2009/01/27

La lucha por obtener algunas migajas de crédito

Por Joanna Slater

En un mundo donde el capital es escaso, las empresas de los mercados emergentes podrían encontrarse peleando por las migajas.

Una serie de compañías en los países en desarrollo necesitan captar recursos este año, una tarea cada vez más difícil, sino imposible.

J.P. Morgan Chase & Co. calcula que dichas empresas necesitan reprogramar más de US$200 millones en deuda externa en 2009. Las mayores necesidades de financiamiento corresponderían a empresas de Rusia, Turquía, México, Corea del Sur y los Emiratos Árabes Unidos.

Desde septiembre, sin embargo, los mercados internacionales de capitales se han efectivamente cerrado a dichos prestatarios. Eso significa que las empresas de países emergentes tendrán que utilizar sus propias reservas de efectivo o acudir a fuentes locales de crédito para cumplir sus obligaciones. Si no lo logran, tal vez intenten renegociar con sus acreedores o busquen ayuda gubernamental y, si fracasan, enfrentarán una cesación de pagos.

En su informe, J.P. Morgan resaltó un aumento reciente en el número de empresas latinoamericanas que han entrado en cesación de pagos o que han violado los términos de sus acuerdos de deuda, lo que se conoce como "moratoria técnica".

La cesación de pagos de la telefónica colombiana Transtel, a fines de 2008, el anuncio de la transportadora de gas argentina TGN de que no realizará el pago del principal e interés cuyo vencimiento se acerca, la moratoria técnica de la firma inmobiliaria dominicana Cap Cana y el uso del período de gracia de parte de empresas como el frigorífico brasileño Arantes son vistos por J.P. Morgan como una "tendencia preocupante" entre las empresas de la región de tratar de conseguir términos más favorables de sus acreedores.

Entre las 17 empresas que, según el banco estadounidense, podrían caer en una moratoria técnica figuran la siderúrgica rusa OAO Severstal; el conglomerado industrial mexicano Industrias Unidas, el fabricante mexicano de vidrio Vitro, el grupo chino de bienes raíces Greentown China Holdings y PT Arpeni Pratama Ocean Line, una naviera de Indonesia.

En otra señal del deterioro de la salud financiera de los deudores, Fitch Ratings rebajó en el cuarto trimestre de 2008 la calificación de crédito de 88 empresas de mercados emergentes, el mayor número en por lo menos siete años.

Ese tipo de anuncios ha aumentado en todo el mundo a medida que el entorno económico empeora. Las empresas con menores necesidades de crédito y reservas de efectivo son las que probablemente saldrán ilesas de la crisis.

De todos modos, incluso si las condiciones mundiales de financiación mejoran, estas empresas enfrentan una férrea competencia para conquistar el interés de los inversionistas. Los gobiernos de los países desarrollados contemplan grandes paquetes de estímulo fiscal, que tendrán que financiar a través de los mercados de deuda, dejando menos espacio disponible para otros deudores.

Incluso los gobiernos de los mercados emergentes —algunos de los cuales levantaron capital en semanas recientes— tendrán menos inconvenientes para recaudar efectivo que las empresas de sus países. Dichas compañías "serán las últimas en la fila por capital este año", advierte Nick Chamie, jefe de investigación de mercados emergentes de RBC Capital Markets.

Las economías emergentes fueron las últimas en sucumbir al naufragio global, pero una vez que se agravó la crisis del crédito y los precios de las materias primas se desplomaron, sus perspectivas se hicieron más sombrías.

La deuda de las empresas de mercados emergentes ha sido vapuleada en medio de las turbulencias globales. La prima de la deuda de esas compañías respecto a los bonos del Tesoro estadounidense se disparó de poco más de dos puntos porcentuales a fines de agosto a cerca de nueve puntos porcentuales actualmente, según el índice de J.P. Morgan que sigue un amplio grupo de bonos corporativos en dólares. En algunos países esta diferencia, también conocida como spread, es aún más marcada: un subíndice de la deuda corporativa rusa tiene una prima de 11 puntos porcentuales sobre los bonos del Tesoro.

En otras palabras, los costos de financiamiento son prohibitivos. "Nadie emite (deuda a este nivel), simplemente no es viable, particularmente en un entorno negativo para las ganancias", dice David Spegel, director global de estrategia para mercados emergentes de ING Group en Nueva York. "Realmente no hay apetito por parte de los inversionistas", agrega.

La tarea de refinanciar deuda también se complica debido a las fluctuaciones cambiarias, ya que muchas empresas tienen una brecha entre sus ingresos en moneda local y su deuda en divisas como el dólar.

Las empresas rusas, por ejemplo, están recibiendo "un triple golpe", dice Eric Jayaweera, jefe de las operaciones de crédito en mercados emergentes de UBS en Londres.

Hay una crisis mundial de crédito, el sistema bancario doméstico está bajo fuerte presión y los precios del petróleo y otros commodities se vinieron abajo, observa, lo que resulta en un enorme problema para un exportador de energía como Rusia.