso dejar claro que no se trata de una medida de quantitative easing al estilo de la Fed y del Banco de_Inglaterra –el lunes dejó los tipos sin cambios en el 0,5% y mantuvo su programa de compra de deuda de 200.000 millones de libras (229.000 millones de euros)–.

Cuando se compra deuda creando dinero nuevo, se genera inflación, lo que iría en contra de los principios de la institución. Para evitarlo, el BCE llevará a cabo operaciones específicas para reabsorber la liquidez inyectada. Igual no se crea inflación, pero “existe el riesgo de que se produzca un potencial deterioro del balance de la institución”, añade Page, debido a que se pueda vender deuda de máxima calidad (alemana) para comprar bonos españoles, portugueses o griegos. De hecho, el lunes el interés del bono alemán subió del 2,79% al 2,95%.

Ahora, los gobiernos tienen la pelota en su tejado. El BCE y la UE –con un paquete de rescate de 750.000 millones– han dado una nueva oportunidad, quizá la última, a los gobiernos menos disciplinados, como España, para lograr reconducir sus finanzas públicas ¿El siguiente paso? Una política económica y fiscal común y la creación de un bono europeo suenan en las quinielas.

Las decisiones, al detalle
La institución intervendrá en los mercados de renta fija pública y privada, mediante la compra de deuda, aunque no creará dinero nuevo.

Realizará subastas a tres meses el 26 de mayo y el 30 de junio a tipo de interés fijo y con barra libre de liquidez.

Celebrará una subasta a seis meses, eliminada hace dos meses, con adjudicación plena el 12 de mayo, a un tipo de interés variable.

Se reactivan las líneas swap con la Fed de provisión de liquidez en dólares a 7 y 84 días. Serán a tipo fijo y con adjudicación plena de dinero.

Fuente: Expansión