2010/03/02

Primas de riesgo

por Lex. Financial Times

Una costumbre que se popularizó durante los años en los que duró la burbuja fue la agrupación de empresas por sector o producto, en lugar de por su ubicación. ¿El motivo? En un mundo cada vez más globalizado, un grupo de telecomunicaciones francés, por ejemplo, tiene más en común con la estadounidense AT&T que con su mercado nacional.

Desde una perspectiva financiera, esto equivalía a igualar las primas de riesgo de los distintos países, ya que el factor geográfico pasaba a un segundo plano. Al mismo tiempo, el estrechamiento de la rentabilidad de los bonos soberanos y corporativos frente a la del Tesoro parecía justificar ese planteamiento.

No obstante, las crisis de Islandia, Dubai y Grecia han devuelto el protagonismo a los riesgos de cada país. La semana pasada, los especuladores volvieron a centrar la atención en los niveles de deuda de Japón; esta semana, después de que la libra se situara por debajo de los 1,50 dólares, muchos se preguntaron si la moneda sería la próxima en caer. Los inversores deben andar con pies de plomo. En los últimos seis meses, la evolución del Banco Nacional de Grecia ha sido un 40% inferior al índice de banca global.

Además, la rentabilidad de los bonos corporativos varía mucho de unos países a otros. Después de alabar las virtudes de los distintos sectores durante los años previos a la burbuja, sin duda los bancos volverán a recurrir al factor geográfico. No obstante, no todo consiste en adaptar las primas de riesgo a los distintos países. Normalmente, los acuerdos internacionales entrañan más riesgos y los inversores deben ajustar su tasa de rendimiento en función de estos factores.

Las divisas y las estrategias de cobertura también cobran protagonismo. No obstante, eso son malas noticias tanto para ejecutivos como para inversores: es posible, aunque difícil, encontrar anomalías a nivel corporativo o de sectores.

Por otra parte, los mercados de divisas se caracterizan por su eficacia y su carácter imprevisible. En última instancia, elevar las primas de riesgo de un país debería acarrear distintas estrategias de inversión: o se opta por quedarse cerca de casa, o se apuesta por la diversificación. Cualquier alternativa distinta a estas dos será cada vez más arriesgada.

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