2010/07/01

La ola de compras de Santander siembra la duda: ¿señal de fortaleza o debilidad?

Por Sara Schaefer Muñoz

LONDRES—La acción de Banco Santander SA ha caído, el costo de asegurar su deuda contra impagos ha subido y las dudas sobre la salud del mercado local son apremiantes. Pese a todo, el banco español no ha dudado en salir de compras.

El mes pasado, Santander pagó US$2.500 millones por la participación de 25% que le faltaba en su filial mexicana. La semana pasada, desembolsó US$3.160 millones en efectivo por un portafolio de préstamos automovilísticos de la unidad de financiamiento para autos de Citigroup Inc. en Estados Unidos. El banco español es el único postor por 318 sucursales de Royal Bank of Scotland Group PLC en Gran Bretaña, por las que se calcula que pagará alrededor de 1.800 millones de libras esterlinas (US$2.7100 millones).

Santander también ha hecho una oferta de 520 millones de euros (US$634 millones) por las operaciones alemanas de banca minorista de la sueca Skandinaviska Enskilda Banken AB, un acuerdo que podría concretarse el viernes, según fuentes al tanto. Y personas cercanas aseguran que Sovereign Bank, su brazo en EE.UU., vuelve a estar en negociaciones para una posible fusión con M&T Bank Corp, una unión que podría dejar a Santander como un jugador de peso en el sistema bancario estadounidense.

Emilio Botín, presidente de la junta del banco, recalcó durante una asamblea general celebrada el 11 de junio que la diversificación internacional les permite calibrar las oportunidades para crecer sin que los resultados se vean afectados por los inconvenientes que aparezcan en uno de los mercados.

Sin embargo, este frenesí adquisitivo de Santander se da con un panorama preocupante como telón de fondo: ansiedad sobre los altos niveles de endeudamiento de los gobiernos que comparten el euro, la carga que representa el alto desempleo en España y el lastre de un sector inmobiliario todavía estancado. Pese a que las ganancias del banco están esparcidas por Europa, América Latina y EE.UU., 35% de su facturación proviene de España. Desde principios de año, la acción del banco ha perdido 25% y el costo de asegurar su deuda se ha más que duplicado. El miércoles, la acción subió 3,5% para cerrar en 8,74 euros en la bolsa de Madrid.

Analistas confundidos

El comportamiento del banco español tiene confundidos a algunos analistas, preocupados por el alza en los costos de financiamiento del banco y los problemas en el mercado español. Otros expertos aseguran que no es justo que Santander haya acabado en el mismo saco que otros bancos españoles y europeos más débiles, y que perseguir esta clase de acuerdos en un mercado deprimido es una estrategia inteligente.

Más allá de los temores vinculados a la deuda soberana, "los cimientos del banco son muy sólidos", dijo Fred Rizzo, analista de T. Rowe Price en Londres, que tiene acciones de Santander.

Las adquisiciones —que en su mayoría refuerzan su presencia en mercados donde Santander ya era fuerte— les demuestran a los inversionistas que "el banco se siente muy a gusto internamente en lo que respecta a su posición de capital y su balance contable", dijo Daragh Quinn, analista de bancos españoles para Nomura. Su recomendación para el banco es "comprar".

Pese al reciente declive de su acción, Santander es uno de los pocos grandes bancos globales que todavía goza de una salud medianamente buena en medio de la crisis financiera. En el primer trimestre de este año registró una ganancia neta de 2.210 millones de euros y ha aprovechado la tormenta financiera para salir de compras.

De todos modos, la entidad no se ha librado de sufrir las consecuencias de las dificultades económicas de España.

La tasa de desempleo de 20% que sufre el país, el lento crecimiento de su Producto Interno Bruto y el estallido de la burbuja inmobiliaria han mermado la rentabilidad de Santander. El porcentaje de préstamos impagos en sus portafolios españoles era de 3,59% en el primer trimestre, por debajo del promedio de 5,37% del sector pero aún así un alza frente al 2,4% de un año antes. En el primer trimestre, tenía en sus libros activos inmobiliarios del orden de los 6.600 millones de euros, contra los cuales tuvo que provisionar 2.100 millones de euros.

Esto ha llevado a que los analistas busquen otros motivos para justificar la ola de compras en la que se embarcó el banco. "Protagonizar una ola de adquisiciones podría ser una excusa para recaudar más capital para sobrevivir en España", señaló Joseph Dickerson, analista de Execution Noble Ltd., en Londres.

Algunos analistas interpretan los acuerdos pendientes como una extensión de la búsqueda de Santander de nuevos depósitos en un contexto en que el mercado de financiación al por mayor se está encareciendo por culpa de la inestabilidad económica en España.

Un vocero de Santander negó la noción de que el banco estuviera persiguiendo estos acuerdos en respuesta al clima económico y financiero actual.

"Hace mucho que Santander es un líder en la financiación de préstamos automovilísticos y ha basado en este nicho su crecimiento en EE.UU.", dijo en referencia al acuerdo con Citigroup. "No tiene nada que ver con el negocio bancario en España".

Fuente: WSJ