2010/03/31

La Fed desata repunte épico de los bonos corporativos

Por Mark Gongloff

Estados Unidos se dispone a poner fin a un programa que ha propiciado uno de los mayores repuntes de la historia en el mercado de bonos. Los inversionistas, sin embargo, siguen llenando los bolsillos de empresas grandes y riesgosas.

Las emisiones de deuda de alto rendimiento en lo que va de marzo alcanzaban US$31.500 millones, la mayor cantidad mensual desde finales de 2006. Una de las principales razones que explica toda esta actividad es el gigantesco programa de compra de hipotecas de la Reserva Federal, que hoy llega a su fin.

Al comprar US$1,25 billones (millones de millones) de valores hipotecarios, la Fed absorbió una oleada de activos que, de otra forma, habrían necesitado compradores. Esto dejó más dinero en los bolsillos de los inversionistas, que salieron en busca de activos de mayor rendimiento. Los bonos de empresas fueron una obvia elección.

El auge de los bonos ayudó a propulsar las recuperaciones del mercado bursátil y de la economía en general, repuntes que, a su vez, reforzaron el aumento de los bonos. Los inversionistas inyectaron en 2009 una cifra récord de US$375.400 millones en fondos mutuos especializados en renta fija, mientras que retiraron US$8.700 millones de fondos invertidos en acciones, según datos recopilados por Investment Company Institute.

Ayer, asimismo, un índice de referencia que sigue los retornos de los bonos de alto rendimiento alcanzó un máximo histórica, lo que culmina un salto de 82% desde su mínimo alcanzado en diciembre de 2008, según varios índices de Bank of America Merrill Lynch. Incluso los retornos de la normalmente soporífera deuda de empresas estadounidenses con grado de inversión han subido 35% desde que tocaran fondo en octubre de 2008.

Hace apenas 18 meses —cuando la Fed buscaba la mejor manera de apuntalar los mercados de deuda en medio de la crisis— esta actividad frenética parecía inconcebible. Lehman Brothers acababa de colapsar, los inversionistas vendían bonos en forma indiscriminada para pagar sus obligaciones de corto plazo y crecían las dudas sobre la supervivencia de algunas de las empresas más sólidas del mundo.

Ahora que la Fed finaliza su programa de compra de valores hipotecarios, el debate gira en torno a si la fortaleza de la economía estadounidense justifica el repunte de los bonos. Pero todo parece indicar que, a partir de ahora, las ganancias de los bonos corporativos serán limitadas, dadas las alturas que ya han alcanzado, el menguante apoyo del gobierno y el riesgo de un alza en las tasas de interés.

[Fed]

"Si tenemos una recuperación anémica, entonces la mayoría del mercado está sobrevalorado", afirma Joe Ramos, gerente principal de cartera de renta fija para Lazard Asset Management. Ramos alude a un crecimiento económico significativamente por debajo de 3% previsto para 2010, junto con un nivel alto de desempleo.

Los más optimistas afirman que un crecimiento levemente más robusto del anticipado podría bastar para reducir el riesgo de cesaciones de pagos de empresas y convertiría a la deuda en una apuesta incluso más segura.

"Los rendimientos todavía están bajos y aún hay una demanda insaciable de rendimientos más elevados", indica Jim Sarni, gerente de cartera de Payden & Rygel. "Éste será el mecanismo autosustentable".

La resurrección del mercado de bonos parte de la decisión de la Fed, tomada a finales de 2008, de que tenía que anunciar medidas adicionales para estimular el mercado de renta fija.

La Fed reveló el 25 de noviembre que planeaba comprar deuda y valores garantizados por hipotecas emitidos por entidades afiliadas al gobierno como Fannie Mae y Freddie Mac.

El programa hizo subir los precios de los valores hipotecarios, dando a los gestores de fondos de renta fija un incentivo para vender a la Fed. A cambio, contaban con un flujo dinero en efectivo que podrían utilizar. En un momento en el que los rendimientos de la deuda del Tesoro llegaban a mínimos históricos, la mejor alternativa seguía siendo la deuda corporativa.

"Ese fue un momento crucial", señala Ashish Shah, director de estrategia global de crédito de Barclays Capital.

La Fed expandió este programa el 18 de marzo de 2009 al comprar US$1,25 billones en valores hipotecarios, junto con US$200.000 millones en deuda de Fannie Mae y Freddie Mac y hasta US$300.000 millones en deuda del Tesoro a largo plazo. La expansión propició el segundo rally crediticio, que aún no ha terminado. La propia Fed no ha comentado sobre si tuvo en cuenta este efecto secundario a la hora de diseñar el programa de compra de activos. En algunos discursos, sin embargo, se ha sugerido que era un desenlace predecible.

La Fed incentivó la ola de compras al reducir, en diciembre de 2008, su tasa de interés de referencia a casi 0%. "Fue un incentivo excepcional para asumir riesgos", dice Kathleen Gaffney, gestora del Loomis Sayles Bond Fund. "Cuando se mira el rendimiento de un bono corporativo, es demasiado bueno para ser cierto".

Fuente: WSJ