El Tribunal Supremo de México estudiará esta semana una demanda que podría obligar a Citigroup, el dañado banco estadounidense, a vender su rentable y valiosa filial mexicana.
Un grupo de senadores ha señalado que el rescate de Citi por parte del gobierno estadounidense el año pasado hacía que Banamex, su filial mexicana, infringiera la legislación nacional, que prohíbe a los gobiernos extranjeros poseer participaciones en los bancos nacionales.
Para Citi, el caso es de vital importancia. Banamex es una de las joyas más brillantes de su dañada corona, y en la actualidad representa cerca del 15% de los beneficios globales. Según se calcula, puede tener un valor de al menos 20.000 millones de dólares (13.420 millones de euros).
El proceso también podría afectar a otros grupos que operan en el sector bancario del país, dominado por entidades extranjeras, de cuyo accionariado han entrado a formar parte distintos gobiernos tras la crisis financiera. La lista incluye a AIG, Bank of America y Bank of New York Melon, así como a bancos europeos como Royal Bank of Scotland.
Pero Banamex ha atraído una especial atención debido en parte a que es el segundo mayor banco del país. Su nombre completo es Banco Nacional de México y, tras haber permanecido en manos del Estado una considerable parte de su historia reciente, sigue siendo un potente símbolo del nacionalismo mexicano. Así, tal vez no sorprenda que los políticos hayan escogido a Banamex como objetivo de una campaña cada vez más ruidosa para aclarar la ley y, en especial, para examinar cómo gestiona el caso el ministerio de Economía mexicano.
En marzo, el ministerio aprobó una resolución que establecía que la situación de Banamex era aceptable porque la participación del gobierno estadounidense en la entidad financiera era circunstancial y transitoria.
Sin embargo, los senadores quieren que el Tribunal Supremo decida si la resolución es constitucional. Los expertos advierten de que si la decisión es contraria a lo establecido por el ministerio –el tribunal tiene 30 días para decidir si examina el caso– la situación podría terminar en una ley que obligue a Citi a vender una parte o incluso la totalidad de Banamex.
Citi declaró a Financial Times: “El ministerio de Economía mexicano ha concluido que cumplimos con la legislación del país... Además, nuestro objetivo es devolver los fondos del Tarp tan pronto como nos sea posible, y eso pondrá fin a toda esta situación”.
La semana pasada, el gobernador del Banco Central de México intervino en el debate, y expuso que los bancos que pertenezcan a entidades extranjeras, entre los que se incluiría Banamex, deberían cotizar en la bolsa nacional.
En una entrevista con Financial Times, Guillermo Ortiz Martínez señaló: “Sería muy importante, creo que es muy aconsejable que las filiales de los bancos extranjeros coticen en la bolsa mexicana”.
Ortiz, que goza de un gran respeto en los círculos internacionales y que también ocupa el cargo de presidente del consejo del Banco de Pagos Internacionales, no se refirió de forma directa a Banamex. Pero es probable que su sugerencia alimente el acalorado debate sobre Banamex en un momento en el que el gobierno se ve sometido a una presión cada vez mayor sobre el estatus legal del banco.
Banamex declaró que todavía era demasiado pronto para pronunciarse sobre la petición de los senadores, dado que aún ha de ser presentada. Sin embargo, aseguró a Financial Times que el banco “nunca ha estado, ni está, en una posición irregular o ilegal”. También concluyó: “Banamex no está en venta”.
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