2010/03/03

Reino Unido, en el club de los países con más riesgo soberano

por Roberto Casado (Londres)

“Puede que Reino Unido no forme parte de los pigs (acrónimo en inglés de Portugal, Italia, Grecia y España), pero sí está entre los stupid (España, Turquía, Reino Unido, Portugal, Italia y Dubai)”.

Así presentó ayer Hugo Dixon, ejecutivo de la firma de información financiera Thomson Reuters, un debate sobre la situación de la economía británica, celebrado en la City londinense.

Los presentes sonrieron al escuchar el juego de palabras sobre los países con mayor riesgo soberano, pero sin mucho entusiasmo. El temor a que Reino Unido sufra una crisis fiscal similar a la de Grecia pesa en el ánimo de los inversores, que en los últimos días han asistido a fuertes caídas de la libra frente al euro y el dólar.

Al mismo tiempo, la prima de riesgo de la deuda pública británica (diferencia de rentabilidad frente al bono alemán)ha subido y el coste de los bonos en el mercado ya es superior al de los españoles.

El coste para asegurarse ante el riesgo de impago del Gobierno británico (mediante la compra de credit default swaps, o CDS) también se acerca rápidamente al español. El 8 de febrero, los CDS españoles eran 72 puntos básicos más caros que los de Reino Unido. Ayer, la diferencia era sólo de 18 puntos.

Cuestión política
David Cameron, líder de la oposición conservadora, manifestó en el citado debate las razones de la presión de los mercados sobre Reino Unido. “El gran déficit público es una nube negra sobre la economía británica, y la posibilidad de que el actual Gobierno laborista de Gordon Brown siga cinco años más tiene aterrados a los inversores”, dijo Cameron en la City.

En realidad, lo que asusta a los mercados (más que una victoria laborista o conservadora) es el espectro de un resultado ajustado en las elecciones parlamentarias que Reino Unido celebrará, probablemente, el 6 de mayo. Si ningún partido consigue una mayoría absoluta, la necesidad de formar coaliciones podría dificultar la puesta en marcha de medidas para recortar el déficit público, que asciende al 12% del PIB (porcentaje similar al español y el griego).

El domingo, una encuesta indicó que la diferencia de conservadores sobre laboristas es del 2%, lo que arrojaría un Parlamento sin mayoría por primera vez desde 1974. “Estas encuestas preocupan a los inversores, que quieren acciones decisivas para atajar el déficit presupuestario”, indica Gavan Nolan, analista de crédito de Markit.

Las agencias de calificación de deuda Moody´s y Standard & Poor´s han dado una tregua a la triple A de Reino Unido hasta las elecciones. Si el nuevo Gobierno no pone en marcha un plan creíble de austeridad, podrían rebajar la calificación del país. Pero algunos inversores creen que Reino Unido sufre problemas estructurales que no van a cambiar con unas elecciones.

Bill Gross, director general de Pimco (una de las principales gestoras), considera que los bonos públicos británicos están asentados en una base de “nitroglicerina”, por la mezcla de “una elevada deuda con una progresiva devaluación de la moneda” y compara la situación fiscal de Reino Unido con la de Grecia, Portugal y España.

Mervyn King, gobernador del Banco de Inglaterra, ha salido al paso. “Reino Unido tiene varias ventajas sobre Grecia y otros países: Tenemos un consenso político sobre la necesidad de realizar ajustes para reducir el déficit público; el plazo de vencimiento de la deuda del Estado es más cómodo; la trayectoria histórica del país da confianza a los inversores; y al tener una moneda propia [la libra] hemos podido ajustar la economía”.

Sin embargo, el mismo admite que los ajustes en el déficit público podrían tener que esperar a que la recuperación económica esté más asentada. El PIB británico, tras desplomarse un 6% en la crisis, recuperó un tímido 0,3% en el último trimestre de 2009.

Algunos analistas creen que Reino Unido podría volver a la recesión en los primeros meses de 2010. Esta perspectiva también ha roto el consenso político. Gordon Brown dice que no habrá recortes duros del gasto público hasta el próximo año para no frenar la economía, mientras que Cameron promete iniciarlos en cuanto llegue al Gobierno.

Ante esa incertidumbre, Bill Gross reitera que “no hay que confiar en ningún Gobierno y hay que verificar donde se invierte. La capacidad o impotencia de los políticos para reducir el déficit se está convirtiendo en un asunto de vida o muerte para los países más débiles, con consecuencias para los mercados de crédito y para el valor de los activos en todo el mundo”.

En esa batalla, los británicos quisieran estar en la lista de los avanzados de la clase. Pero los inversores están empujando cada vez más a Reino Unido hacia el reino de los pigs.

Fuente: Expansión