2010/04/13

Plan de rescate marginaliza al BCE

Por Brian Blackstone

El presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, se oponía a una participación del FMI en un paquete de ayuda para Grecia.

FRÁNCFORT—Jean-Claude Trichet, uno de los artífices de la unión monetaria europea y guardián del euro, se encuentra en un lugar marginal en momentos en que Europa enfrenta su mayor crisis fiscal en décadas.

Mientras los miembros de la zona euro buscaban la forma de enfrentar la crisis de deuda de Grecia, proceso que culminó el domingo con el anuncio de un potencial paquete de ayuda, los esfuerzos de Trichet de moldear la respuesta fracasaron en buena parte.

En asuntos clave, desde su oposición a la participación del Fondo Monetario Internacional en el rescate hasta su llamado para que los gobiernos hablaran con una voz unificada, Trichet pareció estar poco sincronizado con las capitales de la zona euro y sus recomendaciones a menudo fueron ignorados.

"El problema ahora es que está a cargo de una institución que supuestamente debe ser guardián del euro, pero muchas de las decisiones que van a afectar el futuro de la moneda única están fuera de sus manos", dice Philip Whyte, investigador senior del Centro para la Reforma Europea, un centro de estudios en Londres.

La falta de influencia de Trichet sobre la respuesta a una crisis tan crucial para la estabilidad del euro y el futuro económico de Europa podría debilitar el peso del presidente del Banco Central Europeo (BCE) y plantear dudas más amplias sobre la capacidad del BCE para responder efectivamente a crisis futuras, dicen analistas.

Muchos países de la zona euro aún sienten los dolorosos efectos de la recesión y los políticos, especialmente en Alemania, fueron renuentes a reaccionar a los llamados de Trichet para una respuesta rápida y decisiva a la crisis de la deuda, un paso que pudo haber implicado el envío de miles de millones de euros a Atenas. Esa posibilidad ha erosionado el apoyo popular hacia la UE y la moneda única en lugares como Alemania y dejó al descubierto la profunda división en Europa entre los defensores de una integración económica y política más estrecha, un campo asociado con instituciones como el BCE, y quienes creen que los estados miembros deberían preservar su soberanía.

Algunos analistas dicen que en lugar de debilitar a Trichet y al BCE, la crisis griega ha clarificado su papel en la estructura financiera de Europa. La crisis de Grecia "corrige una percepción errónea" de los poderes del BCE, dice David Marsh, autor de The euro, un libro sobre la creación de la moneda europea. "A fin de cuentas, es apropiado que exista un balance de responsabilidades y acciones entre los gobiernos y el BCE", dice Marsh.

A largo plazo

Las actuales dificultades de Trichet podrían ser una advertencia para su sucesor (su período termina en octubre de 2011) para que se concentre en la política monetaria sin inmiscuirse en otros asuntos políticos sobre los que el BCE no tiene control.

De todas formas, otros dicen que la crisis demostró que la voz de Trichet no tiene casi resonancia entre los países de la zona euro, lo que es una posición bastante precaria para un estratega con una posición tan importante.

En contraste, la Reserva Federal (Fed), ha aumentado su influencia en los meses siguientes a la crisis, dicen economistas.

El presidente de la Fed, Ben Bernanke, obtiene su cuota de críticas, pero sus opiniones sobre la economía, las normas y la política fiscal tienen un peso considerable entre los encargados de formular las políticas y el público en general. Esa brecha en la imagen podría poner más presión sobre el valor del euro.

"El BCE tiene una reputación excepcional, pero los gobiernos lo han prácticamente ignorado y lo han arrastrado, y cualquiera pierde así la fe en la formulación de políticas de la zona euro si lo que se ve como la institución más fuerte es marginalizada", dice Marco Annunziata, economista jefe de UniCredit Group.

Los problemas de Grecia pueden enlodar lo que de otra forma sería una especie de vuelta olímpica para Trichet. Además de navegar el euro a través de sus primeros y agitados años en el Banco de Francia y en el BCE, ganó elogios de muchos economistas por mantener baja la inflación y por su manejo de la crisis financiera global.

Pero con la crisis de Grecia, la situación se volvió en su contra, especialmente por la renuencia de Alemania a seguir sus consejos.

Fuente: WSJ