2011/01/10

Pese a que todos lo niegan, crece la presión sobre Portugal

Por Paul Hannon

LONDRES (EFE Dow Jones)--La eurozona no está poniendo ninguna presión sobre Portugal para que solicite ayuda. Es únicamente cosa del Gobierno portugués hacer su propia valoración de la situación y decidir si necesita ayuda.

Al menos es lo que el Ministerio de Finanzas de Alemania dijo el domingo.

Así que estamos de nuevo en un territorio que nos resulta familiar si lo comparamos con las semanas previas a los rescates de Grecia e Irlanda. Si volvemos la vista atrás, ambos episodios terminaron con los gobiernos pidiendo ayuda después de negar en diferentes ocasiones que la necesitaran.

Como ocurrió con Grecia e Irlanda, "fuentes" de otros gobiernos de la eurozona temen por la capacidad de Portugal de pedir prestado en los mercados de bonos internacionales.

Algunos podrían decir que lo mejor que podrían hacer estos miembros de los gobiernos es no hacer este tipo de afirmaciones si verdaderamente quieren que Portugal siga teniendo acceso a los mercados de capitales.

Inevitablemente, en la mañana del lunes los inversionistas reaccionaron a las especulaciones del fin de semana sobre Portugal vendiendo sus bonos estatales.

Hay dos posibles explicaciones de este patrón de comportamiento. Podría ser que los políticos de la eurozona son malos comunicando y entienden poco sobre el funcionamiento de los mercados de bonos.

Es cierto que, a lo largo de la crisis financiera, el tamaño y la complejidad del aparato político de la eurozona ha dificultado la creación de un solo mensaje y que perdure durante mucho tiempo.

Pero además hay consistencia y regularidad con la manera en que se han comportado las autoridades de la eurozona en los momentos previos a cada rescate. Oficialmente, insisten en que la solicitud de la ayuda depende de cada gobierno y que nadie está siendo presionado para elegir esa opción.

Extraoficialmente, los políticos de la eurozona informan a los periodistas, manifestando sus temores por la capacidad del gobierno en cuestión de mantener su acceso a los mercados de bonos internacionales a un ritmo sostenible, sabiendo que haciendo esto aumentarán el costo de la deuda hasta niveles que no son sostenibles.

Con estos medios, los gobiernos de Grecia, Irlanda y ahora Portugal han sido y son obligados a aceptar el rescate.

Esta táctica evita la apariencia de una eurozona que aún está compuesta de países independientes libres de ejercer su soberanía, mientras que en realidad dan preferencia a las necesidades de la eurozona como entidad.

Los gobiernos que son reacios a admitir su fracaso por las consecuencias políticas a nivel interno se ven obligados a adoptar las medidas consideradas necesarias para el bien del área del euro y para prevenir un contagio.

A excepción de eso, hasta ahora, no ha prevenido el contagio. Los economistas ya calculan cuánto costará rescatar España, que ya se ve como el próximo de la lista que necesite ayuda.

"Debido al hecho de que los actuales fondos no serán lo suficientemente grandes para dar una financiación a tres años a España, consideramos que es necesaria una ampliación de los fondos para calmar a los mercados", escribieron el lunes economistas en una nota.

El Gobierno español es consciente de esto, lo que posiblemente explica por qué ha sido el único que ha negado que Portugal necesite ayuda.

"Portugal no necesitará un rescate", dijo el lunes la ministra de Economía Elena Salgado en una entrevista en la Cadena Ser.

Así que el camino más plausible de interpretar las filtraciones sobre Portugal es este: hay un esfuerzo por obligar al Gobierno portugués a que acepte la ayuda al forzar una subida del costo de la deuda hasta niveles en los que sea imposible refinanciar su deuda y reducir el déficit público.

Esta táctica parece concebida para preservar la apariencia de la soberanía nacional dentro de la eurozona, mientras que se asegura que los miembros pidan ayuda más pronto que tarde en un intento por atajar la podredumbre.