2010/04/14

Brasil quiere seducir a China, una relación vital para su desarrollo

Por Paulo Prada y John Lyons

SÃO PAULO—Cuando el presidente de China, Hu Jintao, aterrice en Brasil hoy para dar inicio a una visita oficial y participar en la cumbre de los países BRIC (Brasil, Rusia, India y China), los empresarios y líderes políticos de la mayor economía de América Latina tratarán de estrechar los lazos con un país crucial para el crecimiento a largo plazo de Brasil.

Uno de los temas en la agenda de la reunión de los países BRIC es cómo proteger a sus monedas de los especuladores. Un "intercambio mutuo de información" ayudaría a proteger las monedas locales, dijo el martes el presidente ruso, Dmitry Medvedev. Sin embargo, los líderes de los países BRIC han dicho que no discutirán la creación de una moneda multinacional que pueda reemplazar al dólar en las transacciones internacionales, un asunto que ha sido mencionado en varios foros de las naciones emergentes.

Aunque Brasil también está interesado en fortalecer sus relaciones con Rusia e India, no ha escatimado esfuerzos por estrechar los vínculos comerciales con Beijing. China busca conseguir un suministro estable de las materias primas necesarias para su crecimiento y Brasil quiere posicionarse como una fuente indispensable de importaciones vitales como mineral de hierro, petróleo y soya.

La voraz demanda china por dichos productos llevó al país asiático a superar a Estados Unidos, después de más de medio siglo, como el principal socio comercial de Brasil. Durante la última década, el comercio entre China y Brasil se disparó desde apenas US$2.300 millones en 2000 a US$36.100 millones en 2009.

La relación, que se ha fortalecido después de una serie de visitas recíprocas entre los presidentes Hu Jintao y Luiz Inácio Lula da Silva a partir de 2004, ilustra cómo la demanda china ha reconfigurado el flujo comercial entre los países en desarrollo. Un nuevo estudio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) indica que China desplazará para 2015 a la Unión Europea en términos de comercio con la región.

"China está tratando de diversificar su portafolio, su seguridad y sus relaciones económicas y tener acceso a diferentes fuentes alrededor del mundo", dijo recientemente Steven Clemons, director del Programa de Estrategia Estadounidense de la New America Foundation, un centro de estudios de Washington. El resultado son "nuevas interacciones económicas y nuevos términos de intercambio entre los países en desarrollo".

Con la mira en la diversificación

Esta clase de interacciones serán uno de los temas que dominarán el encuentro entre Hu y los líderes de Brasil, Rusia e India en Brasilia, la segunda reunión de los líderes del BRIC en dos años. Después de la cumbre y de conversaciones bilaterales con Brasil, Hu tiene programado viajar a Chile y Venezuela, otros dos socios comerciales en crecimiento.

La demanda de China ayudó a Brasil a capear la crisis global en momentos en que decaía el comercio con otras economías importantes. Los ingresos provenientes de dichas exportaciones, junto con la decisión de China de financiar infraestructura y proyectos industriales en mercados estratégicos en el exterior, están acelerando el desarrollo de iniciativas que, de otra manera, tomarían más tiempo.

Petróleo Brasileiro SA, el gigante estatal de petróleo más conocido como Petrobras, completó el mes pasado la construcción de un gasoducto de 1.500 kilómetros para el transporte de gas natural con la ayuda de Sinopec, la filial internacional de China Petroleum & Chemical. A cambio de un futuro suministro de petróleo, el Banco de Desarrollo de China le prestó el año pasado US$10.000 millones a Petrobras para la explotación de las gigantescas reservas de crudo frente a la costa brasileña.

China también financia parte de una planta de energía a carbón en el sur de Brasil y ha manifestado interés en proyectos como la construcción de nuevos puertos y de un tren bala que uniría a São Paulo y Rio de Janeiro.

De todas formas, la relación entre los dos países no ha estado exenta de dificultades. China, por ejemplo, ha rechazado los pedidos de Brasil, el mayor exportador de carne de res del mundo, de acceso a su masivo mercado cárnico.

Por otra parte, la burocracia brasileña y las estrictas leyes medioambientales han impedido el despegue de algunas iniciativas empresariales chinas en Brasil.

Poco después de la primera visita de Hu a Brasil, en 2004, BaoSteel Group, la mayor siderúrgica china, anunció planes para construir una planta multimillonaria en el noreste brasileño. Sin embargo, después de tres años de fracasar en sus intentos por obtener los permisos necesarios, la compañía tiró la toalla.

"Algunas veces, los obstáculos en Brasil son demasiado grandes para las empresas acostumbradas a avanzar rápido", dijo Charles Tang, presidente de la Cámara de Comercio Chino-Brasileña en Rio de Janeiro. "La interacción es mutuamente beneficiosa", señala Chen Fenying, del Instituto de Estudios Económicos Mundiales, que forma parte del Instituto de Relaciones Internacionales Contemporáneas de China, con sede en Beijing.

A pesar de los beneficios para las exportaciones de Brasil, algunos empresarios temen que el país se vuelva demasiado dependiente de Beijing, especialmente si Brasil limita el comercio con China a las materias primas.

Mientras Brasil importa desde China electrónicos, productos industriales y ropa, los productos que le vende al gigante asiático se limitan a recursos mineros, agrícolas y petróleo. "Necesitamos diversificarnos", afirmó Welber Barral, secretario de Comercio Exterior de Brasil. "Estamos demasiado concentrados en los bienes básicos".