Por E.S. Browning
Los inversionistas han sido fáciles de complacer en los dos últimos meses. La economía global comenzó a desacelerar su ritmo de empeoramiento y el sistema financiero evitó un colapso catastrófico, dándoles un empujón de más del 30% a las acciones.
Ahora, los inversionistas están comenzando a pedir algo más. Quieren señales de que se aproxima una mejora económica real. La semana pasada no obtuvieron nada parecido, por lo que comenzaron a vender acciones otra vez.
"Ahora todo lo que tenemos son datos económicos 'menos peores', y eso es un gran paso, pero lo que nos gustaría ver es crecimiento", dice Marc Stern, director general de inversiones de Bessemer Trust, que administra unos US$50.000 millones en Nueva York. "Para que esta subida se sostenga, no puede limitarse a ir 'menos peor' para siempre".
Los datos de la semana pasada fueron completamente decepcionantes, contrariamente a lo que se esperaba. El gobierno de Estados Unidos informó que las ventas minoristas en el país cayeron más de lo previsto en abril. La producción industrial china subió menos de lo previsto en el mismo mes. Las solicitudes para seguros de desempleo aumentaron de forma abrupta en EE.UU.
Cuando las acciones se acercaban a sus récords del año, los inversionistas se cobraron algunas de sus ganancias recientes. El Promedio Industrial Dow Jones cayó 3,6% la semana pasada y el índice Standard & Poor's, 5%. Esas fueron las caídas más pronunciadas desde la semana del 6 de marzo, la anterior a la que los precios comenzaron a levantarse.
El 8 de mayo, el S&P terminó en 929,23, casi al mismo nivel que en su punto más alto de 2009, cuando el 6 de enero ascendió a 934,70. Desde entonces ha bajado. El Dow sigue estando 42% por debajo de su cierre récord de 2007 y el S&P acumula una baja de 44%.
Credit Suisse advirtió a sus clientes que se preparen para otra contracción después de las grandes ganancias. Su estratega de acciones globales, Andrew Garthwaite, publicó un informe diciendo que era más probable que cualquier recuperación bursátil tuviera la forma de una W más que de una V. Instó a los clientes a que redujeran en sus portafolios la cantidad de acciones ligadas a variables como el consumo, como por ejemplo minoristas, y a comprar acciones de empresas que probablemente tengan ventas más estables, como productores de alimentos.
La consultora Strategas Research Partners fue aún más pesimista. Advirtió a sus clientes que el desempeño económico podría tener la forma de un símbolo de raíz cuadrada: primero hacia arriba, luego hacia abajo para acabar avanzando estable hacia el costado.
Gran parte del optimismo reciente se basaba en datos que sugerían que la velocidad de la caída de la economía se estaba desacelerando, lo que fue interpretado como un preludio para una recuperación en la segunda mitad de este año. El presidente de la Reserva Federal de EE.UU., Ben Bernanke, comenzó a predecir la recuperación en declaraciones públicas. Pero luego de las desilusiones de la semana pasada, los inversionistas buscan señales más sólidas.
Stern, de Bessemer, monitorea una serie de indicadores principales, incluyendo precios del cobre, encuestas que reflejan lo que ven los administradores de compras en sus rubros, e incluso generación de electricidad en China. Los precios del cobre y la producción de electricidad en China, que habían estado cayendo, han repuntado, lo cual es una ventaja. Las encuestas entre administradores de compras en todo el mundo ya no son tan malas, pero aún muestran que la mayoría de las economías se están contrayendo.
Uno de los indicadores favoritos de Stern releva exportaciones de Japón, Corea del Sur y Taiwán hacia China. Hace unos meses, ésas caían a una atemorizante tasa anual de 40%. Más recientemente, la tasa de descenso se ha moderado, a 20%.
Para que Stern se vuelva realmente optimista, "necesitaría que esa cifra se acerque más a cero", y, más en general, querría que los administradores de compras globales demuestren más optimismo sobre pedidos nuevos y perspectivas de contrataciones.
Fuente: WSJ