2009/12/28

Los riesgos de poner límite a la retribución variable en banca

por F. Guerrera/M. Murphy. Financial Times

Los gobiernos que quieren sofocar la ira pública poniendo freno a los pagos en los bancos rescatados afrontan el dilema de que este movimiento pueda perjudicar también sus inversiones.

Stephen Hester recibió una desagradable sorpresa el mes pasado antes de recibir un rescate de 25.500 millones de libras (28.248 millones de euros). El consejero delegado de Royal Bank of Scotland descubrió que el gobierno británico "que aparentemente no se conformaba con obligar al banco a aumentar los créditos a las pequeñas empresas y a reducir o vender 250.000 millones de libras en activos" no estaba satisfecho: quería el pleno control sobre los bonus.

"Injusto, poco competitivo y poco profesional" fue la indignada queja de los consejeros, a los que sus abogados les aconsejaron dimitir en caso de que el Tesoro les impidiese pagar unos bonus ajustados al nivel que consideraban necesario para proteger el banco.

Este escenario revela el dilema al que se enfrentan los gobiernos: permitir el pago de inmensos bonus y afrontar la ira de los votantes; o enfrentarse a los banqueros y a la posibilidad de provocar un éxodo de talento, destruyendo el valor de las entidades que ahora son, de hecho, propiedad de los contribuyentes. El deseo de la industria de evitar este último desenlace está llevando a los bancos rescatados a tomar medidas dramáticas para escapar del control de los gobiernos.

A principio de mes, Bank of America anunció que Washington le permitía devolver los 45.000 millones de dólares del programa de compra de activos tóxicos. Pero las condiciones impuestas serían caras. Accedió a recaudar 18.800 millones de dólares mediante una ampliación de capital y otros 4.000 millones a través de la venta de activos.

Pero los mercados aplaudieron el movimiento, subiendo el precio de las acciones y permitiendo al banco completar la emisión en un sólo día, con lo que consiguió rebasar el objetivo de 500 millones de dólares. El éxito se debía principalmente a que la devolución del TARP liberará a la entidad de las restricciones de pagos que acompañan a la ayuda gubernamental.

En cambio, entre los grupos más saneados, Goldman Sachs ha tenido que lanzar una ofensiva para convencer a los inversores del valor de gastar una gran parte de sus beneficios en compensaciones. Sin embargo, Goldman también está considerando seriamente pagar a sus altos ejecutivos los bonus en acciones para vincular mejor los salarios al rendimiento a largo plazo.

Política de bonus
Antes de la crisis, las compensaciones de los banqueros eran competencia exclusiva de los ejecutivos y sus consejos. Sin embargo, la crisis económica ha alterado radicalmente el equilibrio de poder. El rescate de algunos de los mayores bancos del mundo financiado con el dinero de los contribuyentes ha otorgado a las autoridades el derecho a revisar una política de compensaciones incuestionable durante años.

La situación provocada por la crisis dio a los políticos más munición. El salario de los banqueros se convirtió en el protagonista de un acalorado debate público. A medida que millones de personas tanto en EEUU como en Europa perdían sus hogares y empleos, los altos cheques para una élite financiera a la que se culpaba en gran medida de los problemas se convirtieron en el arquetipo de la parte mala del capitalismo.

La pregunta que se hacen banqueros, reguladores e inversores es si los nuevos poderes de los gobiernos sobre los salarios, unidos al afán activista de los políticos, provocará cambios duraderos en las finanzas globales.

Los reguladores estadounidenses y europeos han reconocido que las estructuras de compensación necesitan una reforma, aunque a distinto ritmo. Entre el nuevo código de pagos publicado por la Autoridad de Servicios Financieros, el principal regulador del mercado británico, y las recomendaciones de Sir David Walker, una importante figura de la City de Londres, Reino Unido ha impuesto algunas de las normas sobre el pago de bonus más severas del mundo.

En EEUU, la Reserva Federal ha rechazado las demandas de sus homólogos europeos para imponer límites más estrictos a las compensaciones. En su lugar, el regulador estadounidense publicó un borrador que acentuaba la necesidad de vincular los pagos al rendimiento a largo plazo; reducir la diferencia entre los pequeños salarios y los inmensos bonus; y favorecer las acciones sobre la liquidez a la hora de pagar estos últimos.

Intrusión peligrosa
En privado, un gran número de profesionales de la industria y analistas consideran la intervención política en los mecanismos de compensaciones una intrusión peligrosa e injustificada.

En opinión de Robert Benmosche, el consejero delegado de la aseguradora AIG, la decisión en octubre de Kenneth Feinberg, el 'zar de los pagos' nombrado por Barack Obama, de reducir los salarios de 12 altos ejecutivos de AIG más de un 90%, dificultará la capacidad del banco para retener a los trabajadores más importantes y complicará la devolución de los más de 60.000 millones de dólares que debe al Gobierno.

Algunos observadores exponen que el riesgo a largo plazo es que el sistema financero posterior a la crisis quede dividido en dos niveles, lo que podría permitir a los bancos más saneados beneficiarse de una menor competencia.
Además, según los críticos, la tendencia de los gobiernos a jugar a ser Dios con las compensaciones podría aumentar el riesgo de dañar aún más el sector bancario global a corto plazo.

El año pasado, cuando comenzaron las protestas contra las compensaciones, un importante banquero dijo bromeando que "los bonus son un tema demasiado serio como para dejárselo a una panda de políticos".

Los hechos han demostrado que ni él ni sus homólogos tenían elección. A medida que tome forma el mundo posterior a la crisis, es probable que la implicación política en las decisiones salariales se convierta en uno de sus legados más duraderos.

Medidas para evitar un éxodo
1. Los límites a los bonus podrían provocar un éxodo de talento que destruiría el valor de las entidades propiedad ahora de los contribuyentes.

2. El deseo de la industria de evitar este desenlace está llevando a los bancos rescatados a tomar medidas dramáticas para escapar del control de los gobiernos.

3. Bank of America ha accedido a recaudar 18.800 millones de dólares con una ampliación de capital y otros 4.000 millones a través de la venta de activos.

4. Los rescates bancarios han otorgado a las autoridades el derecho a revisar una política de compensaciones incuestionable durante años.