2011/04/18

El ministro de Finanzas de Brasil pide restricciones a los derivados

Por Mathew Cowley y Bob Davis

El ministro de Finanzas de Brasil, Guido Mantega, volvió a criticar las políticas de crédito fácil que se desarrollan en los países avanzados y dijo que urgirá al Grupo de los 20 a adoptar restricciones a los derivados y a los fondos de cobertura en los países ricos como forma de reducir las presiones inflacionarias mundiales.

El mundo todavía está lidiando con las consecuencias de la crisis financiera y económica global, que se hacen evidentes en la divergencia entre las tasas de crecimiento de las economías avanzadas y emergentes, dijo Mantega, en una entrevista con The Wall Street Journal.

"El principal culpable es el retraso de la recuperación en los países avanzados y esto los lleva a practicar políticas monetarias que son demasiado expansivas", dijo Mantega. "Mientras que los países avanzados no se recuperen totalmente de la crisis, tendremos una disputa por mercados, particularmente de los bienes manufacturados", afirmó. "Por lo tanto, diría que la guerra de monedas continúa", agregó. Mantega participa en una reunión del G-20 y en encuentros del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial, esta semana en Washington.

La especulación en los mercados de derivados para commodities como los alimentos y el petróleo provocó el alza de los precios, incrementando la inflación global, dijo Mantega. Las compañías deberían ser capaces de cubrir su exposición a algunas monedas, pero el volumen de los derivados está por encima de los niveles de las transacciones, lo que es atribuible, a que "es especulación, no cobertura", señaló.

Los niveles de apalancamiento deberían ser reducidos, y el dinero que se aparta para garantizar contratos debería incrementarse, al mismo tiempo en que los contratos deberían registrarse en una cámara de compensación para garantizar transparencia, recomendó.

El gobierno de Brasil sostiene que la inflación global es la principal razón del alza de los precios internos, aunque los economistas aseguran que la creciente demanda local también es motivo de preocupación.

Mantega reconoció que la inflación en Brasil podría superar la meta de 6,5% que el gobierno fijó. Ese objetivo es de 4,5% con un "margen de tolerancia" de dos puntos porcentuales hacia arriba o hacia abajo.

"Desde un punto de vista histórico, es posible que podamos estar fuera de la banda" este año, dijo Mantega. "Pero lo que es importante es mirar hacia adelante, al futuro".

En este sentido, a diferencia de muchos otros países, la inflación en Brasil declinará este año, aseguró el ministro. Mantega anticipa una inflación de 5,7% este año, por debajo del 5,9% de 2010.

El gobierno de Brasil enfrenta una tarea complicada con la alta inflación, tasas de interés astronómicas y una moneda que se está apreciando. Controlar la inflación subiendo las tasas de interés atrae más dinero a Brasil, lo que fortalece su moneda y perjudica a la industria local.

Mantega culpó a la masiva expansión monetaria de los países avanzados de crear en gran medida el problema, aunque se mostró más comprensivo con China y otros países asiáticos que, dijo, manipulan sus monedas.

"Para nosotros sería mejor que China y otros países adoptasen un tipo de cambio flotante. Tendríamos flujos de capital globales más equilibrados", sostuvo.

La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, está en China, negociando cuestiones comerciales. Mantega dijo que China estaba enviando "señales" de que reducirá las restricciones al ingreso de carne brasileña, aunque Brasil quiere incrementar también las ventas de productos manufacturados al país asiático.

"Queremos exportar nuestros bienes industriales a China y vender menos commodities", dijo. Aunque está a favor del libre cambio, Mantega admitió que Brasil ha tenido que intervenir para evitar que la moneda se fortaleciera demasiado.

"Brasil tuvo que adoptar un cambio administrado para evitar disturbios en su economía, la cual hoy está bien equilibrada", opinó.

El gobierno busca desalentar los ingresos de capital a corto plazo con controles de capital, que el ministro entiende que han dado resultado y que continuarán si son necesarios. Pero el gobierno ha sido cuidadoso de no limitar el ingreso de dinero destinado a inversiones a largo plazo, agregó.

"No vamos a adoptar acciones que sean peores que lo que estamos intentando remediar. No vale la pena. Continuaremos tomando acciones muy enérgicas para continuar rompiendo este impulso, este flujo", explicó.

Las medidas del gobierno mantuvieron el real estable durante el primer trimestre, cerca del nivel de 1,65 reales por dólar, a pesar de entradas líquidas récord de casi US$35.000 millones. Sin los controles, el dólar podría haber caído hasta 1,40 ó 1,45 reales, calculó.

A fines de marzo, sin embargo, el real se apreció hasta unos 1,58 por dólar y los inversionistas ahora esperan que se ubique en 1,55 como ocurrió a mediados de 2008, antes de que se desatara la crisis financiera global.

El ministro enfatizó otra vez que el gobierno no tiene una meta para la cotización del real, y advirtió a los inversionistas que las monedas puedan moverse en ambas direcciones. "Esos inversionistas deberían cuidarse de no apostar solamente en una dirección porque podrían verse sorprendidos", advirtió.

Fuente: WSJ