Por Justin Lahart
Tras registrar su descenso más acusado desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, la economía de Estados Unidos parece estar bien posicionada para empezar a crecer de nuevo. Sin embargo, ya que es probable que los consumidores mantengan sus cinturones apretados por un tiempo más, la recuperación depende en gran parte de la actividad empresarial en los meses venideros.
Si dejan de recortar sus inventarios e inversiones, las compañías podrían sentar las primeras bases para una mejoría. Las empresas mostraron según el reporte del gobierno sobre el Producto Interno Bruto del segundo trimestre algunas señales de que su salud ha mejorado. Sin embargo, los ejecutivos aún mantienen la cautela.
El secretario del Departamento del Tesoro de EE.UU., Timothy Geithner, en una entrevista transmitida ayer por el canal de televisión ABC, dijo que hay señales de que la economía mejora, pero que para asegurar la prosperidad del futuro son necesarias una reforma del sistema de seguro social, una regulación más estricta de los mercados financieros y "decisiones difíciles" para reducir el déficit del país.
"Necesitamos asegurarnos de que estamos realizando las inversiones necesarias para construir una economía más productiva y cuyas ganancias sean distribuidas" de manera más equitativa", dijo Geithner.
Las inversiones en equipos y software se contrajeron a una tasa anual de 9% para el trimestre tras colapsar a una tasa de 36% durante los primeros tres meses del año, y 26% en el último trimestre de 2008. Las exportaciones se redujeron a una tasa de 7%, tras desplomarse 30% y 20% en los dos trimestres anteriores, respectivamente.
Además, es posible que los ejecutivos hayan ido hasta el límite para reducir sus inventarios, al recortarlos a un ritmo anual de US$141.000 millones en el segundo trimestre y US$114.000 millones en el primero. Al vender los bienes que tenían en sus inventarios, las compañías no necesitaron producir mucho más. Ahora que las reservas se acercan a sus mínimos, las firmas podrían volver a incrementar la producción.
La industria automotriz es un sector en el que la reducción de inventarios puede haber sentado la base para un repunte. Los niveles de producción reportados sugieren un incremento de en torno al 60% en la fabricación de autos en el tercer trimestre en comparación con el segundo. Esto es suficiente para impulsar el Producto Interno Bruto en dos puntos porcentuales, según cálculos de Goldman Sachs.
El presidente ejecutivo del minorista de autos Group 1 Automotive Inc., Earl Hesterberg, dijo el martes en una teleconferencia que sus inventarios de vehículos usados han caído a niveles por debajo de lo normal "mientras que hemos pasado apuros para adquirir suficientes autos en el mercado abierto a precios competitivos".
Dave Lerman, presidente ejecutivo de Steel Warehouse Co., dijo que los inventarios habían descendido a "niveles incluso demasiado bajos" para la industria siderúrgica. La firma de Lerman, que vende acero a manufactureras, ha reducido en 50% sus reservas de acero frente al año anterior, cuando el fin del auge de los commodities la sorprendió con excesivos inventarios. Últimamente, Lerman ha visto una mejoría en el negocio. Una señal es que las plantas acereras tardan más en entregar sus pedidos. Como consecuencia, ha contratado a 20 trabajadores tras despedir a más de 100 y ha empezado a hacer pedidos por encima de sus niveles de venta.
Si embargo, los ejecutivos se muestran sumamente cautos respecto al futuro. Muchos incluso dudan que se pueda hablar de un repunte robusto. Además, los datos optimistas en el sector corporativo contrastaron con el comportamiento de los consumidores en el segundo trimestre. A medida que la tasa de desempleo escaló a 9,5%, los hogares se apretaron aún más el cinturón. El consumo se contrajo a una tasa anual de 1,2% tras registrar una leve alza en los primeros tres meses del año.
"Ya no salgo a comer fuera igual que antes y tampoco viajo con la misma frecuencia", dice Donald Folks, de 52 años y propietario de un negocio de jardinería en el estado de Pensilvania. "Uno tiene miedo de gastar dinero. Esperamos a ver hasta que algo indique un cambio", añade.
La combinación de la prudencia de los consumidores con la de las empresas se traducirá en que la economía crecerá a un ritmo lento, señala Edward McKelvey, economista de Goldman Sachs. Por una parte, los consumidores serán reacios a abrir sus billeteras hasta que no vean que el mercado laboral se ha estabilizado y los salarios vuelven a subir. Por otra, las compañías tienden a actuar en función del consumo. "No vamos a ver una sólida recuperación", prevé McKelvey. "Es probable que se convierta en un proceso bastante lento".
Varias firmas revisaron al alza sus estimaciones en respuesta al declive en los inventarios, incluido Deutsche Bank, que ahora pronostica un crecimiento de 2%, una mejora frente a su previsión previa de 0%.
Fuente: WSJ