Por Damian Paletta , Alessandra Galloni y Marcus Walker
WASHINGTON—Los líderes de Estados Unidos y Europa, que se comprometieron a aprovechar la crisis para fortalecer el sistema financiero global, tienen diferencias cada vez mayores sobre cuánto capital deben recaudar los mayores bancos del mundo para protegerse de futuras pérdidas.
Representantes del grupo de las 20 principales economías del mundo volverán a tratar el tema esta semana en Pittsburgh, donde celebrarán su tercera cumbre en un año. Sin embargo, ya han surgido puntos de fricción. Los gobiernos no tratarán de alcanzar un acuerdo definitivo sobre los mínimos de capital exigido durante el encuentro, sino que intentarán recabar el consenso suficiente para alcanzar un acuerdo marco para fines de 2010.
La cantidad de capital que un banco tiene en reserva para protegerse contra futuras pérdidas afecta la rentabilidad de sus inversiones y su susceptibilidad a un colapso. Cuanto más dinero tenga el banco en sus arcas, mayor es su capacidad de conceder préstamos incluso cuando la economía se tambalea.
Las autoridades estadounidenses, encabezadas por el secretario del Tesoro, Timothy Geithner, han argumentado que la imposición de requisitos de capital más estrictos es imprescindible para garantizar la viabilidad a largo plazo del sistema bancario global y hará que a los gobiernos les resulte más fácil limitar el nivel de apalancamiento de los bancos.
"Una de las lecciones más importantes de la reciente crisis es que los requisitos de capital bancarios más altos y exigentes son absolutamente esenciales", dijo un reciente informe del Tesoro. Geithner ha señalado que espera que los líderes de EE.UU. y Europa se pongan de acuerdo sobre los nuevos estándares de capital para fines de 2010.
Los líderes del G-20 concuerdan en su mayoría en la necesidad de establecer requisitos más altos de capital. Pero Francia y Alemania sostienen que EE.UU. está presionando para que se aprueben políticas que exigirían que los bancos extranjeros recauden mucho más capital que los de EE.UU., lo que limitaría sus oportunidades de otorgar crédito y podría minar su crecimiento económico.
Eso en parte se debe a que grandes bancos de EE.UU. como Citigroup Inc., Bank of America Corp. y J.P. Morgan Chase & Co., ya estaban obligados a conservar más capital y tener menos apalancamiento que sus rivales internacionales antes de la crisis, así que a los bancos europeos les queda por delante un camino más largo para ponerse al día.
Los líderes europeos subrayan que una de las razones principales por las que parece que la salud de los bancos de EE.UU. es mejor se debe a que el país recapitalizó sus bancos.
"Todos los bancos del mundo tendrán que estar más capitalizados que antes de la crisis", dijo la ministra francesa de Economía y Finanzas, Christine Lagarde, en una entrevista la semana pasada. Sin embargo añadió: "Sería el colmo de la ironía si como resultado de una serie particular de normas se favoreciera a un grupo [de bancos] que tuvo que ser completamente reestructurado mediante fondos públicos en detrimento de otros".
Las diferencias ya han reanudado una rencilla que se remonta a hace más de 10 años sobre cuál es la mejor manera de supervisar a los grandes bancos del mundo, un tema que se convierte frecuentemente en motivo de negociaciones hostiles entre los reguladores financieros de EE.UU. y los bancos del resto del mundo.
En un intento por cerrar la brecha, la Junta para la Estabilidad Financiera, un comité internacional de reguladores creado por el G-20, ultima sus propias propuestas para fortalecer la base de capital de los bancos.
Una versión actualizada de la propuesta será presentada durante la cumbre, junto a las recomendaciones del grupo sobre cómo limitar los paquetes de remuneración variable y las bonificaciones en los bancos del mundo con el fin de evitar la toma de riesgos excesivos.
En esencia, el capital es el efectivo que los bancos reservan para protegerse de pérdidas imprevistas. Mientras mayores las reservas, más protegida está la institución de un posible colapso. Los bancos, sin embargo, no quieren dejar demasiado capital en sus arcas porque podrían utilizarlo para conceder préstamos y generar ganancias.
Determinar la cantidad de capital que los bancos deben provisionar es una cuestión que constantemente los ha enfrentado contra los reguladores, además de dividir a los países. Una de las mayores preocupaciones es que los bancos con menos capital pueden tener una ventaja competitiva.
"Es muy difícil", reconoce John Hawke Jr., un ex contralor de la moneda de EE.UU. que negoció hace seis años las normas internacionales de capital. "Cada país tiene su propia agenda".
El acuerdo internacional más reciente sobre capital, conocido como Basilea II por la ciudad suiza donde tuvieron lugar muchas de las negociaciones, necesita, según muchos, una actualización urgente que tome en cuenta los problemas que quedaron en evidencia durante esta crisis financiera.
Las normas de Basilea II evalúan el capital contra los activos ponderados en función de su riesgo, aunque EE.UU. también tiene un mínimo de capital por debajo del cual sus bancos no pueden caer.
Los reguladores de EE.UU. y Europa se han puesto de acuerdo para tomar en consideración la adopción de un mínimo de capital global. Precisamente ese nivel será el tema en el que se centrarán los debates del próximo año.
Los bancos europeos insisten que simplemente instituir la relación de apalancamiento del modelo estadounidense en Europa no es justo dadas las diferencias contables entre los dos continentes. Por ejemplo, los balances de algunos bancos parecen dos veces más grandes bajo las normas contables de Europa que bajo las de EE.UU.
"Es como decir que la temperatura es de 22 grados sin especificar si son centígrados o Fahrenheit", dijo Baudouin Prot, presidente ejecutivo de BNP Paribas, ante el Senado francés este mes.
Fuente: WSJ