2010/08/09

Ecuador sigue adelante con la renegociación de acuerdos petroleros

Por Spencer Swartz y Mercedes Álvaro

El presidente populista de Ecuador, Rafael Correa, quiere quitarles una gran tajada de las ganancias a las petroleras extranjeras que operan en el país andino, el cual enfrenta prolongados problemas económicos.

Esta semana, Correa y su gobierno socialista obligarán a la española Repsol YPF, a la italiana Eni SpA y a otras petroleras extranjeras a rediseñar contratos existentes en un proceso que probablemente les restará ganancias a las firmas que acepten los nuevos términos.

La medida podría ayudar a Correa a conseguir apoyo político en su país y darle a su gobierno dinero extra para impulsar la débil economía, que según pronostican los economistas crecería apenas 1% este año y un poco más que esa cifra en 2011. La medida también podría impulsar la posibilidad de que aumenten los precios mundiales del petróleo, si la renegociación lleva a una menor inversión y a una disminución en la producción de crudo en Ecuador, miembro de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).

Pero la medida podría ahuyentar del país sudamericano a las empresas petroleras, las cuales podrían salir de Ecuador si consideran que el gobierno es demasiado entrometido.

Correa, quien cimentó una reputación de enfrentarse a los inversionistas desde que llegó al poder en 2007, quiere convertir todos los actuales acuerdos petroleros de producción compartida a contratos de servicio, menos rentables para las petroleras.

Los acuerdos para compartir la producción, que las empresas estadounidenses y europeas suelen preferir, suelen darle a las firmas el potencial de una ventaja en la tajada de ganancias que reciben por un proyecto y les permiten garantizar reservas petroleras, activos que los inversionistas observan de cerca. Los contratos de servicio suelen involucrar sólo un pago total por el trabajo de una firma.

Las conversaciones se producen luego de que a fines de julio el gobierno de Correa indicara que quería tomar el control de toda la producción petrolera de Ecuador, en un paso adelante hacia la nacionalización de facto. Paso seguido, canceló contratos de Perenco Corp., una petrolera anglo-francesa, argumentando problemas tributarios.

Aunque la vecina Venezuela y otros productores petroleros de mayor envergadura han reescrito contratos con firmas privadas durante los últimos años para darles a los gobiernos locales una mayor tajada de las ganancias, Ecuador es un jugador muchos más pequeño y tiene menos capacidad de negociación. Como el miembro más pequeño de la OPEP, Ecuador contribuye con sólo 480.000 barriles al día, menos de 1% de la demanda global diaria.

Empresas como Repsol y Eni, la cuales prefirieron no hacer comentarios, generan sólo una porción pequeña de su producción total del país andino.

Un funcionario de una empresa petrolera con operaciones en Ecuador indicó que su firma no estaba entusiasmada con las negociaciones de contratos. "Acudimos a estas conversaciones con el vaso medio vacío y prevemos que los incentivos sean reducidos", indicó el funcionario. Agregó que su empresa consideraba reducir la inversión en Ecuador.

Tim Flannery, director gerente de Copia Capital LLC, un fondo de cobertura con sede en Chicago, EE.UU., que se especializa en los sectores energéticos e industriales, sostuvo que la situación en Ecuador podría resultar "ser un caso raro" en el que un país productor de petróleo termine necesitando a las petroleras más de lo que éstas necesitan a Ecuador.

Las negociaciones se producen en medio de una preocupación creciente sobre si Ecuador explotará a pleno su potencial petrolero. La semana pasada, Correa firmó un acuerdo con el Programa de Desarrollo de la ONU para que 846 millones de barriles de reservas de crudo ubicados en esa región permanecieran sin explorar debido a motivos medioambientales. La medida ayudó a aplacar a grupos indígenas en la selva amazónica ecuatoriana, que son cruciales para su base política.

Ecuador obtendría unos US$3.500 millones en pagos durante una cantidad de años mientras las reservas, alrededor de 13% del total del país, se mantengan bajo tierra.

Ya preocupados por la capacidad de bombeo de países fuera de la OPEP, los corredores energéticos cuestionan cada vez más si el país sudamericano y otros miembros de la OPEP construirán a tiempo la suficiente capacidad nueva para hacerle frente a la futura demanda de petróleo.

Los 12 miembros de la OPEP poseen la mayoría de las reservas de crudo del mundo, que a su vez son las de más fácil acceso. Las dudas que persisten sobre el aprovisionamiento futuro son un motivo destacado por el que los precios del crudo, aunque también son influenciados por consideraciones financieras no relacionadas con los fundamentos del mercado petrolero, se han mantenido boyantes este año a pesar de las preocupaciones sobre la recuperación económica.

Fuente: WSJ