2011/03/14

En medio de la incertidumbre geopolítica, el dólar se desvía del guión

Por Dave Kansas

De SmartMoney

Históricamente, el dólar se ha beneficiado en épocas de crisis geopolítica. Pero en momentos en que la agitación social se ha extendido en Medio Oriente y el Norte de África, la moneda estadounidense no ha ganado terreno, lo que plantea dudas sobre su rol tradicional como un refugio en tiempos de incertidumbre.

El débil desempeño del dólar contrasta con las otras zonas de seguridad —como los bonos del Tesoro de Estados Unidos, el oro y, en el caso de la agitación en la región petrolera, el crudo— que se han mantenido bien. La pregunta que surge es: ¿Ya no es el dólar un lugar "seguro" o hay otros factores que anulan el usual atractivo de la moneda verde en tiempos turbulentos? La respuesta, parece, es un poco de las dos. Pero para quienes respaldan a la "moneda fuerte", esta sorpresiva debilidad es desconcertante.

El dólar comenzó el año a alrededor de US$1,30 frente al euro y había caído a alrededor de US$1,35 cuando el presidente egipcio Hosni Mubarak renunció. A medida que la inestabilidad se extendió por toda la región y la situación se volvió más violenta, notablemente en Libia, el dólar no subió, sino que en cambio siguió debilitándose. El 9 de marzo se ubicaba cerca de US$1,40 contra el euro. Una tendencia similar, aunque de menor escala, afectó la relación entre dólar y yen.

En tanto, otros refugios seguros han actuado acorde a la tradición. El oro se disparó a un récord por encima de los US$1.440 la onza a mediados de febrero, desde US$1.360 la onza a comienzos de año. La plata, llamada el oro de los pobres, también subió a US$36,14 la onza desde alrededor de US$36,70 la onza.

Los bonos del Tesoro de EE.UU., los cuales se preveía que se replegaran este año a medida que la economía adquiere tracción, también subieron, lo que deprimió el retorno, el cual se mueve en dirección opuesta al precio del bono. El petróleo, que se cotizaba a US$85 el barril cuando Mubarak dejó la presidencia, dio un salto hasta US$105,45 el barril la semana del 7 de marzo.

Poniendo de manifiesto el nerviosismo en los mercados globales, los fondos de renta variable de los mercados desarrollados han registrado flujos de ingresos de más de US$52.000 millones este año, según EPFR, que rastrea el sector. A la vez, los inversionistas han retirado alrededor de US$21.000 millones de los fondos de renta variable de los mercados emergentes.

Pero incluso esa preferencia por los mercados desarrollados no ha ayudado al dólar. A medida que la moneda estadounidense se diluía en medio de las crisis de Medio Oriente y el Norte de África, J.P. Morgan observó que el dólar "no estaba siguiendo el libreto habitual".

Las realidades políticas en EE.UU. ponen de manifiesto la posición más frágil del dólar en los asuntos globales. En momentos en que los líderes mundiales hablan abiertamente de reemplazar el dólar como divisa de reserva, las acciones políticas de EE.UU. socavan la moneda verde como inversión. Además, la divergencia entre las estrategias de la Reserva Federal y el Banco Central Europeo se están volviendo más severa, lo que presiona más el dólar.

En EE.UU., una disputa en el Congreso sobre el presupuesto ha afectado el desempeño de la moneda.

De manera más fundamental, el panorama de tasas de interés a corto plazo avanza de forma decisiva contra la moneda verde. Mientras el BCE y la Fed han mantenido tasas récord a corto plazo desde la crisis financiera, la semana pasada el BCE dio señales claras de que pretende comenzar a aumentar las tasas pronto. Especuladores de divisas suelen favorecer regiones donde reciben mejores pagos (en términos de tasas a corto plazo).

Y el mercado tiene poca fe de que el dólar recobrará pronto su dominio. De acuerdo con investigación de RBC Capital Markets, los contratos short (al descubierto) de la moneda estadounidense, que apuestan a que la divisa caiga, se ubicaban en 281.000 el primero de marzo, un nivel récord y superior a los 200.000 contratos short del 22 de febrero. RBC piensa que, a menos de que se registre "un radical cambio de percepción", los contratos short van camino a los 300.000.