Por Deborah Solomon y Michael Crittenden
WASHINGTON—El gobierno del presidente estadounidense Barack Obama evalúa divulgar algunos resultados de las pruebas de resistencia que se les realizan a los 19 bancos más grandes del país, afirmaron fuentes al tanto. La decisión podría ayudar a hacer una distinción más nítida entre los bancos que gozan de buena salud y los que no.
Hasta ahora, el gobierno ha intentando no hacer diferencias entre los bancos, repartiendo efectivo por igual a instituciones fuertes y en problemas con el fin apuntalar al sector financiero. La estrategia ha protegido a las entidades más débiles, que han recibido fondos junto a sus pares más sólidos.
La divulgación de los resultados de las pruebas de resistencia, junto con el anuncio de las ganancias del primer trimestre y el intento por parte de algunas instituciones de recaudar capital y devolver los fondos inyectados por el gobierno, podrían sentar las bases para una nueva fase de la crisis financiera en Estados Unidos. Dentro de unas pocas semanas, los bancos más fuertes podrían librarse de sus ataduras con el gobierno y captar fondos frescos, mientras los más débiles seguirían dependiendo de la generosidad estatal. Eso transformaría la forma en que los inversionistas y el gobierno ven al sector financiero.
Desde que anunció las pruebas de resistencia, a principios de este año, el gobierno no ha dejado en claro qué información sería divulgada sobre las evaluaciones. Inicialmente, el Departamento del Tesoro había insinuado que dejaría en manos de cada banco el anuncio de los resultados. Pero algunos reguladores temieron que los bancos filtraran la información de forma selectiva, creando un posible sesgo contra sus competidores.
Las pruebas de resistencia fueron diseñadas desde un comienzo para inspirar confianza en que los mayores bancos estadounidenses pueden soportar una recesión severa y prolongada. En estos momentos, los reguladores intentan determinar cuánta ayuda podrían necesitar los bancos para seguir prestando en estas circunstancias. Los bancos que necesitan más capital tendrán seis meses para recaudarlo entre inversionistas privados o aceptar infusiones de efectivo del gobierno.
No está claro precisamente qué información se podría difundir. Es posible que los datos no mencionen el desempeño de bancos individuales. Pero algunos funcionarios del gobierno creen que una cierta cantidad de información debe ser divulgada para que sea convincente respecto de la validez y el rigor de las evaluaciones. Estas personas también temen que las pruebas no cumplan con su función básica —impulsar la confianza— a no ser que los inversionistas tengan acceso a la información por sí mismos.
Personal de varias agencias reguladoras han estado analizando el tema durante varias semanas y se prevé que presenten informes está misma semana. Una alternativa es agregar los datos aportados por los bancos para que el gobierno describa un panorama amplio de la salud de la industria bancaria sin revelar datos específicos de las instituciones.
El mes pasado, el contralor de la moneda, John Dugan, afirmó que "sin dudas habrá cierta información que será entregada" una vez que los reguladores tomen sus decisiones.
Varios bancos pequeños ya han pagado los fondos inyectados por el Tesoro. El martes, Goldman Sachs Group Inc. recaudó US$5.000 millones en capital destinado a ayudar a pagar los US$10.000 millones que recibió en octubre del Programa de Alivio de Activos en Problemas, TARP por sus siglas en inglés. Otras grandes instituciones financieras no parecen muy inclinadas a acudir a los mercados de capital en el futuro próximo, pero el reciente repunte en los precios bursátiles ha hecho que la idea sea más atractiva. Un alto cargo del Tesoro de EE.UU. dijo que el gobierno aceptará repagos de fondos de rescate de cualquier institución cuyo regulador considere suficientemente fuerte para operar sin capital estatal.
La medida para dejar de tratar a todos los bancos por igual está generando temores sobre el efecto sobre las instituciones que sean consideradas más débiles. "Se puede crear una corrida bancaria con bastante facilidad", advirtió Eugene Ludwig, presidente ejecutivo de la consultora Promontory Financial Group y ex Contralor de la Moneda de EE.UU.
Fuente: WSJ