2010/07/05

Alemania se pone ruda en la cancha de las medidas económicas

por Marcus Walker
Dow Jones Newswires

Vituperar a Alemania es el nuevo deporte favorito de quienes definen las políticas y los economistas que quieren una economía mundial más equilibrada.

Ahora que China prometió relajar más, aunque de forma limitada, su tipo de cambio con controles estrictos, Estados Unidos y otros países quieren que Alemania haga algo con respecto a su gran superávit comercial.

El presidente Barack Obama ha dicho que está “preocupado por la débil demanda del sector privado y continua dependencia en las exportaciones de algunos países con ya de por si superávit externos considerables”. No necesitó mencionar a Alemania o China.

Que la economía de Alemania no está balanceada es evidente. Los ingresos de las familias y el gasto del consumidor están estancados desde hace una década, y el crecimiento económico proviene casi totalmente de las exportaciones y la inversión relacionada.

Se prevé que el consumo caiga 1.4% este año, aunque la economía crecerá 1.9%, de acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Las exportaciones se recuperan, pero las familias se hacen más frugales ante la austeridad del gobierno.

El estancamiento a largo plazo en la parte no comercial de la economía alemana (en particular el sector de servicios), significa que la participación de las exportaciones en el producto interno bruto se elevó de 27% en 1991, justo después de la unificación alemana, a un máximo de 48% a mediados de 2008, antes del colapso de Lehman Brothers.

Ninguna otra economía tan grande y avanzada depende tanto de las exportaciones y de la demanda de otras naciones.

La pregunta es qué hacer al respecto. A diferencia de China, Alemania no interfiere mucho para mantener bajo su tipo de cambio: el euro es una moneda de libre flotación.

Los críticos de Alemania, que incluyen al gobierno francés en momentos de honestidad, por lo general argumentan que Alemania debe abandonar su obsesión por la disciplina fiscal y las restricciones salariales.

Los recortes fiscales y contratos salariales más generosos ayudarían a los consumidores alemanes; los beneficios excederían ligeramente a una mayor inflación y crédito público, de acuerdo con sus afirmaciones.

No obstante, los aumentos salariales reducidos no son fáciles de cambiar. “Esto es resultado del mercado. El gobierno no fija los salarios”, dijo Dirk Schumacher, economista de Goldman Sachs en Frankfurt.

Además, los contratos salariales limitados entre los sindicatos y las empresas ayudaron a reducir el índice de desempleo a 7.7% en mayo de este año, en comparación al 12% en 2005. Los economistas dijeron que un mayor empleo importa más para el consumo que los aumentos de precio ligeramente más altos.

Todos reconocen que Alemania debe estabilizar su deuda pública en el mediano plazo, a fin de prepararse para el aumento en los costos de las pensiones y la asistencia médica para una población que envejece.

Una política fiscal relajada en Alemania sólo podría ser sostenible por un corto tiempo. Incluso Estados Unidos solamente pide a Alemania que retrase los recortes al presupuesto hasta después de 2011.

La Canciller alemana, Ángela Merkel, sostuvo en una entrevista la semana del 21 al 27 de junio, que equilibrar el presupuesto podría abrir los bolsillos de los consumidores, mientras que el gasto deficitario podría derivar en un mayor ahorro para las familias.

Los alemanes ahorran porque les preocupa que el sistema público de pensiones y atención a la salud se queden sin dinero y ahorrarían menos si tuvieran confianza en las finanzas públicas, añadió.

Sin embargo, el primer término de Merkel no presenta una evidencia de esta perspectiva. Alemania redujo su déficit presupuestario de 4% en 2005, cuando asumió el poder, a cero en 2008, antes del inicio de la crisis financiera.

En ese momento, la tasa de ahorro de las familias alemanas subió en vez de caer, a 11.2% del ingreso disponible, a partir de 10.5%.

El problema principal es la falta de crecimiento del ingreso disponible de Alemania, no las tasas de ahorro elevadas que se justifican en gran medida por una población que envejece, de acuerdo con la mayoría de los economistas.

La respuesta está en permitir la generación de empleos en el sector de servicios, dijo Philipp Ehmer, economista de Deutsche Bank en Frankfurt. Más empleos significan más consumidores.

Los autos, maquinaria y otras industrias de manufactura alemanas reducen continuamente su fuerza laboral mediante la automatización y la producción en el extranjero, para mantenerse competitivas globalmente. Los servicios tienen más ventajas laborales que las industrias de tecnología pesada como la ingeniería.

Parte del problema es el valioso estado benefactor alemán, que disuade a la gente con menor nivel educativo de trabajar en empleos poco calificados.

“Los salarios para los empleos menos productivos son menores que los beneficios para el desempleo, así que para qué aceptar esos trabajos”, dijo Ehmer.

Más arriba en la jerarquía salarial, el mayor problema de Alemania podría ser la falta de egresados universitarios que trabajen en los servicios como tecnologías de la información, consultoría o derecho.

Solamente 20% de los egresados de la preparatoria estudian un grado universitario, comparado con más de 40% en muchos otros países avanzados, de acuerdo con OCDE.

Durante años, la educación ha sido una víctima del intento de Alemania por frenar el gasto. Al admitir esto, Merkel al menos excluyó a la educación de su nuevo programa de austeridad.

Esto probablemente no será suficiente para recuperar el terreno perdido.