2010/02/22

Tasas bancarias

por Financial Times

El dinero fácil no implica que los beneficios bancarios se obtengan con la misma facilidad. La decisión de la Reserva Federal el jueves pasado de aumentar la tasa de descuento a la que presta a los bancos se considera el principio del fin de la rentabilidad bancaria.

De hecho, la medida es más bien un formalismo, dado que los préstamos que recurren al principal servicio de descuento rondan ahora los 14.000 millones de dólares frente a los 110.000 millones de dólares registrados en plena crisis.

El sistema de subasta de fondos (TAF, en sus siglas en inglés) que la Reserva Federal ha ido reduciendo paulatinamente y que terminará en marzo, también ha experimentado un descenso. Hay que admitir que la política de tipos de interés cercanos al cero de la Fed ha mantenido la curva de la rentabilidad en ascenso.

El año pasado, cuando los bancos estadounidenses disfrutaron del mayor margen de interés neto de los últimos cuatro años, algunas entidades repletas de activos tóxicos salieron beneficiadas, dado que el menor coste de la financiación les ayudó a equilibrar las altas tasas de provisiones y costes crediticios. Pero esta tendencia no puede prolongarse.

Según Institutional Risk Analytics, la rentabilidad de las carteras de préstamos bancarios ya ha comenzado a descender. Esa tendencia empeora cuanto más tiempo permanecen bajos los tipos, dado que los activos se revalorizan y las amortizaciones reducen el número de préstamos pendientes. En cambio, el aumento de tipos debería hacer que los bancos obtengan rentabilidad con más facilidad.

No obstante, como recuerda Credit Suisse, los bancos, por lo general, han convertido las carteras de préstamos en modelos de precios variables lo que implica un aumento de la rentabilidad derivado del incremento de tipos. Dado que la Fed ya cuenta con un excedente de 1,1 billón de dólares de reservas bancarias, esto plantea otro problema: que los bancos presten esas reservas propiciando un impulso a la economía, justo en el momento menos adecuado.

Esto explica el énfasis renovado en el pago de intereses a las reservas, para evitar que eso ocurra, aunque sería un quebradero de cabeza para el banco central. Los propios bancos deberían acoger de buen agrado el encarecimiento del dinero, aunque no lo hagan los que solicitan préstamos.