2011/01/27

La Fed mantiene las tasas y continúa con el programa de compra de bonos

Por Luca Di Leo y Jeffrey Sparshott

WASHINGTON (Dow Jones)--Las autoridades de la Reserva Federal decidieron el miércoles continuar con las compras de bonos del gobierno para impulsar la recuperación económica, a pesar de reconocer que la economía estadounidense se encuentra en mejor estado.

En su primera reunión del 2011 para establecer la política monetaria, los funcionarios del banco central votaron unánimemente a favor de continuar con el controvertido programa, por US$600.000 millones, de compras de títulos del Tesoro, pese a que tres de los cuatro miembros nuevos del Comité de Mercados Abiertos de la Fed, o FOMC, han criticado la medida.

El FOMC decidió dejar sin cambios la tasa interbancaria federal, entre el 0,0 y el 0,25%.

El apoyo logrado por el presidente de la Fed, Ben Bernanke, podría mejorar la efectividad del programa -que busca impulsar el crecimiento mediante el mantenimiento de bajas tasas de interés para los préstamos y el impulso de los mercados de acciones- al sugerir a los mercados que probablemente será finalizado.

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En la declaración emitida tras la reunión de dos días, las autoridades de la Fed destacaron algunos progresos en los gastos de los consumidores, al afirmar que estos "repuntaron a fines del año pasado".

Sin embargo, reconocieron que la economía sigue siendo afectada por la alta tasa de desempleo, el lento crecimiento en los ingresos y la restricción en el crédito. Las empresas "siguen renuentes a aumentar las nóminas" y el sector de la vivienda "continúa deprimido".

En su conjunto, las mejoras no fueron lo suficientemente sólidas como para generar un cambio de curso por parte de la Fed y los funcionarios reiteraron que esperan que las tasas de interés de corto plazo se mantengan cerca de cero por un período prolongado.

A raíz de la lenta recuperación a mediados del año pasado, cuando las tasas de corto plazo ya se encontraban cerca de cero, la Fed reanudó sus compras de bonos en noviembre del 2010 en un esfuerzo por mantener bajas las tasas de interés de largo plazo.

Sin embargo, a diferencia de la primera ronda de compras, por US$1,7 billones, para combatir la crisis financiera, el banco central sugirió que estaba listo a reducir el programa si la economía repuntaba.

Eso ya no parece probable. Ante las expectativas de que la tasa de desempleo permanezca alta y que la tasa de inflación subyacente siga baja por algún tiempo, el FOMC dijo que "continuará expandiendo sus tenencias de valores como se anunció en noviembre".

La Fed ya ha comprado alrededor de US$200.000 millones en títulos del Tesoro estadounidense para expandir su hoja de balance. La entidad tiene programado completar el programa de compras en junio.

El presidente del Banco de la Reserva Federal de Kansas City, Thomas Hoenig, se opuso durante todo el 2010 a la política de flexibilización monetaria de la Fed. Tres de los cuatro presidentes regionales de la Fed que este año comenzaron a tener derecho a voto en el FOMC -de los 11 miembros actuales- se han manifestado en contra de las compras de bonos: Richard Fisher de la Fed de Dallas, Charles Plosser de Filadelfia y Narayana Kocherlakota de Minneapolis.

2011/01/26

El déficit presupuestario de EE.UU. llegaría a US$1,48 billones

Por Corey Boles

WASHINGTON—Se prevé que el déficit presupuestario del gobierno federal de Estados Unidos crezca alrededor de 14% a US$1,48 billones (millones de millones) en el actual año fiscal, un aumento que en mayor medida se origina en la extensión de recortes tributarios promulgada el año pasado, indicó el miércoles la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO).

En su pronóstico semianual de la economía estadounidense, la agencia, que no está afiliada a ningún partido, informó que el Producto Interno Bruto crecería 3,1% en 2011 pero que la tasa de desempleo se mantendría alta por un tiempo. El déficit fue de alrededor de US$1,3 billones en el año fiscal 2010, que terminó el 30 de septiembre.

La CBO afirmó hace dos semanas que el déficit presupuestario había alcanzado US$371.000 millones en los primeros tres meses del año fiscal 2011.

En el año fiscal 2012, que comienza el 1 de octubre, la CBO prevé que el déficit caiga a US$1,1 billones, que sigue siendo una cifra alta según los estándares históricos a largo plazo.

La CBO, una agencia que revisa presupuestos del Congreso e iniciativas legislativas con implicaciones presupuestarias, indicó que como porción del PIB de EE.UU., el déficit aumentará de 8,9% en el año fiscal 2010 a 9,8% en el año fiscal 2011, antes de caer a 7% en el año fiscal 2012.

El acuerdo impositivo alcanzado entre demócratas y republicanos en diciembre sumó US$858.000 millones al déficit del presupuesto federal durante los próximos 10 años. El acuerdo renovó los recortes tributarios de la era Bush para todos los estadounidenses durante dos años, a pesar de las dudas de muchos demócratas que querían que los ricos volvieran a pagar más impuestos.

Fuente: WSJ

2011/01/25

Tras la crisis, los mercados se normalizan

Por Mark Gongloff

Después de un lapso prolongado durante el cual las esperanzas y temores macroeconómicos determinaron el auge y caída de los mercados de acciones, bonos y materias primas surgen señales tentativas de que las preocupaciones más tradicionales se han vuelto a imponer.

En las últimas semanas, los movimientos de las acciones y del dólar han estado poco correlacionados, una interrupción de la tendencia que imperó durante buena parte de 2010, cuando tuvieron una evolución prácticamente simbiótica. Las acciones, que eran consideradas riesgosas, subían cuando los inversionistas se sentían confiados, en tanto que el dólar era un refugio seguro que se beneficiaba cuando estaban preocupados.

Los commodities también han dejado de subir y bajar en función de las percepciones de riesgo. Ahora, preocupaciones más tradicionales, como el clima, están teniendo más impacto. Los precios del maíz, la soya y el trigo saltaron este mes luego de que las estimaciones sobre el suministro fueran recortadas debido a la sequía en América del Sur y las inundaciones en Australia.

Eso podría ser un alivio para los inversionistas que se han visto frustrados por lo que consideran un mercado que a menudo se desliga de los fundamentos económicos, lo que obstruye la posibilidad de hacer apuestas de largo plazo.

"Cuando el riesgo retrocede como un motor de los retornos, entonces los fundamentos asumen una mayor importancia", dijo Joseph Mezrich, analista cuantitativo de Nomura Securities. "Lo que uno quiere es que el riesgo no sea el factor impulsor, para bien o para mal", agrega.

Mezrich y otros analistas advierten, sin embargo, que los mercados todavía distan mucho de moverse enteramente al son de los fundamentos económicos. Muchos de los factores que desde la crisis financiera han alentado estas correlaciones inusuales en los mercados siguen vigentes y su repliegue sería lento, si es que ocurre.

La interacción frenética y sin pausa entre diferentes clases de activos en los mercados globales contradice cualquier análisis simplista. Las relaciones de larga data se forman y se destruyen súbitamente y por cualquier cantidad de razones.

Asimismo, la liquidez que la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) está inyectando al sistema financiero es una fuerza que puede envolver a los mercados en los próximos meses.

"La división más clara entre dónde han estado los mercados y hacia dónde se dirigen se va a producir cuando la Fed comience el ajuste", dijo Alan Ruskin, jefe de estrategia global para el mercado de divisas de los países del G-10 de Deutsche Bank en Nueva York. "Eso va a precipitar un proceso muy diferente de análisis", consideró.

Aún así, muchos analistas detectan las primeras señales de que algunas de las correlaciones inusualmente fuertes que se consolidaron durante las crisis financieras de los últimos años podrían estar debilitándose.

El vínculo entre las acciones y el dólar sería el ejemplo más claro.

El índice Standard & Poor's 500 y la cotización del dólar frente a una canasta de monedas de los socios comerciales más importantes de Estados Unidos, se han movido en direcciones similares en menos de 10% de las veces durante las últimas jornadas, de acuerdo con un análisis del estratega cambiario de Nomura, Jens Nordig. En términos técnicos, esto significa que hay un coeficiente de correlación de aproximadamente 0,1. Una correlación de 1,0 entre dos activos significa que se mueven en la misma dirección 100% del tiempo. Una correlación de -1,0 implica que se mueven en direcciones opuestas 100% del tiempo.

Durante buena parte del período entre septiembre y diciembre, la correlación entre el dólar y la bolsa frecuentemente bordeó -1,0, lo que implica que el dólar casi siempre estaba cayendo cuando las acciones subían y viceversa. Durante parte importante del mes pasado, la correlación estuvo en cerca de cero, es decir que fue casi inexistente.

La razón parece ser que los inversionistas no están usando más al dólar como un sustituto para su apetito por el riesgo. Cuando los inversionistas estaban dispuestos a asumir más riesgos, el dólar declinaba a medida que se apreciaban el euro, las acciones, las materias primas y otros activos riesgosos. Cuando buscaban seguridad, el dólar subía ya que los inversionistas se refugiaban en los bonos del Tesoro de EE.UU. Esa opción binaria ya perdió vigencia.

Igualmente, la correlación entre sectores individuales del mercado bursátil ha caído recientemente a 78%, su nivel más bajo en cerca de dos años, desde un nivel de más de 90%, según el estratega de Brown Brothers Harriman, Charles Blood. "Esto sugiere un debilitamiento de un entorno de mercado caracterizado por lo "macro"", dijo Blood en una nota a sus clientes la semana pasada.

Fuente: WSJ

2011/01/24

España aún puede evitar la catástrofe financiera

Por Irwin Stelzer

Y por eso estamos a la espera. Esperamos al aluvión de nuevos datos macro sobre la salud de las economías de eurolandia, esperamos a que los responsables de las políticas monetarias encuentren algún mecanismo que satisfaga a los mercados y les convenza de que la eurocracia ha dado con una estructura que controle los presupuestos nacionales para satisfacción de Angela Merkel, canciller de Alemania, el país que más aporta a las facturas en eurolandia.

La espera de los datos terminará esta semana, al menos de momento; la espera de una decisión sobre política monetaria podría no terminar nunca. Mientras tanto, todo depende de España, la quinta mayor economía de Europa. Grecia ya pasó, Irlanda ya pasó y Portugal está pasando: todos tendrán que reestructurarse de un modo u otro. Si España, mayor que las tres anteriores economías juntas, logra sobrevivir a la presión de las subastas en el mercado de bonos, los responsables de políticas monetarias tendrán tiempo para mantener su ritmo habitualmente lento de toma de decisiones.

Hay varios motivos para creer que España escapará al destino de sus colegas endeudados más pequeños. Goldman Sachs Global Economics, en un nuevo informe titulado "España: ¡sostenible!", considera que la deuda pública española "probablemente no superará el 90% del PIB en su punto álgido: lo cual no justifica una insolvencia". Existe, admiten los economistas de Goldman Sachs, la posibilidad de una crisis de liquidez que podría obligar a España a buscar "ayuda externa", es decir, un rescate, pero los responsables de la eurozona pueden gestionarlo, ahora que ya deberían tener alguna experiencia en solucionar este tipo de situaciones.

Empecemos comparando la situación financiera con las del trío en problemas. The Economist informa de que la deuda pública bruta de España alcanza el 64% del PIB, muy por debajo de los niveles de Portugal (83%), Irlanda (97%) y Grecia (140%). La rentabilidad de los bonos estatales a 10 años es cerca de la mitad de la de los griegos, al igual que la previsión de The Economist sobre los niveles de deuda estatal bruta en 2015: 85% del PIB frente al 165%. (Irlanda y Portugal están en el 125% y el 100%, respectivamente). "España probablemente es solvente" concluye The Economist, con una "perspectiva del coste de la deuda (...) similar a las de las hoy 'seguras' Francia y Alemania".

La palabra clave es "probablemente", quizá no tan categórica como el "¡sostenible!" de Goldman Sachs.

Todo dependerá de cuatro cosas. La primera es la atmósfera macroeconómica general en el conjunto de la eurozona. Ahora mismo, el futuro está bien equilibrado entre una continuación del crecimiento liderado por los alemanes y una desaceleración causada por la decisión del Banco Central Europeo de endurecer la política monetaria para atajar las presiones inflacionarias, que ahora están en niveles que el BCE no está preparado para aceptar si se prolongan. A corto plazo, el nivel del euro debería seguir engrasando la máquina exportadora alemana y el nuevo interés en gastar de los consumidores alemanes debería dar a toda la eurozona un ligero estímulo. También a corto plazo, Jean-Claude Trichet, máximo responsable del BCE, debería mantener a raya todo aumento de los tipos de interés y toda retirada del mercado de bonos hasta que los responsables de las políticas monetarias lleguen a un acuerdo sobre una solución permanente para la crisis creada por la debilidad de los países de la periferia. Todo lo cual probablemente es un plus para España.

Un segundo factor que determinará la capacidad de España para evitar una crisis será el comportamiento de sus altamente endeudados consumidores. Los hogares han reducido sus deudas significativamente (y aumentado sus ahorros), y así han reducido el peso de los pagos de intereses, por lo que actualmente son receptores netos de pagos de tipos de interés. Éste es un buen augurio para, a menos que --y es un "pero" muy grande-- los ingresos de los hogares sigan bajando. Los economistas de Jefferies Fixed Income informan de que la renta disponible real de los hogares bajó casi un 6% en el ejercicio que terminó en el tercer trimestre del año pasado. Si sigue habiendo un descenso a un ritmo similar a ése, España no sólo tendrá que pedir ayuda a sus socios de la eurozona (o sea, Alemania), sino abandonar su posición de que los acreedores de los bancos emergerán del proceso sin perder un ápice de atractivo.

Un tercer factor positivo para las cuentas es el crecimiento de las exportaciones, que, junto con el descenso de las importaciones, ha reducido el déficit por cuenta corriente del 15% de 2008 al 4,3%. Que es un motivo por el que la actividad económica ya no está descendiendo y parece en una tendencia de moderado avance.

Por último, está la cuestión de los bancos españoles, que podría calificarse de verdadero lío. Las cajas de ahorros han prestado unos 189.000 millones de euros a promotores inmobiliarios que se dice que probablemente no lograrán devolver esos créditos. El Gobierno está obligando a las cajas a fusionarse --las 45 que existían han quedado en 17-- y a ampliar capital, y ya ha inyectado de 11.000 millones de euros a 15.000 millones de euros en el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria, o FROB. Dice que inyectará cerca de 100.000 millones de euros en el fondo si se viera obligado si los bancos no logran ampliar capital recurriendo al sector privado, lo cual el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, insiste en asegurar que sí pueden hacer.

Y que es la razón por la que los inversionistas piden primas por prestar dinero a España. Después de todo, hasta que Irlanda decidió rescatar a sus bancos, los inversionistas no se dieron cuenta de que el país había implosionado. España tiene que conseguir unos 93.000 millones de euros este año y ya ha huido hacia la relativa seguridad de un sindicato de bancos, que cobra una comisión y luego separan los bonos en paquetes más pequeños para revenderlos, en lugar de arriesgarse a vender obligaciones a 10 y 15 años en el mercado.

A largo plazo, todo dependerá, como no, de si Zapatero logra sacar adelante sus reformas, como la del mercado laboral, para aumentar la competitividad y la tasa de crecimiento de su economía. Las encuestas sugieren que no sobrevivirá a las próximas elecciones, por lo que tendrá que ver el final de la película desde el patio de butacas.

Irwin Stelzer es director de estudios de política económica en el Hudson Institute.

Fuente: WSJ