El BCE mantendrá probablemente su tipo de interés en el 1%, sin cambios también en la banda de fluctuación de 0,75 puntos. Además, su presidente seguro que repite que este nivel de tipos es el apropiado en estos momentos. Pero no es un suelo, algo que también recalcará.
Es probable que descarte, por el momento, tomar nuevas medidas de tipo cuantitativo para soportar a los mercados. Pero no recortará las tomadas en los últimos meses.
Además, espero que revise al alza su previsión de crecimiento para el próximo año (0,5 %), al mismo tiempo que modere su previsión de contracción para este ejercicio (-4,2%). No espero novedades con respecto a sus previsiones de inflación, considerando que los niveles para los dos próximos ejercicios estarán bien por debajo del nivel deseable del 2%.
Considerando todo lo anterior, ¿cuál creen qué es el sesgo de la política monetaria del BCE en estos momentos? En mi opinión, neutral. Pero seguro que hay otros economistas que lo valoran como bajista. Y, escuchando a Trichet, quizás las dos posiciones anteriores sean acertadas.
Así, repite sin cesar que las medidas tomadas hasta el momento han sido efectivas para luchar contra la crisis. Claro que también considera que, pese a la mejora observada en el sentimiento de los mercados y el final de la contracción en los principales países, la situación sigue siendo suficientemente incierta como para no bajar la guardia. “No hay que ser complaciente sobre la recuperación”; ha sido una frase repetida en los últimos días. “Es demasiado prematuro hablar de retirar las medidas expansivas”; también ha sido un mensaje claro recientemente.
Sin embargo, todo esto es compatible con las peticiones de algunos consejeros de la entidad para estudiar mecanismos de salida para las medidas tomadas. Incluso el ministro de Finanzas alemán ha pedido que se alcance un acuerdo para que la reversión de estas medidas sea aplicada de forma coordinada a nivel internacional. Naturalmente, cuando sea necesario hacerlo.
La autoridad monetaria europea está muy preocupada por la caída del crédito nuevo en los últimos meses. Considerando que el 70% de la financiación del sector privado es a través de los préstamos de la banca, es fácil de entender cómo las medidas tomadas hasta el momento han tenido como objetivo facilitar la posición de las entidades financieras.
Y esto puede continuar en septiembre si, como esperamos, se confirma una nueva subasta a 12 meses sin límite de cantidad a tipo fijo del 1%. La resuelta en junio por un volumen superior a los 442.240 millones de euros ha sido determinante para rebajar la curva del euribor.
Al final, también han sido fundamental para moderar las expectativas sobre la evolución de los tipos de interés en los próximos meses. Aunque quizás el objetivo último de la subasta era asegurar la posición de liquidez a plazo de la banca, condición necesaria para una recuperación del crédito. Pero los últimos datos conocidos, tanto en términos de crédito efectivo como la disposición a concederlo en el futuro de las entidades financieras, han resultado frustrantes.
El propio BCE, en un informe sobre el sistema financiero publicado en agosto, lo justifica implícitamente ante la fragilidad y las dificultades a futuro del sector.
Mensaje ambiguo
La situación es excepcional. Y las medidas aplicadas hasta el momento desde las autoridades, a nivel mundial, también lo son. Medidas de tipo monetario, financiero y, naturalmente, también en el terreno fiscal. Impensables unos meses atrás. Mucho más hace un año. En mayor medida en el caso del BCE, que en junio del año pasado subía sus tipos de interés.
Un escenario suficientemente complejo, el actual (a pesar de la mejora de los mercados y la recuperación del crecimiento positivo en las principales economías), como para entender el mensaje ambiguo de las autoridades. También para comprender la percepción que muchos tenemos de que tienen objetivos implícitos en la evolución (al alza) de los mercados. Como decía el presidente de la Fed, Ben Bernanke, en su reciente presentación en Jackson Hole, evitar el pánico conjunto irracional es fundamental.
La contrapartida es dar confianza, en términos de liquidez y precio, a los mercados. La recuperación de los mercados pasa a ser parte necesaria de la recuperación, aunque algunos sigan empeñados en su papel de anticiparla. ¿Les parece una estrategia arriesgada? La necesidad obliga.
José Luis Martínez Campuzano es Estratega de Citi en España
Fuente: Expansión