2010/05/25

El final del principio de la crisis existencial de la eurozona

por Lex Column

¿Y ahora qué? El presidente de Alemania ha firmado la ley que determina la participación de su país en el rescate de 750.000 millones de euros de la eurozona. El paquete ha dado margen para que Grecia, España, Portugal e Irlanda, en particular, reduzcan sus déficit fiscales a niveles sostenibles y lleven a cabo algunas reformas estructurales.

El crecimiento económico debería facilitar la implementación de esas medidas; casi todas las economías de la eurozona han salido ya de la recesión. Sin embargo, el terreno sigue cambiando bajo los pilares sobre los que se asienta el paquete. La crisis de la eurozona es tan dinámica que el rescate corre el riesgo de verse superado por los acontecimientos. Falta confianza en el paquete justo cuando más se necesita.

Son tres los factores que en la actualidad preocupan más a los inversores. El primero es la posibilidad de una ruptura de la eurozona. Hace seis meses, semejante escenario era impensable. El apoyo político al euro era formidable, y la posibilidad de su desaparición, nula. Pero los desacuerdos y la falta de solidaridad con Grecia han dañado la credibilidad del gobierno del bloque. La posibilidad de que se rompa la eurozona es pequeña, pero existe.

Luego está la cuestión de si Grecia cometerá –o debería hacerlo– impago. Un hecho así eclipsaría cualquier impago soberano desde 1983. Los dos más importantes –el de Rusia en 1998 y el de Argentina en 2001– ascendían juntos a 155.000 millones de dólares (123.000 millones de euros) de deuda, según Barclays Capital. La deuda pendiente de pago de Grecia se aproxima a los 350.000 millones de dólares. Pese al enorme daño que supondría, el impago sigue siendo una opción viable para Atenas.

El tercer factor es el conflicto regulador. Pocos discuten la necesidad de una sólida regulación post-crisis que deje las menores diferencias posibles entre jurisdicciones. Sin embargo, casi no existe coordinación entre los gobiernos; la prohibición de Alemania a las ventas cortas al descubierto es sintomática de un enfoque que con demasiada frecuencia actúa sobre los objetivos fáciles y equivocados. El peligro inmediato para la eurozona ha pasado, pero el paquete de 750.000 millones de euros es el final del principio de la crisis existencial de la eurozona, no el principio del fin.

Fuente: Expansión