2011/06/16

El sector bancario es el talón de Aquiles de Grecia

Por Simon Nixon

Incluso si Grecia recibe su segundo rescate y evita entrar en cesación de pagos, sus problemas no terminarán.

La vulnerabilidad clave se encuentra en el sistema bancario. Pese a la inevitable atención que recibe la posible falta de capital, el reto inmediato es la liquidez y si los bancos tendrán suficiente financiación para apoyar una recuperación. Esto dependerá de un mayor respaldo europeo.

Por supuesto, el capital de los bancos es una preocupación. La proporción promedio de capital Pilar 1 para los cinco bancos más grandes es de cerca de 9%. Eso quizás no sea adecuado para absorber una futura reducción en valor de los bonos gubernamentales griegos. La exposición a los bonos del gobierno varía entre 72% de los activos de Marfin Popular Bank y 218% del Banco Nacional de Grecia. Si se recortara el valor de todos los bonos del gobierno en circulación en 40% para 2013, los bancos Griegos necesitarían un total de 8.400 millones de euros (US$12.100 millones) para alcanzar una proporción Pilar 1 de 8%, en base a las normas de Basilea III, indicó UBS.

De momento, estas son preocupaciones teóricas. La euro zona parece no tener apetito para imponer recorte de bonos, al menos de momento. La preocupación inmediata es la financiación de los bancos. El sistema bancario griego tiene una proporción relativamente baja entre préstamos y depósitos de cerca del 120%, muy por debajo de los niveles irlandeses y portugueses. Pero a lo largo del último año, los depósitos han caído en 44.000 millones de euros y los bancos griegos han quedado por fuera del mercado de repos, el mercado interbancario y el de bonos. Eso ha generado una brecha de financiamiento de 135.000 millones de euros, el cual ha sido llenado principalmente por el Banco Central Europeo.

En teoría, los bancos griegos tienen acceso ilimitado a los fondos del BCE, pero en la práctica se encuentran bajo presión para reducir su dependencia. Ellos ya han reducido los préstamos solicitados este año en 11.000 millones de euros a 87.000 millones de euros, pese a una reducción en los depósitos de 13.000 millones. Gracias a una combinación de la caída de la demanda de préstamos al consumidor y el haberse desprendido de cerca de 40.000 millones de activos no esenciales, los bancos han logrado reducir su apalancamiento sin recortar los préstamos a las empresas.

Pero el alcance de un mayor desapalancamiento podría ser limitado. Forzar a los bancos a vender sus subsidiarias en el extranjero generaría liquidez, pero corre el riesgo de quitarles las ganancias que necesitan para compensar los declives domésticos. Aún más importante, la consolidación del fragmentado mercado bancario podría generar grandes ahorros de costos, que a su vez elevarían las ganancias y el capital, ayudando a restaurar la confianza del mercado. Pero el avance en tal aspecto ha sido mínimo. La adquisición de Alpha Bank por parte del Banco Nacional de Grecia el año pasado fue rechazada y no hay otros acuerdos en camino.

El resultado es una situación precariamente balanceada. Los bancos tienen suficiente liquidez por ahora, pero hay poca capacidad para incrementar los préstamos, los costos de préstamo son altos y una mayor reducción en los depósitos generaría una contracción del crédito.

A menos que el BCE esté preparado para ser generoso, Grecia podría tener problemas para expandirse y salir de sus problemas y aquellos que consideren nuevos rescates podrían descubrir que están desperdiciando más dinero.

Fuente: WSJ