2010/03/26

Los balanceos del euro

por Lex. Financial Times

Los políticos se contradicen constantemente y los mercados son víctimas de continuas oscilaciones. No es de extrañar, por tanto que el paquete de rescate a Grecia esté lleno de incoherencias. El presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, empezó mostrando su oposición a la intervención del Fondo Monetario Internacional. Después de alcanzarse un acuerdo, elogió la idea.

Antes, parecía que la prioridad de cualquier plan era evitar los daños morales. Sin embargo, Herman Van Rompuy también parece haber ignorado ese principio. “Esperamos que sirva para tranquilizar a todos los tenedores de bonos griegos y que la eurozona nunca permita la caída de Grecia”, aseguró el presidente del Consejo Europeo. Balanceos aparte, el plan supone un avance significativo, ya que muestra un frente europeo unido.

Dado que todos los miembros tienen derecho a decidir si extender un cheque a Grecia en caso de que el país solicite ayuda, es necesario que haya consenso. Además, reafirma la importancia de la disciplina fiscal, a través de un grupo de trabajo propuesto por Alemania y que cuenta con el respaldo del FMI. Por último, la mera existencia del plan se adelanta a la posibilidad de que Grecia no pueda refinanciarse a corto plazo. Podría compararse con un muro de contención, que evitaría la propagación de un virus financiero.

No obstante, las buenas intenciones no implican que el proyecto funcione en la práctica. Hay varios aspectos sobre los que pende la duda. Por un lado, está la cuantía de los préstamos a Grecia y el tipo de interés que se aplicaría. Por otro, queda por saber si Grecia, cuya deuda se sitúa ya en el 113% del PIB puede lograr la sostenibilidad de la deuda. El esfuerzo fiscal que se le exige es enorme, mucho mayor que el contemplado en los planes de austeridad de España o Portugal. Incluso si Atenas consigue reducir su déficit al 2% del PIB para 2013, tendría que captar 50.000 millones de euros netos además de los 272.000 millones de euros que necesita para financiar los déficit provisionales.

Aun así, la crisis servirá al menos para que Europa reaccione y consiga poner en orden sus finanzas públicas. Además, mientras la eurozona se aprieta el cinturón, el BCE mantendrá los tipos de interés bajos durante más tiempo. El euro, por tanto, debería seguir devaluándose.

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