2010/05/06

La crisis de Grecia desata temores de un contagio a la economía de EE.UU.

Por Bob Davis y Mark Gongloff

[Grecia] Associated Press

Los inversionistas y las autoridades se empiezan a preocupar de que la crisis en Grecia salte el Océano Atlántico y socave la recuperación de la economía estadounidense, de la misma forma que los problemas del sector inmobiliario de Estados Unidos golpearon a Europa en 2008.

"Lo que hemos presenciado es que el contagio (el término utilizado por los economistas para referirse a la propagación de una crisis) ha pasado a ser global", señala Jeffrey Frankel, economista de la Universidad de Harvard.

Los indicadores en los mercados de crédito no muestran un contagio a EE.UU., pese a que las acciones estadounidenses han caído. Los inversionistas, no obstante, los siguen con cautela. "Esto es como si hubiéramos agitado una colonia de perros de las praderas y todos estuvieran mirando a través de sus agujeros para ver lo que está sucediendo", explica Howard Simons, estratega de renta fija de la firma de investigación Bianco Research en Chicago. "Pero todavía no es una crisis".

Existen varios conductos por los que la crisis de Grecia se puede propagar a EE.UU., afirman los economistas, aunque la mayoría requeriría que los problemas griegos se contagiaran primero a países europeos más grandes, como España e Italia. Por sí sola, Grecia es demasiado pequeña para tener un gran impacto directo en EE.UU. Su economía es aproximadamente 2% del tamaño de la de EE.UU. y su comercio representa 0,1% de las importaciones estadounidenses.

Europa, sin embargo, tiene fuertes lazos comerciales, financieros y de inversión con EE.UU. Los bancos estadounidenses, por ejemplo, poseen cerca de 10% de los préstamos internacionales de los bancos europeos, según el Banco de Pagos Internacionales. Bruce Kasman, economista jefe de J.P. Morgan, calcula que los 16 países de la zona euro representan alrededor de 14% de las exportaciones de EE.UU., excluyendo los productos petroleros.

Esos lazos pueden convertirse en desventajas. Una de las grandes sorpresas de la reciente crisis financiera fue la gran cantidad de bancos europeos que poseían valores hipotecarios estadounidenses. La recesión llegó a Europa poco después de empezar en EE.UU.

Incluso antes de la crisis griega, el Fondo Monetario Internacional estimó que la zona euro, cuya economía se contrajo 4,1% en 2009, crecería apenas 1% este año. Cualquier cifra inferior podría limitar las exportaciones estadounidenses y debilitar lo que se proyecta como un repunte débil.

Los funcionarios del Departamento del Tesoro de EE.UU. han estado exhortando a sus contrapartes de Europa y del FMI a actuar más de prisa en el plan de rescate de Grecia, dicen fuentes estadounidenses. El lobby fue particularmente intenso durante la reunión del FMI en Washington a fines de abril. El secretario del Tesoro estadounidense, Timothy Geithner, se involucró a fondo en el esfuerzo de EE.UU. por contener la crisis asiática, que empezó en 1997, pasó por todo el mundo y finalmente provocó la cesación de pagos de Rusia y el colapso del fondo de cobertura estadounidense Long-Term Capital Management.

La transferencia de cualquier problema económico desde Europa a EE.UU., si llega a ocurrir, aparecerá en los mercados financieros antes que en los indicadores económicos. Los mercados ya empezaron a resguardarse ante el riesgo de contagio. El Promedio Industrial Dow Jones ha caído 3% de su máximo del año, alcanzado la semana pasada.

El dólar ha subido casi 12% frente al euro este año y ha atraído inversionistas preocupados por otras divisas. A medida que el dólar se fortalece en relación al euro, las exportaciones estadounidenses a Europa se encarecen y las empresas de EE.UU. afrontan una desventaja competitiva contra las compañías europeas con presencia en Asia y otros lugares.

Un factor que contrarresta esa desventaja para la economía estadounidense es el hecho de que las turbulencias en Europa han llevado a los inversionistas hacia los bonos del Tesoro de EE.UU., lo que ha contribuido a mantener bajas las tasas de interés de largo plazo para los compradores de viviendas y las empresas. También ha ayudado a frenar los precios de las materias primas y controlar la inflación.

Hasta ahora, la reacción del mercado estadounidense ha sido ordenada y, por lo general, moderada. Las empresas con calificaciones de crédito por debajo del grado de inversión —conocidos como deudores "chatarra", o de alto rendimiento— están pagando cerca de 0,25 puntos porcentuales más para tomar préstamos que los deudores libres de riesgo comparado con la semana previa. Otros indicadores han subido ligeramente, pero están lejos de los niveles previos a la crisis de 2008. La tasa de préstamos interbancarios a tres meses de Londres, conocida como Libor, se ha elevado de 0,25 puntos porcentuales a finales de febrero a 0,36 puntos porcentuales. Justo antes de la crisis de 2008, la tasa era de 5,35%.

El mecanismo por el cual se propagan los disturbios en los mercados financieros nunca es inmediatamente claro o directo. En esta ocasión, las pérdidas relacionadas a la deuda de Grecia y otras economías europeas en apuros podrían estropear los balances de los bancos europeos, que toman prestado de bancos de EE.UU., lo que causaría un pánico generalizado y el congelamiento del crédito.

"Si los problemas se extienden a Portugal y España y luego a Francia y Alemania, habrá preocupaciones sobre la deuda pública en todos lados", dice Raghuram Rajan, profesor de la Universidad de Chicago.

Fuente: WSJ