2010/04/01

Nuevas señales de burbuja inmobiliaria en China

Por Jonathan Cheng

HONG KONG—¿Qué tienen en común la tabacalera estatal de China, una cadena japonesa de restaurantes y un fabricante de semiconductores de Hong Kong? Son algunas de las compañías que recientemente han invertido en bienes raíces en Hong Kong y China, a medida que sus precios escalan a niveles que desafían la ley de gravedad.

Algunos expertos consideran que la creciente participación de empresas ajenas a los bienes raíces se suma a la evidencia que prueba que la espuma está subiendo en los mercados inmobiliarios de China y Hong Kong.

La semana pasada, un pequeño fabricante de diodos y transistores llamado Sino-Tech Internacional Holdings Ltd. sorprendió a los inversionistas al anunciar que se estaba "diversificando hacia el sector inmobiliario". La empresa adquirió una residencia de lujo de tres pisos en el distrito Peak de Hong Kong por más de 280 millones de dólares locales, unos US$36 millones, en efectivo. Se trata de una de las cifras más altas pagadas en Hong Kong. Sino-Tech dijo que quería aprovechar "la buena oportunidad de inversión" y "diversificar sus fuentes de ingresos". No obstante, la compra no convenció a los accionistas, que en cuestión de dos días eliminaron casi un tercio de la capitalización de mercado de la empresa.

Sino-Tech es la última de una lista de empresas grandes y pequeñas, privadas y estatales, que están incursionando en los mercados de propiedades de Hong Kong y China, pese a carecer de experiencia en el sector.

La apertura y el tamaño pequeño del mercado de Hong Kong lo han convertido en uno de los más volátiles de la región, mientras que el mercado relativamente inmaduro de China es propenso a fluctuaciones radicales de precios y riesgos políticos. De todos modos, las bajas tasas de interés y el generoso paquete de estímulo fiscal han atraído a una serie de inversionistas amateurs en busca de dinero fácil.

Fuente: WSJ

A los reguladores y los jugadores tradicionales del mercado les preocupa que estos nuevos inversionistas estén empujando los precios a niveles irracionales, al pagar sumas que reflejan más la facilidad de obtener crédito que los fundamentos del mercado. Por ejemplo, el valor de las oficinas se ha mantenido estable en ciudades como Beijing y Shanghai, a pesar de tasas de vacantes de aproximadamente 20% y una caída en el alquiler de hasta 40%.

Datos oficiales de febrero muestran que los precios de los inmuebles residenciales en 70 de las principales ciudades de China subieron 10,7% con respecto al mismo mes de 2009, la mayor alza en años. En Hong Kong, los precios de las propiedades han regresado a las marcas registradas durante la burbuja más grande de la ciudad, provocada por especuladores, que reventó con consecuencias nefastas durante la crisis financiera de 1997-1998.

En los últimos meses, una serie de transacciones récord en el mercado residencial de lujo de Hong Kong ha obligado a las autoridades a tomar medidas drásticas sobre el otorgamiento de créditos hipotecarios.

La semana pasada, la Comisión de Supervisión y Administración de Activos Estatales de Beijing ordenó que todas las empresas del gobierno que no participan directamente en el mercado de bienes raíces, 78 según sus cálculos, se retiren del mercado.

Una filial del monopolio tabacalero estatal de China está construyendo uno de los rascacielos más prominentes en la ciudad sureña de Guangzhou, mientras que la división china de la cadena japonesa Ajisen Ramen administra oficinas en un rascacielos del centro de Shanghai, por las que pagó US$19,6 millones. Ajisen calificó la compra como "una buena oportunidad de inversión".

Oscar Choi, analista de Citibank, ha contabilizado incursiones en el sector inmobiliario de prácticamente todas las industrias imaginables: petrolera, textil, manufacturera, de materias primas y hasta de un fabricante estatal de armas. Las principales aseguradoras de China también han entrado con fuerza al sector.