2010/08/05

El acuerdo entre Santander y RBS cierra una historia agridulce entre ambos bancos

Por Christopher Bjork

MADRID (EFE Dow Jones)--Banco Santander SA llamó en una ocasión a su relación con Royal Bank of Scotland Group PLC su "mayor iniciativa estratégica de gran alcance en la escena internacional".

Para su homóloga escocesa --ahora controlada en un 83% por el estado británico-- este esfuerzo en la relación concluyó el miércoles de una forma menos rimbombante, con la venta de 318 de sus sucursales británicas a su socio español.

Esta transacción es un recordatorio de cómo estas dos entidades internacionales han vivido una suerte diferente a consecuencia de la crisis financiera mundial. Uno, el Santander, ha resurgido como el número uno, mientras que el otro, RBS, se ha convertido en el vivo ejemplo del exceso de los bancos que ha finalizado con una crisis mundial.

Todo empezó en 1988 con meses de conversaciones secretas, llamadas en código "Tornado" por los españoles y "Huracán" por los escoceses, que culminaron en una asociación estratégica por la que los dos bancos acordaron entrar en el capital de cada uno y estar presente en sus respectivos consejos de administración.

"RBS y Santander eran de un tamaño similar, había muchos paralelismos en su historia, y su cultura de negocio tenía características comunes", escribió Santander en un libro para conmemorar su 150 aniversario. "Ambos surgieron en la periferia de sus respectivos países, salieron de los confines de sus territorios y crecieron hasta convertirse en entidades nacionales".

Durante muchos años, la suerte de estos dos bancos ávidos por crecer fue en paralelo. Ambos se consolidaron con fuerza en sus mercados locales, creciendo hasta convertirse en campeones nacionales mediante compras.

En España, RBS ayudó a Santander con la compra de Banesto en 1994. En Reino Unido, Santander apoyó a RBS en la adquisición de National Westminster Bank en 1999.

Ambos se movieron también con rapidez fuera de sus mercados domésticos: Santander se volcó en Latinoamérica, mientras que RBS lo hizo en Europa y en Estados Unidos. La alianza oficial acabó en 2004 cuando Santander compró la entidad hipotecaria británica Abbey National, aunque siguieron unidos.

Tres años más tarde, los dos se unieron para un último asalto. En el momento álgido de una bonanza económica sin precedentes, RBS, Santander y el belga Fortis se unieron para hacer la mayor compra bancaria de la historia; la adquisición por 71.000 millones de euros de la entidad holandesa ABN Amro.

Ese acuerdo contribuyó a la rápida caída tanto de RBS como de Fortis, precipitada por el colapso de Lehman Brothers en 2008, mientras que permitió a Santander salir con la "joya" de ABN, su filial brasileña Banco Real.

Poco después RBS informó de la mayor pérdida nunca registrada por un banco, fue finalmente rescatado por el gobierno británico y ahora se ve obligado a vender muchos de sus activos, incluyendo las filiales de las que se ha desprendido el miércoles. Santander se ha ido haciendo cada vez más fuerte, logrando activos a precio de saldo y registrando beneficios récord.

Y mientras el presidente de Santander, Emilio Botín, está disfrutando de este éxito, alabando las virtudes de una gestión atenta con el riesgo y de una banca minorista prudente, el antiguo consejero delegado de RBS, Fred Goodwin, fue vilipendiado en la prensa británica, su casa fue destrozada, y ha desaparecido de la escena bancaria de Reino Unido.