2009/04/23

Ni V, ni W, ni U: el futuro de la economía global empieza a tomar forma de L

No hay dudas de dónde está la economía actualmente. "Se mida como se mida, esta caída representa de lejos la recesión global más profunda desde la Gran Depresión", declaró contundentemente el Fondo Monetario Internacional el miércoles.

Pero hay más incertidumbre de lo normal sobre hacia dónde se dirige. La clave es Estados Unidos. Aunque su tajada de la economía mundial es más pequeña que lo que fue en su momento, aún es enorme. EE.UU. llevó al mundo al abismo y liderará la recuperación de la economía mundial. Pero, ¿qué tan rápido y cuándo?

El alfabeto nos puede ayudar a imaginar las posibilidades y el rumbo de la economía. Está la letra V, el tipo de recuperación rápida que suele llegar después de una profunda recesión. O la letra U, una recesión más larga y una recuperación más lenta. Está la L, años de crecimiento lento y doloroso. Está la W, un alza temporal cuando la economía siente el impulso del estímulo fiscal que luego se desvanece. Finalmente está la D mayúscula, no por su forma sino por otra Gran Depresión.

Con la historia como guía, consideremos algunos escenarios.

La V

El fallecido Victor Zarnowitz, un estudioso del ciclo empresarial, tenía una regla: "Las recesiones profundas casi siempre son seguidas por recuperaciones pronunciadas". La suave recesión de principios de los 90 y comienzos de la década de 2000 fue seguida por recuperaciones suaves. Pero la economía estadounidense creció a un ritmo mayor a 6% en los cuatro trimestres posteriores a la profunda recesión de 1973-75 y más rápido que 7,75% luego de la caída aún más profunda de 1980-1982.

"En las recesiones profundas", afirma Michael Mussa, del Instituto Peterson para la Economía Internacional, "suele haber una sensación de penumbra cada vez mayor a medida que la recesión se profundiza". Luego, las fuerzas que desataron la crisis —por ejemplo, el desplome de los precios de las viviendas— amainan. Se empiezan a sentir los alivios tributarios y el gasto gubernamental. Se recupera la producción y el dinamismo natural del capitalismo se reafirma a sí mismo.

Pero la Reserva Federal de EE.UU. causó las profundas recesiones de los 70 y los 80 cuando pisó el freno para detener la inflación; terminó con ellas cuando levantó el pie. Esta vez, la Fed tiene su pie en el piso y la economía sigue cayendo. Y una rápida recuperación del espíritu de los consumidores parece poco probable. Además, el saneamiento de los bancos está lejos de haberse completado, lo que restringe el crédito.

La posibilidades de una V: 15%.

La D mayúscula

A principios de marzo, The Wall Street Journal le preguntó a unos 50 analistas si se podía repetir la Gran Depresión. En promedio, dijeron que las posibilidades eran de una en siete; varios opinaron que eran más de una en cuatro.

"Este es un evento de la magnitud de una Depresión", afirma el historiador económico Barry Eichengreen, de la Universidad de California en Berkeley, al citar la caída global en la producción mundial y el comercio mundial. La gran diferencia: en 1929, los gobiernos vacilaron. En 2009, se han lanzado al rescate.

Para pasar de la profunda recesión actual a una depresión, algo debe salir muy mal. Puede ser una catástrofe financiera de la magnitud de Lehman Brothers u otra ola de pánico. El remedio clásico es dinero fácil de conseguir y grandes déficits gubernamentales. Pero ya se probó tanto esa receta que es válido cuestionar su eficacia o entender que haya resistencia en todo el mundo a ponerla en práctica.

Las posibilidades de una D: 20%.

La L

Tras los estallidos de las burbujas del mercado bursátil y los bienes raíces en 1990, Japón padeció una década de crecimiento anual de 0,5%. Fue llamada la década perdida y podría pasar en EE.UU. La recesión termina pero la economía avanza lángidamente, creciendo de forma demasiado lenta para bajar el desempleo durante años.

Como señaló el FMI esta semana, las recuperaciones que siguen a una recesión causada por crisis financieras son típicamente "más lentas".

Si los mercados financieros se estabilizan pero no mejoran de forma estable, o si los precios de las viviendas siguen bajando, o si la confianza continúa siendo inestable, la economía estadounidense podría languidecer por un tiempo. Y EE.UU. no puede contar con un aumento de las exportaciones, ya que el resto del mundo no está en las mejores condiciones para comprar.

La L es menos ominosa y quizás más probable como resultado.

Las posibilidades de una L: 55%.

Eso suma 90%. Pongamos 10% en la U, menos agradable que la eufórica V pero mucho menos dolorosa que una década perdida. Ese es el consenso básico entre los analistas económicos; significa que el desempleo en EE.UU. crecerá por otro año y medio.

Conclusión: las probabilidades favorecen un largo y arduo camino por delante.

Fuente: WSJ