2010/11/04

La Fed desata la euforia en los mercados, pero las dudas abundan

Por Mark Gongloff y Brian Blackstone

Los mercados financieros aplaudieron el jueves los planes de la Reserva Federal de Estados Unidos de inyectar una nueva dosis de estímulo a la economía estadounidense.

Se dispararon los precios de las materias primas y los bonos y el Promedio Industrial Dow Jones llegó a alturas que no había alcanzado desde antes del colapso del banco de inversión Lehman Brothers hace dos años. El dólar cayó y algunas de las mayores empresas estadounidenses, como Coca-Cola Co. y Dow Chemical Co., aprovecharon las bajas tasas de interés para colocar unos US$12.000 millones de deuda en el mercado.

El Promedio Industrial Dow Jones trepó 219,7 puntos para cerrar la jornada en 11.434,84 unidades, su nivel más alto desde el 8 de septiembre de 2008, justo antes de que la bancarrota de Lehman Brothers iniciara la etapa más álgida de la crisis financiera. El Dow Jones acumula un alza de 75% desde su mínimo de marzo de 2009, pero está casi 24% por debajo de su máximo histórico de octubre de 2007, un nítido recordatorio del daño provocado por la crisis y el largo camino que la economía estadounidense aún tiene que recorrer.

[Fed]

La política de relajamiento cuantitativo anunciada por la Fed tiene el objetivo de estimular la demanda en Estados Unidos al reducir el costo del dinero. Un efecto colateral es que las inversiones más seguras, como los bonos del Tesoro a 10 años, tienen un retorno muy bajo. Eso obliga a los inversionistas a salir en busca de activos que ofrezcan un mayor rendimiento, muchos de los cuales están en los mercados emergentes cuyas economías se han recuperado más rápido de la crisis global y tienen mejores perspectivas de crecimiento.

Las economías de Asia y América Latina ya han sentido el impacto de una avalancha de inversiones. Es ha apreciado a las monedas locales y generado presiones inflacionarias. El jueves, por ejemplo, la Bolsa de Corea del Sur alcanzó su nivel más alto desde diciembre de 2007 y la Bolsa de Sao Paulo subió 1,5%.

El anuncio de la Fed también le dio nuevos bríos a la racha alcista de las materias primas. La cotización del petróleo avanzó 2,1% en Nueva York para llegar a su mayor nivel desde abril. El oro, por su parte, saltó 3,4% para batir una nueva marca y quedar en US$1.382,70 por onza en Nueva York. El valor de la plata subió 6,6%, la mayor alza diaria del metal en dólares desde diciembre de 1980.

Los gobiernos asiáticos advirtieron de posibles medidas para preparar sus economías contra una esperada "inundación" de dinero tras la medida de de Fed. "La amplia liquidez resultante de las medidas de relajamiento cuantitativo en EE.UU. y otros países importantes está viniendo rápidamente a los mercados de los países emergentes", observó en un informe el Banco de Corea del Sur. "Por lo tanto, hay preocupación, principalmente centrada en los mercados emergentes, respecto a la creciente volatilidad de los precios de los activos y del tipo de cambio", agregó.

El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean Claude Trichet, mientras tanto, declinó proveer una nueva inyección de estímulo a la zona euro a pesar de las señales de fragilidad, distanciándose aún más aún de la Fed y otros bancos centrales que han emprendido acciones agresivas para proteger el crecimiento.

Trichet dio algún respaldo verbal a los países de Europa más atribulados como Irlanda, Grecia y Portugal, que enfrentan costos de financiamiento prohibitivos, diciendo que a pesar de la inactividad de las últimas tres semanas, el programa del banco de compra de bonos soberanos sigue vigente.

El BCE votó para mantener su principal tasa de interés sin cambios en 1%, como era ampliamente esperado. El Banco de Inglaterra tampoco alteró las tasas. El euro llegó a su nivel máximo en nueve meses tras los comentarios de Trichet, acercándose a US$1,43 la unidad y registra un incremento de 20% desde junio.

Un indicador de la percepción que existe de que Irlanda deje de pagar su deuda, la diferencia o spread de los seguros contra el riesgo de no pago, llegó a un nivel récord el jueves y estaba cerca de hacerlo en el caso de Portugal.

A pesar de crecientes señales de tensión en Irlanda, Grecia y Portugal, el BCE ha evitado comprar bonos soberanos durante las tres últimas semanas luego de adquirir 60.000 millones de euros (US$84.219 millones) en bonos durante mayo y junio, en el momento más intenso de la crisis griega. El BCE "se está haciendo el de la vista gorda" con Irlanda, dijo Jacques Cailloux, economista del Royal Bank of Scotland. "Ciertamente está tomando un punto de vista que subestima los riesgos que están en el sistema y los riesgos de que el contagio pueda regresar", advirtió. Trichet dejó entrever que la próxima semana la actualización de la información del BCE mostrará nuevas compras de bonos. "Verán que el programa existe", aseveró.

Fuente: WSJ