Por Andrew Batson
BEIJING—China pidió la creación de una nueva moneda de reserva internacional que, a la larga, reemplace al dólar y propuso una amplia reestructuración de las finanzas globales que refleje el creciente descontento de los países en vías de desarrollo con el rol de Estados Unidos en la economía global.
La inusual propuesta pública, hecha por el gobernador del banco central Zhou Xiaochuan en un ensayo difundido el lunes en Beijing, es parte de la actitud cada vez más enérgica por parte de China para delinear la respuesta global a la crisis financiera.
La propuesta china de crear una moneda de reserva internacional se produce después de que Rusia lanzara una iniciativa similar a principios de mes durante los preparativos para la próxima cumbre del Grupo de los 20 (G-20). Al igual que China, Rusia recomendó que el Fondo Monetario Internacional (FMI) emitiera la moneda y destacó que la propuesta provenía de una necesidad de actualizar "el obsoleto orden económico mundial unipolar".
Los líderes de China y otras economías emergentes como Rusia e India están dejando en claro que pretenden un orden económico menos dominado por EE.UU. y otras naciones ricas. Beijing no ha ocultado su frustración por su dependencia financiera de EE.UU. Este mes, el premier chino Wen Jiabao expresó públicamente sus "temores" respecto de la gran cantidad de bonos del gobierno estadounidense en manos de Beijing.
La propuesta de Zhou llega en medio de los preparativos para una cumbre del G-20, que reúne a los mayores países industrializados y en vías de desarrollo del mundo, que tendrá lugar en Londres la próxima semana. Durante reuniones anteriores, los países desarrollados a menudo han criticado las políticas económicas y monetarias chinas. Esta vez, China ha pasado al ataque.
En su ensayo, publicado en chino e inglés en el sitio Web del banco central chino, Zhou se mostró partidario de reducir el dominio de unas pocas monedas, como el dólar, el euro y el yen, en el comercio y las finanzas internacionales. La mayoría de los países concentra sus activos en esas monedas de reserva, lo cual exagera el tamaño de los flujos y exacerba la volatilidad de los sistemas financieros, afirmó. La adopción de una moneda de reserva que no pertenezca a ningún país facilitaría el manejo de todas las economías, indicó. También podría constituir la base de una forma más equitativa de financiar el FMI, sostuvo. China está entre los países que han soportado presión para que aporten más dinero para ayudar al FMI.
"Nadie considera que esta sea la solución perfecta, pero al poner el tema sobre la mesa, los chinos han redefinido el debate", afirmó Eswar Prasad, profesor de política comercial de la Universidad de Cornell y ex funcionario del FMI. "Representa una reacción muy enérgica de China sobre una cantidad de frentes donde ellos mismos se sienten presionados por los países avanzados".
Los obstáculos técnicos y políticos para implementar la propuesta china son enormes, de modo que, incluso si obtuviera el respaldo de otros países, es improbable que la iniciativa cambie el rol del dólar a corto plazo. "El reestablecimiento de una moneda de reserva nueva y aceptada ampliamente con un valor de referencia estable llevará un largo tiempo", reconoció Zhou.
Una portavoz del Departamento del Tesoro de EE.UU. prefirió no hacer comentarios sobre las opiniones de Zhou. En las últimas semanas, altos funcionarios del gobierno de Barack Obama han intentado tranquilizar a Beijing al asegurarle que el actual frenesí de gastos de Washington es un esfuerzo a corto plazo para revitalizar la economía, no una tendencia de largo plazo.
Los comentarios de Zhou—que llegan tras las declaraciones de Wen sobre la seguridad de los activos de China en dólares— parecen constituir una advertencia a EE.UU. de que no puede esperar que China financie su gasto de forma indefinida.
La propuesta del titular del banco central refleja tanto el deseo de China de tener sus US$1,95 billones (millones de millones) de reservas en una denominación distinta al dólar estadounidense y las escasas alternativas de las que Beijing dispone en la actualidad.
Zhou sostuvo —sin nombrar la divisa estadounidense— que la pérdida de facto del estatus de moneda de reserva también beneficiaría a EE.UU. al evitar crisis futuras. Debido a que otros países continuaron invirtiendo su dinero en dólares estadounidenses, argumenta el gobernador, la Reserva Federal pudo llevar adelante una política irresponsable en los últimos años manteniendo las tasas de interés demasiado bajas por demasiado tiempo y, de esta forma, contribuyendo a inflar la burbuja inmobiliaria.
"La aparición de la crisis y su contagio a todo el mundo reflejan las vulnerabilidades inherentes y los riesgos sistémicos del sistema monetario internacional", señaló Zhou. La cantidad e intensidad de crisis financieras sugiere que "los costos de este sistema para el mundo podrían haber superado a sus beneficios".
Zhou no es el primero en plantear ese argumento. "El sistema de reservas en dólares es parte del problema", señaló el economista de la Universidad de Columbia Joseph Stiglitz en un discurso en Beijing la semana pasada, debido a que hace que gran parte del efectivo del mundo llegue a EE.UU. "Necesitamos un sistema global de reserva".