2011/09/01

La urgente necesidad de crecer de Europa

Por Richard Barley

El fracaso de la eurozona en la gestión de su crisis de deuda soberana, ya que no se ha hecho nada aparte de anunciar dosis aún mayores de austeridad en un creciente número de países, está pasando factura. El sector manufacturero está sufriendo, e incluso el motor Alemania se encuentra cerca del estancamiento. Sin crecimiento, la aritmética presupuestaria de Europa podría verse dañada, lo cual provocaría una nueva ronda de turbulencias en el mercado.

La producción manufacturera de la eurozona se contrajo en agosto, según demostró el dato del jueves de gestores de compras de Markit. El índice bajó a 49, nivel inferior al esperado y por debajo del nivel crucial de 50 que separa el crecimiento del deterioro de las condiciones. El umbral se cruzó en agosto por primera vez desde 2009. De los ocho países que aportan datos al índice, cinco --Francia, Italia, España, Irlanda y Grecia-- registraron una contracción, mientras que Alemania, Holanda y Austria lograron a duras penas mantener la expansión.

Pero los motores del crecimiento están desapareciendo. Los nuevos pedidos bajaron en todos los países, la cartera de pedidos se redujo y los pedidos de exportación cayeron en todas partes excepto Irlanda y Grecia. Y lo que es más preocupante, Alemania registró el mayor descenso de los pedidos de exportación, debido a que la crisis de deuda lastró a los negocios. Aunque los niveles de empleo se están manteniendo, la creación de puestos de trabajo se está ralentizando, lo que indica que no puede dependerse del gasto de los consumidores para compensar el descenso de las exportaciones.

Algunas presiones, incluidos los efectos del terremoto en Japón y el fuerte aumento de los precios del petróleo, se han reducido. Pero la crisis de la eurozona se ha agravado, provocando grandes descensos de los precios de la renta variable, temores en torno a la financiación bancaria y una importante ampliación de los diferenciales crediticios en julio y agosto, a medida que los inversores han ido perdiendo la fe en la capacidad de los políticos para contener la crisis. A menos que se relajen las tensiones, esa combinación podría dañar aún más el crecimiento porque las nerviosas compañías recortarán los planes de expansión y contratación de personal. Mientras tanto, en respuesta a la crisis de deuda, los gobiernos están acelerando unas medidas de austeridad que reducirán el crecimiento a corto plazo.

El crecimiento de la eurozona ya se redujo mucho, pasando en el segundo trimestre al 0,2% desde el 0,8% de los tres meses precedentes. Está claro que se corre el riesgo de volver a caer en la recesión. Europa ha ganado algo de tiempo gracias a la decisión del Banco Central Europeo de retomar las compras de bonos, que se habían reducido temporalmente por las tensiones en el mercado de deuda. Además, hay margen para un recorte de tipos. Pero los países acreedores y los inversores podrían tener que dar a los países endeudados aún más margen si quieren salir alguna vez de la trampa para el crecimiento.