Por John D. McKinnon y Jesse Drucker
WASHINGTON – El gobierno de Barack Obama presentó el lunes lo que sus asesores llaman un ataque de largo alcance contra la evasión de impuestos fuera de las fronteras de Estados Unidos, dirigido a muchas multinacionales estadounidenses y personas acaudaladas.
El presidente Obama dio detalles sobre una propuesta incluida en el presupuesto que presentó en febrero que busca recortar la práctica de estacionar ganancias obtenidas en el extranjero en paraísos fiscales de manera indefinida. Según ciertos cálculos, US$700.000 millones o más en ganancias corporativas se han acumulado en cuentas fuera de EE.UU. en los últimos años.
El plan irá más allá. Su objetivo es cambiar el tratamiento legal de las subsidiarias en el extranjero y las estructuras que las compañías usan para evadir no sólo los impuestos estadounidenses sino los impuestos en otros países desarrollados.
Además, el gobierno intentará hacer más estrictas las reglas que han alentado a miles de estadounidenses a abrir cuentas en el extranjero en un esfuerzo por evitar los impuestos estadounidenses. El plan incrementaría el reporte de información y la retención de impuestos, así como las multas, además de hacer más difícil que los titulares de esas cuentas ganen demandas. El gobierno prometió nuevas herramientas para combatir el abuso de los paraísos fiscales.
"Lo que realmente tenemos es un sistema que en muchas formas está roto", dijo un funcionario del gobierno el domingo, uno que "permite que la gente juegue... para que eviten pagar impuestos sobre las ganancias en el extranjero casi completamente".
El alcance del plan del gobierno tomó a algunos expertos tributarios por sorpresa y presagia una dura batalla contra las grandes empresas sobre algunas de las exenciones más preciadas para ellos, particularmente a medida que el Congreso estadounidense busca ingresos para pagar por las nuevas iniciativas.
"Definitivamente habrá" oposición por parte de las empresas, particularmente si el gobierno no permite un periodo de ajuste razonable, dijo Phil West, un abogado de Steptoe & Johnson LLP, quien se desempeñó como asesor tributario internacional para el Departamento del Tesoro de EE.UU. durante la presidencia de Bill Clinton.
Funcionarios de la Casa Blanca dicen que las propuestas más recientes simplemente son consecuentes con las frecuentes críticas de Obama con respecto a que las leyes tributarias actuales alientan a las multinacionales a enviar a empleos fuera del país. El nuevo plan también apunta a incrementar los incentivos para la creación de empleos en EE.UU., dicen, indicando que parte del dinero recaudado será usado para cubrir los costos de extender un crédito tributario para costos de investigación que está pronto a expirar.
Las nuevas medidas forman parte de un plan del gobierno para recaudar hasta US$210.000 millones en ingresos tributarios adicionales durante la próxima década, en un esfuerzo por recortar el déficit presupuestal y pagar por los incentivos para la creación de empleo y otros programas.
En un gran cambio, el gobierno busca recortar una práctica comúnmente conocida como "pago diferido" que las multinacionales estadounidenses usan para recortar sus impuestos sobre sus operaciones fuera del país.
Bajo la ley actual, las compañías estadounidenses pueden diferir sus impuestos indefinidamente sobre muchas de las ganancias que dicen haber obtenido fuera del país hasta que "repatríen" ese dinero. El gobierno busca limitar radicalmente las deducciones impositivas que pueden usar las empresas que usan el pago diferido.
Aún así, la propuesta es mucho menos dramática de lo que muchas compañías temían. Algunas esperaban que el gobierno acabara del todo con el régimen diferido.