2009/05/08

Un momento de alivio para la banca y Wall Street

Por Damian Paletta y Marshall Eckblad

Cuando el gobierno de Barack Obama anunció en febrero que estaba sometiendo a "pruebas de resistencia" a los mayores bancos de Estados Unidos, el Secretario del Tesoro, Timothy Geithner, el mercado bursátil y el sector bancario parecían avanzar hacia la misma dirección, cuesta abajo.

Menos de tres meses después, todos están experimentando una suerte de repunte, subrayando la opinión cada vez más generalizada de que las pruebas podrían marcar un punto de inflexión en la crisis financiera.

Geithner consiguió acallar las críticas de que las pruebas eran una treta política, dejando la tarea de contabilizar los datos a la Reserva Federal. El mercado bursátil se recuperó a medida que regresó la confianza del consumidor. Y varios de los principales bancos reportaron ganancias inesperadamente fuertes para el primer trimestre, fomentando la confianza en su salud a largo plazo.

"En febrero, algunas acciones financieras se negociaban como si la insolvencia fuera algo inevitable", dice Jeff Harte, analista senior de Sandler O'Neill + Partners. "El mercado ahora entiende que estos bancos van a sobrevivir".

El Promedio Industrial Dow Jones cayó 1,2% el jueves, a 8.409,85. Pero en la Bolsa de Nueva York, muchos participantes dijeron que el declive tenía poco que ver con la ansiedad por los resultados de las pruebas de resistencia.

Al principio, muchos se preguntaran si el gobierno clausuraría los bancos débiles, como ocurrió en 1933. Los inversionistas temieron durante semanas que el Departamento del Tesoro quería estatizar partes del sistema bancario, a pesar de los esfuerzos desesperados de Geithner y otros de disipar esa idea.

Las pruebas de resistencia también tuvieron una recepción marcada por el cinismo. El presidente de la junta de ‐Wells Fargo & Co., Richard Kovacevich, las calificó de "tontas" y otros ejecutivos dijeron que los bancos tenían más que perder que ganar con ellas. Incluso los reguladores se preguntaban si era una buena idea publicar los resultados de las pruebas. Dos semanas después de que se anunciaran las pruebas, el Dow Jones marcó su nivel más bajo en 11 años.

En retrospectiva, las pruebas fueron como apretar el botón de pausa. El período otorgó a Geithner más tiempo para armar la respuesta del gobierno a la crisis bancaria, que anteriormente había sido ad hoc y muy criticada.

A principios de abril, pocas semanas después de que la acción de Citigroup cerrara en US$1,02, Obama dijo que empezaba a ver "rayos de esperanza" en la economía. Asimismo, en la evaluación del presidente de la Fed, Ben Bernanke, el panorama ha mejorado en las últimas semanas.

Las declaraciones optimistas impulsaron el mercado bursátil, sentando las bases para una recepción más positiva de los resultados de las pruebas de resistencia, especialmente a medida que se hacía más claro que incluso los bancos más débiles podrían no necesitar mucha más ayuda del gobierno.

"Obama dejó de criticar a Wall Street", dijo Paul Miller, un analista en FBR Capital. "Están aprendiendo que es mejor que el mercado esté en 8.000 que en 6.000".

Altos funcionarios del gobierno dijeron que las pruebas servían tanto para restaurar la confianza en el sistema bancario como para ayudar a los mismos bancos. También opinaron que al preparar a los bancos para "el peor de los casos" con una abundancia de capital, probablemente podrían evitar ese escenario. "Podríamos estar en un punto de quiebre en la economía real, y si así es, los bancos se beneficiarán", asegura Edward Kane, profesor de finanzas en Boston College.

Parte del pequeño boom de las acciones bancarias podría deberse a una creciente noción entre inversionistas y gestores de portafolios de que estos títulos tocaron fondo en marzo.

Analistas han señalado que las acciones de los 19 bancos sometidos a pruebas ahora tienen más potencial de subir que de caer, en parte porque el gobierno declaró en marzo que no permitirá que ninguno de ellos quiebre. Es probable que en el futuro próximo se vea una ola de fusiones entre bancos chicos y grandes.

Fuente: WSJ