La convulsión que vive el sector bancario de Nigeria se agudizó el pasado viernes después de que el banco central destituyera a los responsables de cinco entidades crediticias, que recibieron 2.600 millones de dólares (1.800 millones de euros) como parte de un plan de rescate y pasaron a manos del estado.
Lamido Sanusi, que encargó una auditoría para conocer el nivel de deuda incobrable de los bancos después de asumir el cargo de gobernador del Banco Central en junio, confirmó que cinco entidades no habían pasado la prueba de estrés.
Aunque los sectores bancarios de otros países emergentes se han visto afectados por la crisis de las hipotecas subprime de EEUU, los problemas de los bancos nigerianos son de otra índole. “Por su excesiva exposición en determinados sectores, la precaria gestión del riesgo y su mal gobierno corporativo, algunos bancos nigerianos siguen emitiendo señales de un funcionamiento deficiente”, declaró Sanusi.
El gobernador insistió una vez más en que no permitiría la quiebra de ninguna de las veinticuatro entidades del país. No obstante, puntualizó que los 2.600 millones de dólares que ha costado el rescate tendrán que devolverse mediante ampliaciones de capital, a lo que añadió: “habrá oportunidades para inversores, locales y extranjeros y para bancos, nacionales y extranjeros, que se muestren dispuestos a entablar conversaciones con nuestros asesores”.
Algunos altos cargos del entorno del gobernador opinan que éste prefiere contar con menos bancos, pero más sólidos. “El reto al que se enfrentará es actuar en esta línea evitando una crisis sistémica”, explicó un importante banquero del país. Los bancos nigerianos han crecido a un buen ritmo desde que las reformas acometidas en 2004 aumentaran los requisitos mínimos de capital y provocaran una oleada de fusiones.
No obstante, muchas entidades siguieron concediendo préstamos para inversiones especuladoras en bolsa que perdieron gran parte de su valor cuando la bolsa nigeriana cayó el año pasado un 60% con respecto al máximo alcanzado en 2008. Las entidades crediticias también probaron el lucrativo negocio de las importaciones de crudo, utilizando sus propios fondos y financiando a algunos operadores, pero sufrieron fuertes pérdidas cuando el año pasado el precio del barril pasó del máximo de 140 dólares a 30 dólares.
Según las pruebas de estrés Afribank, Finbank, Intercontinental, Oceanic y Union, estarían cerca de la insolvencia, si bien otras cinco entidades consiguieron superar el test. El banco central espera que los otros catorce bancos hayan pasado las pruebas a mediados de septiembre. Algunos analistas advirtieron de que el hecho de dar a conocer los nombres de las cinco instituciones podría provocar el pánico entre los clientes. Un experto del sector aseguró que es probable que los banqueros destituidos, algunos de los cuales tienen importantes participaciones en los bancos que dirigen, presenten recusaciones.
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