2010/01/08

Deuda pública

por Lex Column

A medida que la deuda pública va en aumento, cada vez parece más inverosímil pensar que hace sólo diez años, los inversores estaban preocupados por la posible desaparición de los mercados de bonos gubernamentales en Occidente.

De hecho, se decía que los bonos corporativos con calificación AAA acabarían por sustituir a los del tesoro como índice de referencia de la deuda global. Sin ir más lejos, en 2000 la emisión global de deuda pública no superó los 250.000 millones de dólares. Sin embargo, sólo en este año, Reino Unido emitirá un tercio más de esa cantidad y los gobiernos de la zona euro multiplicarán la cifra por seis.

Muchos se preguntan cuánto puede prolongarse esta situación y cuánto tardará el aumento del endeudamiento en ahogar el crecimiento económico y la inflación en despegar. No obstante, por el momento, los economistas que escribieron el libro sobre el impacto de la crisis financiera en las finanzas públicas se han limitado a lanzar una advertencia.

Después de examinar la situación de 44 países en los últimos doscientos años, Kenneth Rogoff, ex economista jefe del FMI y su compañera Carmen Reinhart, no encontraron casi ningún vínculo entre el aumento de la deuda pública y el de la inflación en los países desarrollados. La información debería aplacar la inquietud inflacionista de los inversores.

Tampoco encontraron mucha relación entre la deuda y el crecimiento económico, siempre que la deuda pública neta no supere el 90% del PIB. Eso sitúa a EEUU y Reino Unido, con ratios de deuda con respecto al PIB del 84% y el 72% respectivamente, fuera de peligro por ahora.

No obstante, cuando la deuda supera ese nivel, el crecimiento medio puede caer hasta 2 puntos porcentuales. Por lo general, esos altos niveles de endeudamiento sólo se han alcanzado durante las grandes guerras. Pero si utilizamos las previsiones del FMI, Washington y Londres corren el riesgo de superar la barrera del 90% de aquí a un año.

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