2010/02/22

La crisis en Grecia no reduce el apetito por el riesgo en mercados emergentes

Por Dave Kansas

Pese a las preocupaciones de que los problemas fiscales de Grecia y otros países se expandan, algunos inversionistas han dejado de lado las opciones más conservadoras y optado activos más riesgosos.

Los mayores beneficiarios de este giro han sido los mercados de Europa Central y del Este, aunque otros países emergentes también han cosechado frutos. La lógica de los inversionistas es que Grecia tendrá poco impacto en el crecimiento mundial, pero que sus tribulaciones podrían obligar a los bancos centrales a mantener bajas las tasas de interés, haciendo más atractivas estas inversiones.

Los movimientos bursátiles que han tenido lugar desde inicios del año ilustran la divergencia. Los principales índices accionarios de la zona euro, como los de las bolsas de París y Francfort, registran una caída en torno al 4%, mientras que la bolsa de Praga ha subido 3% y la de Estambul 1%. El índice DJ Euro Stoxx 50, que abarca a la zona euro, ha cedido 5,8% en el mismo lapso, mientras que el DJ Euro 600, que agrupa a las principales empresas europeas, acumula un descenso de 1,1%.

En general, los mercados desarrollados empezaron mejor el año que los mercados emergentes, pero la brecha se ha estrechado en las últimas jornadas, a medidas que se agrava la crisis fiscal griega. La Bolsa de São Paulo, por ejemplo, acumula un descenso de 1,4% en lo que va del año y tuvo un alza de 3,4% en febrero. Las materias primas también han subido. El precio del petróleo trepó 12% en dos semanas y el del cobre avanzó 9% la semana pasada.

Aunque los problemas en Grecia probablemente mantendrán su economía rezagada por algunos años, el país representa sólo un 0,2% de la economía global, con base en el Producto Interno Bruto. Inclusive si otros países en dificultades fiscales como Portugal, España e Irlanda reportan un crecimiento débil, el mayor impacto irá impedir los bancos centrales de elevar sus tasas.

Se espera que el Banco Central Europeo (BCE) y la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) no alteren las tasas de interés hasta bastante adentrado el año. El Banco de Japón está bajo presión del gobierno para relajar aún más la política monetaria. Las preocupaciones sobre la deuda soberana, asimismo, estuvieron entre las razones ofrecidas por los bancos centrales de Australia y Corea del Sur para moderar las expectativas de alzas de tasas.

"Los problemas griegos están dilatando el retiro de la política del dinero fácil", señala Hasan Tevfil, estratega de Citigroup Global Markets.

En la práctica, eso significa que, ante las bajas tasas de interés en las economías desarrolladas, los inversionistas saldrán en busca de mayores retornos en otras partes, como los mercados emergentes.

Tevfil resalta que, entre los mercados emergentes, los del grupo denominado CEEMEA, que incluye a Europa Central y del Este, Medio Oriente y África, son los más baratos, al transarse a 9 veces las ganancias de 2010. América Latina y Asia Emergente, en tanto, se negocian a 13 veces las utilidades de 2010.

Las mejores perspectivas de crecimiento es otro factor que atrae a los inversionistas. Morgan Stanley calcula que, en su conjunto, los mercados emergentes triplicarán la expansión de los desarrollados en 2010. Deutsche Bank estima que los países que no integran la zona euro, como Polonia y la República Checa, crecerán más que los que forman parte del bloque.

"El crecimiento en la zona euro estará por debajo del de otras regiones del mundo y hay buenas razones para mantener la cautela acerca de la región", afirma Robert Parkes, estratega de HSBC, aludiendo a las preocupaciones ligadas a la deuda soberana.

La apuesta por un mayor riesgo presume que las dificultades griegas no saldrán de la zona euro. Eso es lo que ha pasado hasta el momento. El euro ha caído cerca de 5% frente al dólar este año. El crédito, asimismo, se ha encarecido en la región, lo que quedó de manifiesto tras el alza en los rendimientos que han exigido los inversionistas para comprar emisiones recientes de deuda de España, Irlanda y Portugal.

El riesgo es que Europa, y en especial, su sistema financiero, reciban un golpe duro. Según los cálculos de Morgan Stanley, 51% de la deuda portuguesa (que asciende a los US$165.000 millones) está en manos de bancos españoles. Un 32% de los US$748.000 millones de deuda española está en portafolios de bancos alemanes y un 25% en los de bancos franceses.

Fuente: WSJ